El sol nos daba con todo su esplendor en nuestros rostros, teníamos que seguir nuestro camino —tío ¿Cuánto más falta?— pregunte mientras bajábamos una montaña
—Espero lleguemos pronto, mi cuerpo comienza a picarme por tanta suciedad — Atina comenzó a rascarse la cabeza.
—Llegamos.— detuvo su paso y señaló una carretera
—yo no veo ni una cabaña ni ningún pueblo —Atina tapo el sol que le daba sus ojos
—Esta carretera nos llevara a el — Llegamos a la carretera y comenzamos a caminar pasaban autos pero ninguno se apiadaba de nosotros.
Caminamos más de una hora cuando un camión se detuvo.
—Muchachos ¿A dónde van? — Era un viejo gordo con demasiado cabello y el olor de el no se comparaba con el de nosotros, su olor era nauseabundo.
—Madrisca —respondió mi tío
—les falta mucho de camino, aquí no tengo espacio pero en la parte trasera pueden subir.
—¿con los cerdos? — Atina hizo una cara de asco y negó con la cabeza
—Madrisca esta a siete horas, no llegarán hoy caminando.
—¡siete horas! — gritamos ambas — ¿es verdad tío? — el asintió y nos obligo a subir, conmigo no hubo problema pero Atina estaba asta llorando por no querer subir.
Se quejo en todo el camino, no nos habíamos bañado en sabe cuantos días y viajábamos con cerdos que para mi gusto era genial.
—son las cositas más hermosas — yo iba feliz acariciando a los cerdos — cochita bonita — los acariciaba mientras que Atina se ocultaba detrás de mi tío.
—Llegamos — dijo mi tío cuando unas casas comenzaron aparecer en nuestra vista.
—creí que quedaba a siete horas — dije levantándome ya que me encontraba sentada para acariciar a los cerdos.
El auto se detuvo en una casa que parecía estaba a punto de derrumbarse.
—Gabriel ¿Cuántos años han pasado? —una mujer salió de la casa y corrió a los brazos de mi tío.
—bienvenidas a Valle de Luz— dijo el hombre gordo
—Teddy — mi tío saludo al hombre gordo y asta lo abrazo.
Atina no podía disimular el asco que todo le provocaba su cara hablaba por ella.
—Teddy, Gladis ella es Lea mi sobrina y ella es la princesa Atina de la manada del Sur.
Teddy y Gladis se miraron y dieron un paso atrás sus caras reflejaron miedo —¿es la niña lobo? — pregunto Gladis.
—así es
—¿estas en problemas?
—quisiera decir que no, pero la verdad es que sí.
—¿Por qué te diriges a Madrisca?
—en realidad voy a la cabaña ahí estaremos a salvo
—¿en que lío te has metido GA? — la mujer lo tomó de las manos y mostró preocupación
Mientras Gladis nos daba de comer y nos daba un buen baño mi tío y Teddy platicaban, Atina no podía escuchar ya que ellos se habían alejado lo suficiente.
—¿quieres saber lo que pasa? — Atina tenia mucha curiosidad yo sabia que tarde o temprano lo sabríamos.
—¿tu no eres humana? —mire el collar que tenia Gladis y le mostré mi pulsera.
—¿Altagracia es tu madre? — en sus ojos logre ver un brillo pero no sabía cómo identificar.
—¿Por qué tienes ese collar?
—tu madre me lo dio— no creía que mi madre le hubiera dado el collar que mi padre le había regalado
—Ella jamás te lo hubiera dado — apuñe mis manos y todo comenzó a temblar — tu lo robaste, ¿Qué le has hecho a mi madre?
—Calma, puedes hacerte daño, si no controlas tu magia
—¿Qué le has hecho a mi madre? — grite más fuerte y las ventanas se hicieron pedazos
—¿Qué esta pasando aquí? — mi tío y el hombre entraron corriendo
—cree que me robo el collar —Gladis se puso de pie y camino asta donde estaba mi tío
—tranquila Lea, Altagracia se lo dio para controlar el poder que posee Gladis y para que ella pueda estar oculta.
Al escuchar eso me calme y comencé a llorar —mi madre lo tenía cuando salí de la casa.
—Este es una copia de ese collar.
—Gabriel, lo siento pero todos estos años mi esposa y yo hemos vividos tranquilos y queremos seguir así.
—Los entiendo y jamás pensé en encontrarlos y no quiero embarrar los de toda esta mierda.
Mi tío tomo un baño y se cambio de ropa Atina y yo nos quedamos afuera jugando en un columpio.
Teddy y Gladis se mantuvieron distantes de nosotras no sabíamos si les causábamos miedo o solo era el no querer estar en problemas.
—nos vamos, solo quiero agradecerles y disculpen por el mal momento.
—No hay problema, esperamos que todo te salga bien.
No había nada más que decir tomamos nuestras cosas y seguimos nuestro camino, entramos a un bosque que estaba a las afuera del pueblo.
—por lo menos ya me siento limpia — Dijo Atina cuando su estómago gruñó de hambre la tarde había llegado y en el bosque el sol se estaba ocultando
—¿Cuánto más tío?
—tres pasos más — apunto a una cabaña que estaba en ruinas Atina y yo nos miramos decepcionadas.
—Gabriel esas solo son ruinas
—este es el único lugar seguro comenzaremos de cero. — la mitad de la cabaña está en el suelo pero había una parte donde estaba un cuarto que por lo menos nos cubriría del frío de la noche.
Mi tío comenzó a limpiar sacando la hierba que había crecido habían árboles caídos y con su fuerza de lobo los movió, el cuarto estaba vacío no tenía ni ventada, así que estaríamos a oscuras.
—no hay ni comida
—y ya no nos queda nada
Nos quejamos con Atina las dos teníamos mucha hambre.
—iré al pueblo por algunas cosas, se quedarán en el cuarto asta que yo llegue.
—esta muy oscuro — se quejo Atina
—si escuchan que alguien viene solo escondan se
No escucho nuestras quejas y se fue —tengo demasiada hambre — se quejo Atina.
—para ser una niña que se cambiarte en lobo te quejas de todo
—sigo siendo una niña.
Nos sentamos cerca de la puerta y vimos como oscurecía mi tío no aparecía y cenamos a sentir miedo aunque ella fuera una niña lobo y yo una bruja seguíamos siendo unas niñas.
—¿escuchaste? —pregunto Atina —es Gabriel — dijo poniéndose de pie
Odiaba no poder escuchar como lo hacía ella, si me encontraba sola y un bandido se acercara no podría hacer nada ya que no lo escucharía
—Qué rico ese olor, dame — Atina para encontrar a Gabriel quien traía una mochila y unas bolsas.
—traje comida y unas cobijas para que podamos descansar
—¿de donde la sacaste? — pregunte un poco preocupada ya que no teníamos ni un peso.
—Teddy me dio un poco de plata para unas dos semanas, ahora coman y a descansar por que mañana tendremos mucho trabajo.
A la mañana siguiente escuchamos un camión y nos levantamos a toda prisa —¿donde esta Gabriel? — pregunto Atina viendo la sabana sola —son ellos de nuevo
—¿Quiénes? — pregunte tomando mis zapatos
—El gordo y la mujer
Salimos del cuarto para ver a Teddy y a Gladis —buenos días — saludaron amablemente
—¿Qué hacen aquí? — pregunte molesta
—Ga, se que te dijimos que no queremos problemas, pero tu nos ayudantes en el peor momento.
—solo hacia lo correcto
—nosotros también aremos lo correcto.
—Teddy es un hombre oso y Gladis es una bruja, una de las más poderosas sus poderes se salen de control ya que nunca estuvo alguien que le enseñara a usarlos. — Gabriel comenzó a contar como es que se conocieron y como ella conocía a mi madre — Teddy vivió muchos años solos asta que un día el destino me puso en su camino unos humanos un poco drogados comenzaron una cacería y para la mala suerte ahí estaba Teddy.
—Tu tío me salvo de ellos, si no fuera por el estaría de tapete en alguna casa.
—No digas eso osito — Gladis tomo su mano y la beso
—ahora entiendo tu olor tan fuerte — dijo Atina
—los humanos no pueden sentirlo pero al ser una licántropo será tu maldición.
Comenzamos a reír ya que Atina se tapaba la nariz —te acostumbradas — dijo Gabriel como si ya el olor no le afectara
—entonces manos a la obra —Gladis nos había dado comida después de eso Teddy y Gabriel se dirigieron al pueblo Teddy tenia madera con la que arreglaría su casa, decidió entregarnos la para que reconstruyéramos la cabaña.
No se necesito de días ni semanas solo unas cuantas horas — no puedo usar magia en el pueblo ya que los humanos lo verían mal pero aquí no hay problema — dijo quitándose el collar.
—¿no es peligroso? —pregunte
—en esta parte del bosque no —dijo Gabriel
Gladis comenzó a mover su sanos y la cabaña se iba poniendo de pie sus paredes y ventanas asta el techo.
—no puedo usar más magia que esa, ya que rompería las reglas lo demás lo tendrás que hacer por ti solo.
Y es así como terminamos viviendo en el bosque.