La reina Jucanda, tan pronto como tuvo tiempo de leer el informe de la reina Brida, se comunicó de inmediato con el príncipe Rhiaim para reprenderlo severamente. Desde la proyección holográfica del comunicador, se podía apreciar que su cara se encontraba roja de ira. - ¿Cómo te atreves a manchar el honor de la familia real del Este, mocoso insolente? ¡No te mandé para pelear contra la princesa perteneciente a la Alianza! - ¡Pero mamá, fue ella quien empezó! – le reclamó el príncipe, pero esto no convenció a Jucanda. - ¡No me importa quién haya iniciado! ¡Tu tarea no solo consiste en recuperar las tierras tomadas por los antimonárquicos, sino actuar como un reflejo de la dignidad del reino del Este! ¿Por qué me haces sufrir en pleno embarazo? ¿Es que no piensas

