Capítulo 1

1581 Words
DAMIÁN No mereces estar con ellos. ¿Quién es? ¿En dónde estoy? Al final todos te van a abandonar. ¿De verdad esperas confiar en ellos? ¡No! ¡Déjame! Ellos no confían en ti y tú no confías en ellos. ¡Es mentira! No eres más que el sobrante de todo. Nadie te elegirá en primer lugar. Solo te tienen porque eres útil, no porque te quieran Tú no eres la prioridad de nadie. Eres alguien que ha sido abandonado. No Es por eso que tienes como dios a Hades ¿cierto? No es cierto. Así como a él a ti también te traicionaran. ¡No, no! Es mejor no confiar en nadie. ¡Basta! Mis ojos se abrieron de golpe, la luz que entraba por donde suponía que era alguna ventana chocó directo a mí y un jadeo doloroso salió de mí. Demasiado brillante para mi gusto. Cuando mi vista se acostumbró me di cuenta que estaba en una de las habitaciones de la mansión de Caesar ¿Qué cómo sabía eso? Fácil, Caesar tenía un gusto particular por las paredes blancas y las decoraciones tan brillantes que me irritaba. ¿Qué mierda? me dolía todo mi cuerpo, era como si me hubieran dado la paliza de mi vida. Ah, espera. Sí me la dieron, ese maldito de Cronos nos pateó el trasero a Adrián y a mí, qué vergonzoso ¿Caesar y Raelus se habrían encargado de ese bastardo? Esperaba que sí porque no quería tener que enfrentarme a él de nuevo…espera, si esperaba encontrarme con él y devolverle todos los golpes que me dio. Para eso tendría que entrenar más, pero seguramente tendría papeleo pendiente, también tenía que ver si Caesar pudo rescatar a Nora o de lo contrario tendría que crear algún plan para ubicarla, también estaba el tema de las contrataciones... Ah, de pronto ya no tenía tantas ganas de salir de esta cama. ¿en qué momento todo se volvió tan aburrido? Un día para el otro las ganas de colaborar con mis hermanos fueron disminuyendo ¿por qué tenía que estar encargándome de todo? Tú no eres prioridad de nadie. Eres alguien que ha sido abandonado. Esas palabras vinieron a mi mente y mi incomodidad aumentó. No quería creer, pero…en cuanto desperté no hubo nadie. ¿Me habrían dado un lugar para descansar solo porque era necesario? Negué con la cabeza, no, ellos no eran así. Pase mucho tiempo con estos hombres, todos eran leales. Incluso cuando muchos dimos por perdido a Raelus, Caesar no dudó en seguir con la búsqueda. Yo soy necesario. Soy necesario. De pronto las puertas de la habitación se abrieron de golpe sobresaltándome y haciendo que mis heridas me dolieran más. – Pero fueguito, te dije que te ayudaría. También pasaba por aquí para ver a mi amigo. – No necesito tu ayuda, gigoló. Ahora si me disculpas debes irte. Damián necesita descanso y tu ruido sol- Parpadeé varias veces al ver a la humana con cabello de fuego y a Adrián en esta habitación. Rubí, quien traía en sus brazos un juego de sábanas limpias, las soltó y se acercó corriendo hacia mi cama entre lágrimas. ¿por qué lloraba? – Estás despierto…está despierto. Adrián, llama a la doctora ¡ya! Las manos suaves de Rubí me tomaron el rostro. Me sorprendió lo cálida que era pues desde que tengo como dios a Hades todo en mi ha sido frío. Ese calor se extendió por mi rostro y fluyó por todo mi cuerpo dándome por fin esa calma que tanto estaba buscando. ¿cómo una simple caricia podía darme tanta calma? Desde que conocí a esa mujer mi mundo cambió, por primera vez en años me interesó algo, por primera vez en años alguien llamó mi atención. Esa melena de fuego que llamaba a tocarla, pude notar que había crecido un poco, cuando la conocí tenía el cabello a la altura de sus hombros, ahora estaba un poco más abajo. ¿cómo me había dado cuenta? Ni yo mismo sabía, por mi trabajo era obligatorio que me fijara en los detalles, tenía que interesarme a fuerza por algo, pero con esa mujer…con esa mujer era diferente. No tenía que hacer nada y yo ya estaba interesado en todos los detalles. No me daba nada a cambio, pero ya sabía cuánto había crecido su cabello, sabía con qué cosas se alegraba y con qué se enojaba. Cerré los ojos disfrutando del breve toque, pero como todo lo bueno esa calidez se fue apenas ella se alejó y me volvió a dejar con el frío en mi interior. – Ya despertaste, Damián. Abrí mis ojos al reconocer esa voz, mi líder se encontraba en la habitación con Nora a su lado. Sus rostros se veían preocupados. Nora parpadeó para no llorar ¿por qué llorar por alguien como yo? – Gracias al cielo estás bien, no sabes lo preocupados que estábamos todos. Pasaron semanas para que al fin despertaras. – Se… ¿semanas? Mi voz sonaba rota, necesitaba beber algo. Mi pelirroja parece haberse dado cuenta porque con cuidado me ayudó a sentarme en la cama y me alcanzó un vaso con agua. – Con cuidado, tu garganta debe estar seca. Hice caso y aunque deseaba tanto beber todo el vaso rápidamente tuve paciencia. Una vez bebí todo, tuve más confianza para hablar y dirigirme a mi líder. – ¿cuánto tiempo ha pasado? – Tres semanas. – ¿Cronos? – …Logré derrotarlo, pero por alguna razón lo vimos en un video vivo, aunque lo dejé cojeando. – Bueno, al menos lo dejaste con lo que él considera una imperfección. No soportará verse. Eso es bueno. Ahora debemos ver el curso que tomaremos. – Damián, recién has despertado. Céntrate en descansar y recuperarte. Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras. Solté un suspiro mientras asentía, aunque fuera una tortura no hacer nada, sabía que tenía razón. Tenía que estar en condiciones si quería aportar y no estorbar. Nora se acercó y se sentó al borde de mi cama. De inmediato me tensé cuando puso su mano sobre la mía. – Gracias, Damián. – ¿Qué? – Muchas gracias por salvarme. – Yo no te salvé. – Ayudaste a Caesar así que es lo mismo. – Es mi deber. Soy un guerrero y debo cuidar las almas divinas. – Damián. No tenías que hacerlo, pero lo hiciste. Tal vez no lo muestres, pero sé en el fondo tienes un buen corazón. Muchas gracias de verdad. Te sacrificaste por mi libertad, por alguien a quien no deberías por qué hacerlo. ¿qué hacer ante esto? ¿por qué parecía tan amable y agradecida? ¿por qué ella decía cosas que yo no entendía? ¿tenía alguna planeado? Porque ella lo dice de corazón. Themis siempre ha sido así, no le veas segundas intenciones. – ¿Ahora sí me hablas? Desde que me convertí en tu contenedor no has hablado más que para dar recados. ¿ya tienes opiniones propias? …Si no se tiene que decir mucho, mejor no hablar ¿no crees? – ¿Eso les dijiste a tus hermanos cuando te engañaron para ser el rey del inframundo? … Solté un suspiro mental, de verdad él y yo nunca llegaríamos a llevarnos bien. Me fijé en Nora y tan solo asentí con la cabeza. Nora se puso de pie y fue hacia Caesar quien la abrazó por la cintura. – Bien, entonces. La doctora vendrá pronto a revisarte, no te interrumpimos más. Y Damián…tienes mi agradecimiento por ayudarme en el momento que más lo necesitaba. Cuando quieras, estaré dispuesto para estar a tu lado cuando lo necesites, hermano. Adrián se adelantó y acarició mi cabeza con cuidado como solía hacer siempre para molestarme. – Recupérate pronto, hermano. Tu lugar te está esperando y yo te necesito para evitar meterme en problemas. Caesar se fue junto con Nora y Adrián. Por primera vez en mucho tiempo una especie de calor llenó mi pecho. Las palabras de Caesar me llegaron y el comentario de Adrián, aunque fuera broma, intentó calmarme. Era necesario, yo era necesario y querido por mi equipo. Sí, esas palabras en mi sueño no eran verdad. Ellos me necesitaban y me querían, nunca me traicionarían. Una mano cálida envolvió la mía, era Rubí quien la tomaba y me miraba con cariño. ¿a mí? ¿por qué me miraba así? – ¿Necesitas algo? ¿Tienes hambre? Ahora que lo pensaba ¿cómo me había alimentado todos estos días que estuve fuera? Mi cabeza giró y caí en cuenta. Mi mano libre tenía puesta una especia de vía. Me alimentaron con suero. Con razón me sentía más débil de lo normal. Necesitaba comida sólida. – Quisiera algo de comer. – Bien, quédate aquí, te traeré algo pronto. Nuevamente esa calidez se fue junto con su dueña. Cuando al fin estuve solo en esa habitación, las preguntas llenaron mi cabeza. ¿por qué la pelirroja se comportaba así? si todo el tiempo que estuvo conmigo discutía y peleaba. ¿por qué era tan servicial? Si al inicio de nuestra relación en la que yo era su cuidador me mandaba miradas mordaces y llenas de odio. De pronto la primera vez que nos vimos vino a mi mente. Ella se veía tan asustada, pero fingía valentía. Ella era un verdadero fuego y llamó al instante mi atención. Quién iba a decir que se convertiría en un problema apenas la vi.
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