Van era una ciudad misteriosa, sus calles conservaban mucha historia y su gentío era un tanto diferente al de Estambul, tal vez porque estos estaban más influenciados por la cultura Kurda que por los Otomanos, a pesar de este cambio era una ciudad agradable, segura y con mucho que recorrer. La villa estaba establecida en una isla en el lago de Van, llamada Akdamar, así que para salir de allí se tenía que tomar un barco que no demoraba demasiado en cruzar al otro lado. Grande fue la sorpresa de Arabelle al mirar un imponente y lujoso barco establecido a unos cuantos kilómetros de la casa. Cinco minutos en auto bastaron para que se llegara al puerto privado y ambos pudieran subir al enorme yate color blanco con n***o que les aguardaba. No hubo mucho que recorrer allí, pues el viaje era cor