Pasada una hora, llega el señor Salvatore, junto con el hombre misterioso; el cual es su mano derecha, enseguida ven que Anna está muy sonriente con Astrid agarrada del brazo, y nota que tiene un vestido de su nieta. El hombre sombrío y misterioso le dice al oído al señor Salvatore: creo que a la señora Anna le agrada mucho esta chica, mire como esta con ella, y al parecer como que le dio uno de sus vestidos. Al señor Salvatore no le gustó mucho la idea, de que Astrid accediera estar de esa forma con Anna, ya que el le dijo que podían ser amigas, pero siempre y cuando, respetando la línea entre jefe- empleada. Entonces él le dijo al hombre misterioso, con cara un poco enojada: —¡no me gusta eso que estoy viendo, mañana hablaré con esa chica. Por lo tanto, cuando termine esa payasada que es
