Me recosté boca abajo, apoyando mi barbilla en mis manos, mis codos en la cama. Thaddeus se arrastró sobre mí, abriendo mis piernas para poder ponerse entre ellas. Me estremecí. Él empujó mi rostro hacia abajo en la cama. Mi estómago se contrajo. Puso todo su peso sobre mí, haciendo que me hundiera un poco en el colchón. Me reí, pero el sonido estaba amortiguado. Su erección presionaba contra mi trasero. Jadeé. ¿Y si Thaddeus pretendía tomarme así? Nuestras manadas definían el apareamiento como penetración que podría resultar en la concepción de descendencia. Así que supongo que mi trasero no contaría, pero no estaba ni cerca de estar lista para algo así. Thaddeus movió sus caderas, empujándome más profundamente en el colchón. Sus manos se aferraron a mi garganta, apretando muy suavemente.
