Una revelación en medio del caos

1224 Words
Lastimosamente, estaba lloviendo, se podían escuchar las fuertes gotas de lluvia caer en el tejado del edificio en el que mi novio y yo vivíamos. Aquella noche, mi novio y yo discutíamos; de nuevo. La lluvia no servía de nada para opacar el eco de los gritos que nos estábamos intercambiando entre él y yo. Lucas y yo estábamos de pie en el centro de la sala del apartamento, estábamos teniendo que soportar el hecho de que nuestra respiración no trabajaba como debía de hacerlo en ese momento, todo esto por culpa de no habernos dejado de decir de cosas desde que la discusión comenzó. — ¡No lo entiendes, Isela! ¡La situación en el país está muy complicada, he intentado buscar trabajo, de lo que sea, más no logro conseguirlo! — Lucas gritó, en sus ojos, se reflejaba una mezcla de frustración y desesperación. — ¡No! ¡El que no entiende las cosas eres tú! Estoy cansada de ser yo quien se haga cargo de los gastos de la casa, estoy cansada de tener que mantenerte porque eres un bueno para nada, que nada más quiere permanecer en casa, viendo la televisión y bebiendo cerveza hasta que se le da la gana de dejarla — repliqué, sintiendo como un torrente lluvia de emociones me embargaban. Por un momento, sentí como mi corazón latía con tal fuerza que pensé que este dejaría de latir en cualquier segundo porque ya no aguantaba más. — ¿Qué? ¿Otra vez te estás atreviendo a querer echármelo todo en cara? ¡Maldición! ¡De verdad, ya no te soporto! — volvió a gritar Lucas, estaba muy enojado y mi cuerpo comenzó a temblar porque estaba preparándose para lo que se le venía. Pronto y sin nada de compasión, Lucas se acercó a mí, y con fuerza, su puño quiso golpearme en la cara para dejarme la nariz sangrando y rota. Más yo estaba tan cansada de tener que vivir con esto a diario y sin siquiera haberme atrevido a querer defenderme por el simple miedo de no querer llegar a perderlo porque él ha sido el único hombre que he tenido a mi lado desde hace mucho tiempo en ese momento, he sentido como una oleada de ira y desesperación se apoderaron de mi cuerpo, y sentí algo más, algo que nunca había tenido la oportunidad de sentir antes por más enojada que estuviera. Ese algo, ha sido una energía palpable, casi tangible, una energía que parecía querer emanar desde lo más profundo de mi cuerpo. Era una energía que estaba lista para salir de su escondite. — ¡Ya basta! ¡No voy a dejar que me quieras golpear una vez más! — grité, y por instinto, levanté las manos, y en ese momento, una ráfaga de viento como si se formara una especie de remolino se apoderó de mi alrededor, este surgió de la nada, de la forma más extraña que cualquiera pudiera imaginarse debido a que en mi apartamento no había muchas ventanas, solo había una ventana que estaba en nuestra habitación, y otra que estaba en la sala, pero esa estaba cerrada. Era completamente imposible que desde la lejanía de nuestra habitación hasta la sala, una ráfaga de viento se hubiera aparecido con esta misma fuerza, así de la nada. A nuestro alrededor, cada cosa que teníamos de papeles terminaron volando al suelo, los pocos retratos que teníamos en una mesita de madera terminaron golpeándose de cara contra el suelo, algunos se quebraron, pues pude escuchar muy bien como su vidrio se iba rompiendo en mil pedacitos. De la nada, no solo la ráfaga de viento apareció con mi movimiento, sino que, además, pude sentir como el clima cambió de repente; en lugar de hacer calor porque el apartamento era cerrado y no había mucha ventilación para refrescarnos, ahora, estaba sintiendo un poco de frío, así como si alguna vez en la vida yo hubiese tenido la oportunidad de viajar al polo norte de vacaciones, aunque claro, nunca lo he hecho. Luego, la ráfaga de viento y el frío, simplemente, desaparecieron, y en ese instante, Lucas y yo nos miramos, estamos petrificados, observando y pensando en responder las preguntas que ahora iban a surgir después de todo este caos. Aunque la única pregunta que me surgía era ¿Todo este caos lo he causado yo? Por unos minutos, parece que a Lucas se le ha olvidado lo que estuvo a punto de haber hecho, sus ojos estaban llenos de asombro, miedo y confusión por lo que ha pasado. — Isela... ¿Qué mierda fue eso? — dijo. Tuve que tomar respiración para recuperarme, la energía nuevamente volvió a la normalidad, ya no se sentía esa fuerza, ni ese inmenso poder que descendió de mi cuerpo, el resplandor desapareció, así como el viento y el frío lo hicieron. — No lo sé — susurré; yo estaba igual de perdida que él. Hubo silencio entre nosotros. Pero afuera, el sonido de la lluvia seguía escuchándose, y esta vez, se ha escuchado mucho más fuerte que desde su comienzo. — Bueno... Yo... Creo que lo mejor que puedo hacer ahora, será irme de aquí — dijo Lucas. Mi mente ahora no pensaba en otra cosa que no fuera lo que acaba de ocurrir, parece que hasta se ha olvidado de que Lucas y yo estábamos teniendo una discusión tan fuerte que, por un momento, me olvidé que los vecinos ya nos habían amenazado sintiéndose cansados de tener que escuchar a estas horas de la noche nuestras discusiones sin parar, y esa noche, ellos han cumplido con su promesa. De pronto, en medio de la lluvia, se escucha como eco las sirenas de los carros de policía venir hacia nuestra dirección, estaban cerca, muy cerca, y Lucas y yo supimos que estaría a punto de ocurrir. — ¿Qué? ¿La policía? ¿Es en serio? ¡Maldición! Tengo que irme antes de que ellos lleguen, Isela, ayúdame, por favor — murmuró Lucas con desesperación. Miro a Lucas, sin saber qué hacer, sin saber qué decirle, una parte dentro de mí, quería ayudarle, pero una voz interna en mi cabeza me exigía que no le dijera nada, que no le fuera a querer ayudar porque lo mejor era que él aprendiera de las consecuencias de sus actos, él muchas veces me pegó, me gritó, y hasta abusó sexualmente de mí cuando yo misma le rogué que no quería hacerlo porque en realidad, nunca me gustó estar con él en la cama. — No, no lo haré, vas a quedarte aquí hasta que la policía llegue, no vales como hombre, no dejaré que abuses más de mí, dejaré que la policía haga lo que tenga que hacer contigo ahora... — contesté con decisión. Me acerco hasta la puerta del apartamento, y justo cuando he agarrado la perilla para echarle seguro y así impedir que Lucas quisiera escapar, siento un fuerte golpe en la casa, poco a poco caigo al suelo, y lo último que alcanzo a ver antes de quedar inconsciente, es que un destello de luz blanca, como el que apareció hace rato, vuelve a aparecer desde mi mano, este destello de luz rodea la perilla de la puerta, y siento como el frío y una capa de agua congelada se han apoderado de esta.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD