3

210 Words
Respondí rápidamente: "Hola amor, no pasa nada. Sí, ven en cuanto puedas". Me levanté de un salto al darme cuenta de que me había quedado dormida y eran las 9:30 de la mañana. Tenía que estar despierta y lista. Me puse mis botas, unos jeans de color claro y una blusa que hacía juego con las botas marrones que tenía puestas. Maquillé un poco mi rostro y arreglé mis rizos, que caían hasta mis hombros, con algunos destellos dorados. Aunque tenía ojos marrones claros, hubiera preferido tener los ojos azules de mi madre, los mismos que mi hermano había heredado. Suspiré. Era como era: delgada, con algunas curvas. Medía un metro sesenta exactamente, y lo que más me gustaba de mí era mi sonrisa. Mis dientes habían sido una inversión desde que empecé a trabajar, pero siempre había sido muy acomplejada. Finalmente, después de cuatro años, pude quitarme los aparatos y me sentí muy feliz por ello. Ahora vivía exclusivamente como escritora, aunque era un trabajo complicado. Al menos había heredado este pequeño departamento de mi abuelo, así que no tenía que preocuparme por pagar alquiler. Sin embargo, debía encargarme de los gastos de luz, comida y todo lo demás, lo que a veces suponía un reto para mis finanzas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD