—¡Hola, bebé!
Me siento en una hamaca de terraza y me sorprendo al sentir a Fernando ubicarse detrás de mi abriendo las piernas a cada lado de mis caderas y apoyando las manos en mis muslos. Muy a pesar de tener a mi hijo delante, me estremezco entera ante tal acercamiento.
—¡Hola mamá! Y, ¿el tío?
Siento la tensión del hombre detrás de mi cuando mi niño pregunta. Nunca he dejado que llame papá a Oscar (no sé por qué). Pero ahora mismo agradezco esa espontánea decisión.
—Trabajando cariño, yo también —sus ojitos azules miran los otros ojos pegados a mo espalda —; pero Holli te hará los panqueques que te gustan.
—¡Me compro una pizza!
La ilusión de mi niño me dispersa. No le rico porque las circunstancias son complicadas y se me agotan las fuerzas.
—Bueno pero no comas mucho y no t
