Manos desconocidas

2269 Words
Intento gritar pero me aprietan un poco más y voy perdiendo fuerza. .es falta el aire. No entiendo nada. Trastabillo junto a mi captor y finalmente me pega a una de las verjas del lateral de la casa. Si tan solo pudiera gritar, Fernando podría oírme. Estoy muy cerca de él. —¡Tranquila, nunca te haría daño! La advertencia llega de una voz manipulado por algún tipo de dispositivo vocal. Ni siquiera puedo reconocer si se trata de una mujer o un hombre. Enseguida que ese pensamiento llega a mi entiendo que hay dos pistas que puedo reunir mientras me alejan de la familia: sus manos y lo que ha dicho. Si nunca me haría daño como dice es alguien que me conoce y me aprecia de cierta manera. Usa su propio cuerpo para pegarme a la pared y a pesar de no poder verlo subo mis manos a las suyas y reconzoco las de un hombre que además es soltero. No lleva anillo de matrimonio. —Mantente lejos de Fernando. No le digas nada a nadie o morirá ese hombre que tanto amas. Debes hacerle creer que no queda nada entre ustedes. Si le quieres bien —murmura en mi oído —. No debiste volver y espero que seas inteligente y no le sigas el juego. Ya te salvé una vez, no quiero tener que hacerlo de nuevo como aquella noche. Hay gente muy peligrosa detrás de ustedes...aléjate de Osborne. Y ten claro que si dices algo de esto a alguien, habrá consecuencias graves y tienes un niño pequeño...precioso por cierto. Intento decir algo pero no lo consigo. El miedo me nubla los sentidos al mencionar a mi hijo y dejar claro que le ha visto. No entiendo nada pero esto es peligroso. Me empuja suavemente y me deja pensando en la noche en la que mi vida entera cambió y perdí a mi hijo. Alguien que no supe nunca identificar, me salvó. Me tomó en sus brazos y me sacó de aquel lugar a pesar de no poder salvar a mi hijo; al menos impidió que yo muriera. ¿Quién puede ser? —Te estaré vigilando. Yo te cuido... De pronto me suelta y sale corriendo por la abertura que ya tenía evidentemente preparada para huir, dejándome con las ansias de saber quien es. Solo sé que es un hombre, y uno que jura protegerme y parece saber más de lo que yo lo hao, sobre mi propia vida y la historia que tuve y tengo con Fer. Me quedo buscando en vano a ese hombre de manos desconocidas y la noche es muy oscura como para que no logre nada. Hasta que de repente... —¡Ahhh! —grito despavorida y me tapan la boca otra vez. —Soy yo. No temas —empiezo a calmarme —. Nunca te haría daño —repite la frase del anterior hombre y me desconcierta. Parece la promesa del día. —¿Qué quieres, Fernando? Me alejo de él. Por un lado está la reciente advertencia y por el otro el respeto hacia Oscar y hacia mi misma. No he venido de regreso para ser el juguete de nadie. Ni su amante ni su amiguita con derechos. No voy a traicionar a mi prometido ni puedo olvidar mi pasado con Fernando y mucho menos luego de la confesión de Laden. —Quiero que veas algo —toma mi mano y me alejo de mala manera —. Quiero que no le beses delante de mi y te quiero de regreso, Lara. No voy a andarme por las ramas con esto —apostilla y me mantengo firme —. Quiero recuperarte. Te he buscado mucho y te acabo de encontrar. No voy a renunciar a ti. Ya me lo ha dicho y de cierta forma me lo ha hecho notar. No esperaba encontrarme con él cuando volví pero las cosas han ido a peor cuando me besó y le dejé. Cuando mi hermana me ha contado cosas que no sabía y que pretendo averiguar pero de ninguna manera saltaré mis propios principios para ser la amante de mi ex. —Vine a tu empresa ajena a quien era su dueño, Fernando. Ya te lo he dicho —explico tomando cierta distancia de él —. No sé qué nos ha traído a esta situación pero ya estamos en ella y te aseguro que no hay mucho que pueda hacer por cambiarla. De lo contrario lo haría y me iría lejos de toda esta locura. Así que por favor, olvídate de mi. Haya pasado lo que haya pasado, ya no podemos estar juntos y yo estoy enamorada de Oscar. —No digas eso —luce herido y baja la cabeza. —Es la verdad. Incluso si las cosas fueran distintas, no dejaré a Oscar. A pesar de todo en eso no miento. Él me dejó sola aquella noche. Luego pasaron cosas que no me explico muy bien hasta ahora pero que ya no tiene mucho sentido que se escarben porque el presente no cambiará aunque el pasado tenga una explicación distinta. —Esta bien —conviene derrotado —. Dejaré que sigas con tu vida pero quiero que sepas que estoy dispuesto a recuperarte, Lara. Eso no puedes impedir me hacerlo. El intento es cosa mía. Me quedo mirando su hermoso rostro y me gustaría poder perderme en su boca y abrazar su cuerpo hasta fundirlo con el mío en este mismo momento pero hay cosas más fuertes que yo, que me lo impiden. También pesa la advertencia anterior en la que unas manos desconocidas y sin anillo de bodas, me soltaron un extraño aviso. Incluso él, puede ser esa persona si tiene segundas intenciones. Voy a volverme loca. —Tengo una vida, Fer...—siento que suspiramos juntos —, y tú otra lejos y distinta de la mía. Acéptalo. Me doy la vuelta y le dejo ahí, pensativo y cabizbajo justo como me voy yo que no puedo parar de pensar en todas las cosas que Laden dijo, las que me advirtió el extraño y las que se quedaron mudas entre Fernando y yo. (...) —Me muero de ganas de meterme a la cama contigo —mi novio me abraza mientras su chófer nos lleva a casa. —Te he echado de menos —susurro contra sus labios que buscan los míos. Cuando volví de la piscina di por concluida la cena. Me sabía a demasiado tiempo en aquella casa y sencillamente nos despedimos con la excusa del cansancio de Oscar y nos largamos. Mi hijo debe estar dormido pero me devoran las ganas de volver a casa con los que sí son mi familia. —Me ha gustado tu familia. No esperaba que fueran así. Tenía mis reticencias. —Lo sé —me abrazo a él y me besa la coronilla —. De todos modos sabes que no todo es lo que parece. ¿Qué tal el negocio? Asiente y me besa nuevamente. Luego me cuenta que el trato cerró de la manera que esperaba y que me tiene una sorpresa a ese respecto. Cuando me vuelve a besar dejo de lado todo lo otro y trato de no pensar en lo sucedido en los jardines de la casa de mi madre. En sus brazos me siento segura. Él me reporta calma. Me hace sentir en casa. Mi hijo le quiere y su apoyo es todo para mi. Oscar llegó a mi vida hace dos años y un poco más, casi cuando me recuperaba de todo aquello y recibía en mis brazos a mi bebé. Desde entonces estuvimos juntos, nos unimos por el bien de Rodrigo y su necesidad de tener un padre, con la esperanza de que el amor creciera luego. Y no dudo que por su parte haya crecido...en cambio en mi, solo hay gratitud y afecto. Es un hombre muy viril y guapo pero no le amo. Nunca sería Fer...pero al menos es mío. —Estaba deseando llegar a este momento —me besa el cuello mientras me quito el collar y los pendientes. Le regalo una sonrisa coqueta y me retuerzo entre sus manos —. Adoro hacerte el amor. El niño duerme y nosotros recuperamos en nuestra habitación el tiempo perdido. Es cierto que mi cabeza no está completamente aquí con él, pero mi cuerpo le conoce, le responde y le recibe. Me desviste lentamente al tiempo que intento que los acontecimientos de las últimas horas no me atormenten. Oscar el sensible y muy tierno. Sabe hacerme entrar en su sensualidad y termino encontrando el momento para dejarme llevar por su pasión y pasar la noche siendo suya aunque mi subconsciente este confundido. En la mañana cuando despierto, tengo en la cama una rosa blanca sin espinas, una bandeja de desayuno y mi futuro marido con mi hijo en brazos mirándome. —¡Buenos días, mamá! Oscar alza la manito de mi niño para que me salude y el niño termina saltando a mis brazos cuando me siento. —Hola, mis amores —retiro el pelo oscuro de mi hijo de su frente dejando que afloren sus ojos azules vivos y le beso el ceño —.¿ Te vas tan pronto? Recibiendo apretones de mi bebé que se despista enseguida y salta a la cama a jugar con mi rosa, interrogo a Oscar que ya está de traje y corbata a las siete en punto de la mañana. —Tengo una reunión temprano y debo pasar por el banco antes a firmar la transferencia —se apoya en sus palmas sobre el colchón y me besa suavemente para dejar otro beso en la coronilla del niño —. Adiós, bebé. El niño le mira sonriendo y mete el dedo en la nata de mis tortitas. Es lo mejor que me ha pasado en la vida luego de toda la desgracia y me encanta levantarme a su lado. Es un niño muy lindo y muy bueno que me hace la vida mucho más llevadera. Me meto a la ducha y entrego al niño a la señora Holli para poder alistarme para el trabajo. Es el día de l inyección de capital y conoceremos a los nuevos inversores. No puedo llegar tarde y espero que Fernando haya cejado en su empeño de formar parte del equipo del holding. Me pongo un vestido de tubo rojo vino a la altura de las rodillas, cuello en forma de bote y botas de caña alta negras. Un moño alto con poco maquillaje es el complemento perfecto para sentirme sexy y seria a la vez. Poco rato después estoy entrando en mi oficina y Megane recibe con un café litte de crema de chocolate que no sé quien le dijo que era mi combustible para iniciar el día. —Gracias. Eres un increíble descubrimiento —ella sonríe y repasamos la agenda. Al final de la mañana hemos tenido una intensa jornada y cuando estamos a punto de salir a la reunión, la puerta de mi despacho se abre y la persona que no esperaba ver hace su entrada. —¿Nos dejas un momento por favor, Megan? —mi ex y jefe saca a mi secretaria fuera y me enfrenta al cerrar la puerta tras ella. —Te dije que no hacía falta que vinieras a... —¿Que demonios pretendes, Lara? —brama y se encamina hasta mi furioso. Salgo de detrás de mi mesa completamente confundida y me pongo frente a él sin demostrar lo nerviosa que me siento por su arranque de ira inesperado. —No sé de qué me hablas pero me encantaría hacerlo así que tú dirás —me cruzo de brazos. —Ahora lo entiendo todo —reclama y me pierdo todavía más —. Viniste para vengarte de mi. Por eso has hecho todo esto. —Sigo esperando que dejes de hablar y fundamentes tus acusaciones. Mis palabras le enfurecen más y es un contraste tremendo el que yo me muestre tan serena y él tan fuera de control. A pesar de todo no evita repasar mi cuerpo con sus ojos y descomponerse por un segundo. Le gusta lo que ve y aprieta los puños cerrando los ojos por un segundo en el que trata de recomponerse y entonces espeta: —No puedo creer que pienses que quitándome mi patrimonio podrías vengarte de mi cuando lo único que puede hacerme daño es estar sin ti y eso ya me lo has quitado, Lara. Se ve bastante afectado y no entiendo nada de lo que dice. De hecho no esperaba verlo aquí hoy y tengo muy claro que no vine a este lugar sabiendo que era suyo. He pasado demasiado tiempo lejos de él como para equivocarme así ahora. No entiendo nada de lo que dice. —Deja los enigmas, Fernando y dime de una vez a qué viene todo esto. Abre mucho los ojos completamente incrédulo de mis palabras, se lleva las manos a las caderas y negando con frustración confiesa algo que me toma por la misma sorpresa que a él o incluso mayor... —Has metido a tu futuro marido a mi empresa como inversionista mayoritario —acusa y me quedo sin palabras y sin aliento —. Y lo has hecho porque sabes que si solo tenemos el menor problema mi empresa es suya y joder si lo tenemos, Lara. Te tenemos a tí en el maldito medio de los dos. Esto no puede ser. Oscar no me escondería algo así. Y no conoce a Fernando. Demasiado fortuito todo. Algo no va bien aquí.
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