Capítulo 4

3313 Words
Había tenido una tranquila noche de sueño, aunque al despertar, la muerte de Marion volvía a atormentarme. No lograba concentrarme en clase y seguía mirando la fecha en el calendario de mi celular, como si de algún modo pudiera devolverme en el tiempo y evitar todo esto. Durante el receso, Emma y Sara trataron de hablar conmigo, pero me encontraba en modo monosilábico, con la imagen de una chica muerta en mi mente. —Así que, ¿qué piensas? Sé que te gusta Peter… —, levanté la mirada de la mesa y dejé de sorber el jugo empaquetado con pitillo. —¿Peter? —pregunté y ella rodó los ojos un tanto exasperada. Emma se rió y trató de calmar a Sara. —¿En serio? —Sara lucía indignada —. ¿No has escuchado nada de lo que he dicho? —, me encogí de hombros como respuesta —. Bien, empezaré de nuevo, pero no lo repetiré… ¡Será mejor que prestes atención! —me advirtió, señalándome con su dedo índice —. ¿Quieres ir a una cita doble, con Peter, Ben y yo? —, me miró fijamente. —¡¿Peter?! —pregunté de nuevo, pero con tono de incredulidad —. ¿Hablas en serio? —le pregunté y ella asintió. —¿Y qué hay de mi? ¿Acaso Ben no tiene otro amigo, que también sea super sexy y quiera salir conmigo? —preguntó Emma desilusionada. —Lo siento, pero buscaré a alguien —prometió Sara, tratando de consolar a la chica de ojos saltones. —Entonces, ¿Peter quiere salir conmigo? —, no podía salir de mi sorpresa. —Sí, sí… esta tarde, si está bien contigo —, me miró de reojo, esperando por mi respuesta. —Definitivamente iré con ustedes —, puse gran acentuación en la primera palabra con una gran sonrisa. Esperaba que esto fuera una señal de que las cosas podían mejorar y toda la locura de mi vida caería en el olvido. Por lo tanto, mi humor mejoró. Sin embargo, no pude centrarme en las clases porque no dejaba de pensar en la grandiosa cita que tendría con el chico perfecto que siempre se sentaba al frente de la clase. Como si supiera que pensaba en él, Peter se giró y por primera vez su mirada se encontró con la mía y me sonrió. ¿Alguna vez han sentido como si su estómago se revolviera y su corazón fuera a toda velocidad? Creo que lo llaman mariposas en el estomago, no lo sé, pero eso fue lo que sentí. Al salir de clases, vi a Hiro acercarse, me saludo con su mano y yo hice lo mismo. Me detuve para esperarlo con curiosidad de lo que podría decirme, mientras recordaba lo ocurrido en la biblioteca. Cuando estuvo a cinco pasos, Sara salió de la nada con Ben y Peter, los tres me rodearon y los pies del chico japonés se detuvieron de repente. —Hola, Penny —, me volví a Peter sorprendida y encantada por la forma en que había dicho mi nombre —. Me alegra que hayas aceptado salir conmigo —me susurró, alejándose un poco de la pareja a nuestro lado. —A mi también —dije con una sonrisa tonta. —Hora de irnos, tenemos que arreglarnos —Sara tomó mi mano, mientras hablaba con coquetería, mirando a Ben directamente a los ojos y luego, arrastrándome con ella fuera del edificio para encontrarnos con Emma. Fue entonces cuando recordé a Hiro y lo busqué con la mirada, un poco avergonzada por haberlo olvidado. Lo vi caminando al otro extremo, alejándose con su bicicleta. Por alguna razón, su postura lucía tensa e iba cabizbajo, y sentí mi corazón hundirse como si fuera la culpable. ¿Lo era? Me despedí de las chicas en el mismo lugar de siempre y corrí por lo que quedaba de mi camino a casa. Hice la tarea de matemáticas, porque debía entregarla al siguiente día y anoté en mi gran calendario de pared, que tenía un examen de historia la otra semana. Cuando hube terminado revise mi armario y saque casi toda mi ropa, dejando sobre la cama mis mejores opciones. Me cepillé el cabello y rehíce mi maquillaje más de una vez, mientras me probaba la ropa que tenía entre mis opciones. Eran las cinco cuando me encontré totalmente lista, mirándome frente al espejo, con las puntas de mi cabello n***o terminados en rizos, mis labios más rojos que nunca y mis ojos color avellana, luciendo un poco más verdes de lo que recordaba, eso pasaba cuando usaba ropa de ese color y la culpable esta vez, era mi blusa color esmeralda. Mi único problema, es que según un mensaje que me había enviado Sara, Peter me recogería hasta dentro de una hora y no tenía nada más que hacer. Baje a la sala, encendí la televisión y llame a mi madre para informarle que dormiría en casa de Sara, también le envié un mensaje de texto a Joe para que no se preocupara cuando volviera a casa. El sofá era más cómodo de lo que recordaba y la programación de los canales de mi televisión se habían confabulado para no presentar algo de mi gusto. Mire el reloj más de una vez y note que no había recibido respuesta de Joe, probablemente estaba trabajando en el caso de Marion. No quería pensar en ello, así que fui directo al canal de música, rezando para que no estuvieran dando uno de esos reality show que no eran más que basura para mi, sin ofender. Milagrosamente tuve suerte, cerré mis ojos y me perdí en la música del vídeo musical de una chica que desconocía. El extraño sonido de un bip-bip me hizo abrir los ojos, sintiendo el olor de cloro y desinfectante infiltrarse por mi nariz, mire a mi alrededor, negándome a aceptar lo que estaba sucediendo. Perfecto, estaba de vuelta al 2018 y justo cuando estaba por tener mi primera cita con Peter. Gemí en sufrimiento y como consecuencia tuve un horrible dolor de cabeza, me llevé la mano a mi cabeza, recordando que tenía una venda allí. —Creí que nunca despertarías —, vi a Hiro en el marco de la puerta de mi habitación, por primera vez note que era individual, ¿acaso ese tipo de habitación no costaba demasiado? —¿Cuanto he dormido? —pregunté, tratando de incorporarme a mi entorno. —Han pasado muchas horas —informó. La doctora me visitó a la media hora y reviso mi estado, entonces me dieron de comer y las horas pasaron. Cuando llegó la noche que fue casi al instante, no pude dormir y aunque quise preguntarle a Hiro sobre muchas cosas, se la pasó al teléfono todo el tiempo que estuvo conmigo. No entendía porque seguía allí y solamente hasta ese momento me lo preguntaba. En la sala de interrogación me habló como si no nos hubiéramos visto en años, así que era poco probable que fuéramos amigos cercanos. Mi mente fue de un lado a otro buscando razones para darle sentido a la situación. En algún momento cerré mis ojos para darle descanso a mi mente, pero cuando los abrí de nuevo me encontré en el mismo lugar y eso no me dio mucha tranquilidad. Y de repente era primero de julio del 2018, lo sé porque me fije en el móvil de Hiro cuando le pregunté por la fecha, intentaba no sentirme tan fuera de lugar. La mañana había llegado, la doctora vino de nuevo y nos dijo que era momento de ir a casa, pero en ese momento no sabía dónde quedaba ese lugar. Me asuste por todo el asunto, ¿a donde se supone que iría? Mire a Hiro y recordé que en realidad sí tenía un lugar a donde ir. —Espero no te incomode ir a mi casa, intenté llamar a Benjamin, pero no contesta su teléfono, creo que esta fuera del país —me encogí de hombros, un tanto confundida por la mención de Ben. —Está bien —le dije. —Bien, pero hay otra cosa… —, lo vi rascarse la parte trasera de su cabeza, en señal de que estaba nervioso, así que lo mire con mis ojos entrecerrados, esperando por una explicación —. La historia se filtró, todos saben que apareciste y hay reporteros rodeando el lugar —, jadee aterrorizada. Apenas y podía hacer frente a la situación, ¿cómo se supone que debía actuar frente a reporteros? —Lo siento, hice todo lo que pude, llamé a todo tipo de personas para alejarlos; pero, de todos modos obtuvieron el nombre del hospital —, recordé como el día anterior estuvo haciendo y recibiendo llamadas, ahora todo tenía sentido. —¿Qué vamos a hacer? —pregunté asustada. —No te preocupes, estoy arreglando todo esto… Saldremos por la parte trasera y nadie nos notará, lo prometo —, tomó mis manos con fuerza y me miró con fijeza. Sus movimientos me habían sorprendido, probablemente estaba completamente sonrojada, pero él estaba demasiado concentrado en asegurarse que todo saliera bien, que ni siquiera lo noto. Gracias a Dios por eso. Pasaron horas, antes de que pudiera ver el sol de nuevo. Y como había dicho Hiro, salimos por la parte trasera del hospital sin recibir mucha atención. Su apartamento se encontraba en un cuarto piso, no estaba segura de que parte de la ciudad, pero por lo que había visto en el camino, parecíamos estar en un lindo vecindario, lleno de edificios y algunos supermercados. Nada de lujos. El lugar tenía una angosta entrada, a un lado estaba la cocina y al otro la pared que nos separaba del otro apartamento. Al seguir derecho, encontrabas la sala, con una gran ventana que daba vistas a un parque lleno de árboles. Y hacia el costado izquierdo, después de la cocina, estaban dos habitaciones no muy grandes, divididas por el baño. El cuarto de huéspedes era el más cercano a la cocina.  Apenas llegué me dirigí al que sería mi cuarto y probé la cama, Hiro me siguió de cerca y señaló que ya había puesto sábanas y mantas limpias para mi. Me sentí agradecida en ese momento, al saber que por lo menos no estaba completamente sola.  —Traje un poco de tu ropa y la puse en el armario —me informó, mostrándome el sitio exacto en la habitación, justo frente a la que estaba destinada a ser mi cama por esa noche. —¿Dónde está mi casa, Hiro? —, por primera vez pensaba en ello y me preguntaba cómo era o qué tan grande era. —Está un poco lejos de aquí… Te llevaré cuando estés lista, aún se considera una escena del crimen y lo será por lo menos hasta que encuentren… —, se detuvo, como si hubiera estado a punto de decir algo equivocado —. Deberías descansar, ha sido un largo día —dijo, cambiando totalmente el tema. —No tengo sueño, siento que ya he dormido suficiente y ahora necesitamos hablar —dije de vuelta, manteniendo una posición firme —. Por cierto, ¿dónde está tu familia? ¿Por qué no vives con ellos? ¿Acaso… ? —, él negó y buscó donde sentarse, di una palmada sobre la cama, justo a mi lado. Pero él fue directo a la sala de estar y trajo una silla. —Viven cerca, en el barrio vecino. Hay más casas allí, algo pequeñas; pero, eso es lo que deseaban. Y bueno, nos han enseñado desde pequeños a mi hermano y a mi sobre como ser independientes, así que tal vez por eso vivo solo —.  Me miró fijamente, esperando por otra pregunta, mientras me sentía tonta por haber preguntado, por supuesto que no vivía con sus padres, ya es un adulto. —¿Y como es que siguen vivos? —pregunté rápidamente y luego cubrí la boca con mis manos, un tanto avergonzada —. Perdón, no estoy tratando de decir que ellos… Oh, Dios, soy una tonta —intenté disculparme y él sonrió, burlándose de mí. Me quedé atónita, sin apartar la mirada de su rostro, era la primera vez que lo veía sonreír así y causaba algo dentro de mi que no lograba comprender. —Está bien. Nosotros nos marchamos meses antes, dos o tres meses antes de que todo empeorara. Mis padres estaban asustados, la mayoría de los chicos muertos eran de nuestra clase —se quedó pensativo por un momento —. ¿Quieres algo de comer? —preguntó de repente mientras miraba su reloj. —¿Tienes el mismo? —dije y él me miró sorprendido. —No, pero es el mismo diseño —explicó —. ¿Cómo es que lo recuerdas? —me encogí de hombros.  —¿Qué hay para cenar? —le pregunté, dejando atrás el asunto. —Mmm, tenemos tres opciones, las más cercanas —dijo, mostrándome tres dedos —. Tailandesa, china o española —me le quedé mirando y reí al saber que se refería a restaurantes. —Española, definitivamente —aseguré. Media hora después nos sentamos a comer en el gran mesón de su cocina, donde comimos en silencio por unos minutos, hasta que no pude mantener mi boca cerrada. Lo miré, dubitativa sobre si deseaba saber la respuesta a aquella pregunta, pero necesitaba confirmar mis sospechas. Me senté un poco más derecha y me volví a él, quien se detuvo al sentir mi mirada. —¿Dónde está mi madre, Hiro? Necesito la verdad, no me evadas —, me mantuve tranquila. —Penny, lo siento tanto —un nudo se formó en mi pecho —. Todos nuestros compañeros de clases y muchos de sus familiares murieron, incluyendo a tu madre —, me miró apenado. —Todos… Incluso… —él asintió, sin dejar que terminara, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas urgidas a salir. La abuela y Joe también estaban muertos. —Pero, ¿quién…? —Aún no lo descubrimos —me dijo. —Tiene que ser alguien que conozcamos, alguien en común y si dices que yo lo sabía… —mi mente no dejaba de dar vueltas al asunto —. Quiero, necesito saber más, Hiro… Por favor.  Renuente, Hiro se levantó y fue en busca de la carpeta que había visto antes, y la puso frente a mi. La toqué con temor de lo que encontraría en ella. Dicen que el saber es poder, pero no habían dicho lo peligroso que es saber algo que otros no. Abrí la carpeta y pase a la página después de Marion, no quería ver su foto de nuevo. Y finalmente descubrí la siguiente víctima. Nuestro profesor de inglés. El teléfono de Hiro sonó varias veces, mientras él miraba mis reacciones con atención. Cuando lo miré de vuelta, evitó mis ojos y contestó la llamada, escondiéndose en su cuarto, y dejándome sola en la sala de estar que daba con el mesón de la cocina. Al regresar me informó que tendría que ir al trabajo y yo me quedaría allí sin él. Quiero que te quedes aquí y descanses —me dijo. —Los reporteros están atentos a cualquier información sobre ti, así que no quiero que salgas hoy. Si te reconocen y ponen la información en la web, sería muy peligroso —asentí, de acuerdo con lo que decía. Sabía que no deseaba marcharse; pero, seguramente algo importante había sucedido en el trabajo. ¿Podría ser sobre mi caso? ¿Me lo contaría? No lo sabía. Volví a concentrarme en las páginas frente a mi donde leí nombres, todos familiares y cada uno me causó todo tipo de emociones funestas. Me dolió leer sobre la tercera víctima, tanto que tuve que tomarme un descanso, razón por la cual intenté ver televisión, pero en casi todas las cadenas de televisión nacional hablaban de mi. —Después de cuatro meses desaparecida, Penélope Damasco fue encontrada en el parque central del ángel César; pero, aunque la última víctima del asesino serial primavera fue encontrada, no se ha podido obtener información clara del crimen, ni la localización del asesino aún.  Mostraban fotos mías y del pueblo, luego hablaron de algunas víctimas y cómo después de tantos años, el culpable aún no había sido capturado. Apague la televisión y miré la carpeta de nuevo, mirando la foto de mi abuela y la de una chica de mi clase con la cual nunca había hablado, a lo que se añadía el profesor y un chico del cual el informe decía que no se comprendía cuál era su relación con el caso, puesto que ni siquiera era parte de nuestra clase, sino que en cambio, era del pueblo vecino y no poseía ninguna relación con las víctimas. Ciertamente, solamente conocía a tres de ellos, el chico era un completo extraño para mi, pero leí atentamente su nombre y tome una decisión. No podía permanecer indiferente ante el asunto y aquellas cuatro personas podían ser salvadas. Por supuesto, no era una heroína o algo parecido, no tenía superpoderes y no entendía lo que me estaba sucediendo, pero era seguro que se relacionaba con lo que acontecía. El teléfono sonó y corrí a responder, después de pensarlo por unos segundos, puesto que Hiro no dijo nada al respecto, pero cabía la posibilidad de que fuera él. Y estaba en lo cierto, escuche su voz al otro lado. —Puede que llegue muy tarde, lo mejor será que asegures todas las puertas y vayas a descansar. Hay dos policías cuidándote, así que estarás segura —se escuchaba preocupado. —Hiro, crees que intente volver por mi, quien sea quien me… crees… —dejé las palabras en el aire. —No lo sé, pero si lo hace, lo tendrá muy difícil porque tendrá que hacerme frente —dijo con voz grave. —Es gracioso, ayer… digo, hace ocho años no había pensado en ti como un chico duro, ¿recuerdas el día que fuimos a la biblioteca? —le pregunté. —Dime, si no te hubiera hablado aquel día, ¿te hubieras acercado a mí en algún momento? —Probablemente no, te veía como una persona intimidante… no de forma mala, claro… Pero eso ya no importa, igual me ignoraste por completo al siguiente día —me dijo. —Pudiste haberte acercado —dije con suavidad. —No, no era una buena idea, después de todo ya había perdido mi oportunidad —estuve a punto de preguntarle a qué se refería, pero voces nos interrumpieron y lo siguiente que supe es que Hiro se despedía de mí —. Intentaré no llegar tan tarde, nos vemos mañana.  Al colgar, decidí guardar la carpeta con toda la información en mi habitación, me pareció demasiado importante como para dejarlo a la vista, era algo que Joe me había enseñado y se había vuelto una costumbre. Nunca se sabe lo que puede pasar. La deje en lo más profundo de mi nuevo  armario, debajo de mucha ropa y cajas que probablemente no eran mías. Luego, me prepare para dormir; pero, aunque sabía que había policías afuera del apartamento, no me sentía segura. Mis ojos se cerraron en algún momento entre la insistente incertidumbre y luego un ruido en la sala me despertó. Me levanté al creer que podría ser Hiro; sin embargo, en mi pecho se instaló un vacío que me advertía que algo no estaba bien. Fui a la sala, las luces estaban apagadas y de repente, una mano salió detrás de mí sin darme tiempo para pelear, algo cubrió mi boca y mis sentidos se desvanecieron.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD