- ¿Aún consideras que soy necesaria? - ¿Por qué lo preguntas? El príncipe Rhiaim y la condesa Yehohanan estaban en el patio, como siempre, tomándose un descanso del trabajo. Ya se había vuelto costumbre encontrarse ahí hasta el punto de que ni siquiera acordaban un encuentro previo, sino que solo iban con la esperanza de verse nuevamente. La condesa tenía mucho en qué pensar. Le intrigaba la llamada de la princesa Abigail y, al mismo tiempo, le incomodaba lo que podría estar planeando Aurora. Las cosas le resultaban más sencillas antes de conocerla en persona, o eso creía. - Solo quiero saber si todavía me necesitas para lidiar con los antimonárquicos en esta colonia – insistió Yehohanan, mientras movía los brazos y hombros de forma incómoda – ya sabes, puede

