La música resonaba fuerte en el lugar, las bailarinas exóticas se movían de manera erótica y s****l, el sabor del whisky le remojaba el paladar, prácticamente todas las miradas en el sitio recaían sobre su persona, aquello era algo normal, era Satán, el líder de Figlio Di Satana, y como siempre, los dueños del lugar se desvivían en atenciones para él, el mejor licor, las mujeres mas hermosas, la mejor comida que su cocina podría dar, todo para tenerlo satisfecho, por supuesto, aquella sensación era magnifica, tener tanto poder para hacer temblar a otros con su sola presencia, el sabor de su poderío era adictivo, y comenzaba a acostumbrarse a que todos le temieran, aquello, le encantaba. Mirando a Franco, noto como el hombre al que apreciaba como un hermano estaba quizás demasiado serio,