Capítulo 5 parte 1

1174 Words
RUBÍ Estaba preocupada, después de salir de ese encierro y de no saber a dónde más ir. Llevé a un calmado Raelus y a una silenciosa Nora a mi pequeño departamento. – Nora, cariño ¿deseas ir a ducharte? Silencio, – Te prestaré ropa para que te pongas, creo que tengo un vestido que realzará tu pancita. Silencio. Miré a Raelus quien había regresado a la sala después de revisar todo mi departamento por seguridad. ¿Hace cuánto que no me sentía así de protegida? Estaba muy agradecida con las acciones de este hombre que apenas había conocido, pero le tenía mucha confianza. – Raelus ¿debería ducharla yo? No reacciona y me preocupa un poco. Raelus miró con evidente preocupación en sus facciones a Nora. Era como un hermano mayor queriendo proteger a su pequeña hermana, una suave sonrisa apareció en mis labios. Ese hombre alto y con grandes músculos, podía ser tierno también. – Por favor, ocúpate de ella por mí. Asentí repetidamente mientras levantaba con cuidado a Nora. ------------------------------------------------------------ Después de unas horas pude terminar de bañar y vestir a Nora, quien no hizo más que ser como una muñeca que se movía a pedido. Me preocupaba pues por lo que había visto, aquel titán tenía un lugar en el corazón de esta chica. También me duché, cambié y me encargué de conseguir una muda de ropa para Raelus quien después de un corte de cabello y una ducha se veía impresionante. Si antes con suciedad y las heridas era atractivo, ahora estando limpio se veía impresionante. Sin duda era increíble lo que un poco de agua y jabón podía hacer. – Rubí. Mis pensamientos sobre el atractivo cuerpo de Raelus de fueron cuando escuché su voz. Al verlo, aquel hombre se encontraba en la ventana, había hecho a un lado la cortina de forma sutil y veía a la calle. Su ceño fruncido daba a entender que algo andaba mal. Al no escuchar mi respuesta, puso la cortina en su lugar y miró hacia donde yo estaba. – No quise decir esto a penas llegamos, pero he notado a personas extrañas alrededor. Como guerrero fiel a los dioses es mi deber protegerte de cualquier peligro. El nudo en mi garganta se formó rápidamente, me conmovió al escuchar esas palabras, no lo conocía, sabía que era su deber, pero aun así me sentí conmovida por tener un soporte cerca. Así que abrí la boca y le conté todo, desde la muerte de mis padres, las dificultades que pasé con mi hermana menor y el préstamo hecho a mi casero hasta los acosos que recibía todos los días y el vandalismo hecho a mi floristería. Raelus me escuchó en silencio, no dijo nada, no se acercó, simplemente me miró y esperó a que yo terminara. Al final, soltó un suspiro asintiendo con la cabeza lentamente. – Rubí, ahora no estás sola. Estás bajo la protección de los dioses y sus guerreros. A partir de hoy no vas a sufrir más. Esas pocas palabras consolaron a mi pobre corazón, el peso que llevaba todos estos meses pareció elevarse de inmediato, me sentía aliviada, relajada después de tanto tiempo. Lágrimas no derramadas me impedían ver el rostro de Raelus, pero estaba segura, ese guerrero tenía una leve sonrisa. Sí, en ese momento lo decidí, no supe dónde, pero leí alguna vez que la familia también se podaba y desde ahora solo me preocuparía por los que se preocupaban por mí. – Gracias. – Por ahora todo está bien, pero debo preguntar ¿estar aquí es seguro? Por lo que me cuentas tu casero no es de fiar. – Tienes razón, no es de fiar, hasta ahora no ha pasado nada, pero no podemos confiarnos. He de confesar que últimamente he estado pensando en mudarme de aquí. – Buscar no será necesario, vivirás en nuestra base, junto a Nora y a todas las almas divinas que encontremos. Es nuestro deber priorizar su seguridad. Al parecer Raelus pudo leer mi mirada porque ladeó sus labios en una sonrisa tranquilizadora. – No estoy diciendo que te prohibiremos que tengas tu floristería, tendrás la libertad de ir a trabajar y hacer tu vida, pero siempre debes estar bajo la protección de uno de nosotros. Un pequeño movimiento hizo que nuestra conversación se detuviera. Giré mi rostro y Nora parecía haber vuelto en sí, primero mirándome a mi y luego a Raelus, luego se miró a sí misma. Me apresuré a sentarme a su lado. – Yo…me tomé el atrevimiento de limpiarte y ponerte algo de ropa. Parece que tenemos casi las mismas medidas, pero como estas embarazada solo pude conseguir esa prenda. – Muchas gracias, Rubí. Estaba avergonzada, no sabía si Nora agradecería que me tomara el atrevimiento de desvestirla y bañarla, pero al escuchar su agradecimiento me relajé y animé. Raelus quien se había sentado frente a nosotras esperó a que terminara nuestra interacción para poder hablar lo que supuse no tardaría mucho más. – ¿Cuánto tiempo estuve ida? – Aproximadamente unas cuatro horas. Ya va a amanecer, pero antes que nada deberíamos empezar a movernos, no se sabe cuándo vendrán así que lo ideal sería movernos a un lugar seguro. Raelus cruzó los brazos sobre su pecho, la voz tranquila y compasiva de ese hombre fue cambiada por su lado guerrero. – Rubí, necesito saber el lugar donde te interceptaron antes de llegar con Nora y conmigo. Quiero saber si te secuestraron cerca de aquí, de ser así debemos irnos de inmediato porque no dudo que revisarán sus alrededores para buscarnos. – No debemos preocuparnos, suelo tomar un bus para llegar a mi parque favorito para correr, pero estoy de acuerdo con que debemos irnos rápido, no tardarán en seguir mi pista. Debemos encontrar un buen escondite. – La respuesta es clara, debemos ir con mis hermanos. Ellos no permitirán que les hagan daño y podré protegerlas mejor. – No. Estaba sin habla, Nora no quería ir con los compañeros de Raelus y Raelus decía que estar con sus compañeros eran los seres más confiables ¿en quién debería confiar? ¿Raelus me había mentido? Guardé silencio y escuché a Nora y entonces entendí porqué ella era renuente a volver con los compañeros de Raelus. La pobre Nora pasó por muchas cosas, desde el enojo de su madre, el sufrimiento por la pérdida de las personas que, si la protegían, el odio de su media hermana, el trato en su casa, el momento cuando conoció a los compañeros de Raelus, y todo lo que pasó con su escape hasta ahora. Vi con nuevos ojos a Nora, era una guerrera desde pequeña. A pesar de haber crecido constantemente con el maltrato psicológico de su madre, se negó a seguir así cuando creció. Nora se había ganado mi respeto y mi cariño. – Vaya mierda. ¿me estás diciendo que tuviste que aguantar a esa estirada todo ese tiempo? Sí que soportaste mucho, querida. De haber sido yo, ya la estaría jalando de ese cabello con extensiones.
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