Capítulo 20

1277 Words
DAMIÁN Tres semanas y media atrás El estrés, las horas sin dormir bien, la preocupación y la presión estaban mezclándose todas llenando mi cuerpo de adrenalina. En estos días todos estuvimos locos. Después del secuestro de Nora impedimos que cualquiera que se mantuviera en la mansión saliera de ella, eso incluía a una Rubí muy asustada a la cual arrastré a la mansión sin mucho esfuerzo. No permitiría que ella saliera de esta mansión hasta saber que estaba a salvo. En estos días había bebido más café que visto mi cama, lo cual era mucho ya que era uno de los workaholics de aquí. Caesar me necesitaba para averiguar un posible paradero en donde podría estar Nora o Cronos. Al parecer el querido tirano tenía una especie de obsesión enfermiza por la que ahora sabíamos era la reencarnación de la titánide Themis. Cuando se lo pregunté a Hades, se demoró mucho en contestar, casi como si estuviera pensando si estaba bien que yo supiera ese tipo de cosas. He de admitir que eso me enojaba demasiado y era una de las razones por las que no entendía el por qué ese dios se encontraba en mi interior. Como sea, después de lo que creí una eternidad solo me contestó con un escueto “No lo sabía, solo lo sospechaba” ¿En qué se diferenciaba eso a omitir cosas? Se suponía que éramos compañeros, dos almas que debían trabajar juntas para un mismo propósito, pero al omitir ese tipo de información solo hacía que desconfiara de él, un dios que se encontraba en mi interior ¿Eso quería decir que no debía confiar en mí mismo? A pesar de mis propios problemas, me encerré a averiguar cualquier pista. Esperaba que Fernando, quien era famoso por su don de la persuasión consiguiera algo de las dos empleadas que participaron del secuestro y que fueron entregadas como una simple distracción para que nosotros nos entretengamos mientras alejaban a Nora. – Themis siempre ha sido inteligente. Tratará de hacer tiempo para que ustedes al encuentren. Le tienes mucha fe a esa diosa. – No le tengo fe. La conozco, no estoy seguro el por qué ahora no se le da tanta importancia, pero ella era muy importante. No reinó sobre todos nosotros porque no quiso, no porque no haya podido. ¿Más fuerte que Cronos? – …Posiblemente. Tal vez si ella hubiese sido nuestra reina las cosas serían diferentes. Así que, por favor, traten de encontrarla y rescátenla. La aprecias demasiado ¿no? – Le debo mucho, tal vez no pueda hacer mucho, pero de hacerlo lo haría sin dudarlo por su bienestar. ¿Más que con Perséfone? – …Es una historia complicada de la que prefiero no hablar ahora. ¿Cuándo podré saber la verdad? – …Pronto. Ya no pude preguntar más porque Caesar entró a la sala de juntas como un torbellino, esperanzado y asustado, sus facciones lo delataban y estaba seguro que esa noche tampoco dormiría por el trabajo que se avecinaba. ------------------------------------------------------------ Tres semanas atrás Tal como lo predije, en estos días no dormí mucho. La pista de Caesar me ayudó a planificar mucho los posibles paraderos de Nora. En un inicio nuestro tonto líder quiso hacer todo por su cuenta, estuve ahí esperando a que al fin decidiera a pedirme que lo hiciera. Inmobiliaria Paraíso, nunca había escuchado hablar de esa empresa, pero al investigar un poco más descubrí que era muy conocida como para tener apenas dos años en el mercado. Diez casas fueron alquiladas o visitadas para su uso, de esas diez nos quedamos con tres, filtrando cosas como tiempo de alquiler, número de personas, tipo de inmueble, cercanía con otras casas, entre otros. Y ahora finalmente nos dirigiríamos a la casa más sospechosa, como era una misión de encubierto debía vestir de n***o, algo que podía elegir fácilmente de mi armario. Dejé las casacas de cuero, necesitaba movimiento y facilidad para pelear si las cosas se ponían feas. – Es probable que se enfrenten a Cronos. ¿Nervioso por la reunión familiar? – …Sea lo que sea, no caigas en sus palabras. ¿Qué quieres decir con eso? – Cronos es…especialista en tocar los puntos débiles de todos. Es un gran guerrero, pero le gusta atacar la mente para debilitar tu cuerpo y usará todo lo que tenga en mano para dañarte de las dos formas. No te preocupes, estoy acostumbrado a recibir ese tipo de ataques infantiles. – Como sea, no te confíes. Un par de toques fuera de la habitación me desviaron de mi conversación con un Hades que últimamente se volvió más hablador. – ¿Sí? – ¿Damián? Soy yo ¿Puedo pasar? Mierda. Había evitado estar cerca de Rubí por una razón, últimamente su aroma a flores me perturbaba, mi interior ansiaba su toque, sus besos, sus caricias, pero mi mente peleaba con ese hecho. No podía involucrarme con alguien a quien debía proteger, más sabiendo que tambaleaba todas mis barreras de seguridad. Luego del secuestro de Nora, le impedí salir de la mansión, en un inicio estuvo asustada y obedeció, pero solo pasaron dos días y ya estaba arañando las paredes por querer vivir su vida. No me importó. Su seguridad era primero así que me aseguré que no saliera por nada del mundo, de más está decir que me aseguré también de mantenerme alejado de ella y lo estaba haciendo bien, hasta ahora. – ¿Damián? – Eh, sí, pasa. La puerta se abrió y ahí apareció la razón de mis dudas. Con sus pantalones de pijama amoldándose a sus piernas, con ese polo a tiras que solo estaba provocándome y esa melena roja como el fuego tentándome a quemarme con ella. Me sorprendió el nivel de deseo que sentía por ella, de más estaba decir que era casto, no había practicado ningún tipo de relación íntima, no me gustaba puesto que era un momento de debilidad donde podían matarte, pero ahora, todos esos milenios de castidad acumulados me debían haber causado algo que cada día que pasaba se me hacía más y más difícil estar lejos. – Raelus me contó que irán a buscar a Nora. Ella estará bien ¿verdad? – No te preocupes, la encontraremos y la traeremos aquí sana y salva. Mientras no estamos debes quedarte en tu habitación. En la mansión siempre se quedará uno o dos guerreros para tu protección, pero mantente en la habitación ¿De acuerdo? Rubí me miró por unos segundos, casi esperaba que ella refutara, que me contradijera, incluso que gritara, pero para mi sorpresa solo suspiró y asintió lentamente. Acercó sus pequeñas manos a mi pecho y juro que sentí su calidez atravesando la ropa, mi cuerpo también se acercó a ella, rodeando mis brazos alrededor de su cintura. Era casi como si estuviéramos en sintonía, como si nuestros cuerpos hablaran por nosotros. – Ten cuidado, por favor. – No te preocupes, todos somos guerreros experimentados y sabemos lo que hacemos. – Pero aun así... Rubí soltó un suspiro más y finalmente se alejó. Ese frío familiar volvió a llenarme y de repente me sentí vacío. Desde que conocí a esa mujer y cada vez que ella me tocaba parecía hacer que ese frío en mi interior se calentara, pero una vez ella se retiraba, el alma se me congelaba. “tal vez sea una cosa de almas divinas que no entiendo” Algo dentro de mí quería detenerla, hacer que volviera, pero soporté esos deseos. Tan solo miré como esa tentadora mujer se alejaba y cerraba la puerta. Sí, eso era mejor, no era conveniente que esté al lado de alguien como yo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD