"Tu destino"

1713 Words
Capítulo II Me encontraba en frente de la puerta de mi casa, mirando lo cercana y extraña que se sentía, aun así, no deseaba entrar, no aún. Pero qué más da, no tenía otra opción. Estando ya dentro, el silencio me dio la bienvenida, algo que no me extrañaba. La soledad era la única compañía diaria que tenía. La noche ya estaba cayendo y al mirar la hora en el reloj de la pared, sabía que aún faltaba para que mis padres llegaran a casa. Por lo que decidí ir a mi habitación. Subí las largas escaleras con pesar, realmente me disgustaba llegar y saber que me encontraba sola. Sentir el vacío que transmitía el lugar. Al llegar, deje todas mis cosas en la zona donde le corresponden. Tomé la decisión de darme un baño en el cual tomé mi tiempo, me encantaba la calma que me proporcionaba. Una vez dentro del baño, me deshago de mi ropa y me adentro a la ducha. Las gotas recorrían cada extremo de mi piel, y de alguna manera, imaginaba que eran las manos de alguien que anhelaba mi mente y cuerpo. Pero al despertar de mi pequeño sueño, imágenes empezaron a llegar de golpe. Trate de ya no pensar en ello, aun no sabía cómo manejar la situación en la que me encontraba. Al estar ya lista, salí de mi habitación para dirigirme a la cocina. En el trayecto observaba como la iluminación tenue le daba un aspecto tenebroso al lugar. Si no viviera aquí, diría que es una casa embrujada o algo parecido. La decoración llamaba mucho la atención de quien sea, ya que es un tanto peculiar. Los gustos de mi madre eran realmente diferentes a las demás personas que conocía. Al estar dentro de la hermosa y cálida cocina, rápidamente busco todo lo necesario para prepararme la cena. Una vez echo, me dirijo a la gran mesa. Era una pena que pocas veces sea utilizada. Empecé a comer tranquilamente, sin ningún apuro, mirando un punto fijo, pero sin apreciarlo. Aunque una sonrisa inesperada quebró el momento, no sabía el porqué de aquella reacción. Últimamente tenía este tipo de actitud, como si mi cuerpo recordara algo que mi mente no. Suspirando, hago a un lado el plato a medio terminar, las ganas de comer se habían esfumado. Y de la misma manera el permanecer un momento más sentada entre tanta ausencia, por lo que me levanto de la incómoda silla, pero el sonido de pisadas que provenía del patio trasero me puso en alerta. Con cuidado de no hacer ruido me dirijo a la puerta que me daba acceso. Agudizó mi oído y lo primero que escucho son pasos, sabía que una persona normal no podría entrar fácilmente al área sin que yo lo detectara. Por lo que me calmo al sentir que era alguien que conocía. Lo entendía por muchas razones, pero había una en especial la cual nos permitían reconocernos a la lejanía y era nuestros corazones, aquellos que se llamaban entre sí; al sentir la presencia de los suyos. Salgo y me encuentro a Argentina recargada en la pared viendo a la oscuridad del bosque despreocupada. — Tengo algo que te interesara — Hablaba sin mirarme, algo que es su costumbre era no darnos la cara cuando hablaba, aunque desconozco la razón. — Como ya sabrás, mañana hay una reunión importante, se hablará sobre el caso que está desatando caos. Extiende su brazo en mi dirección con su mano echa puño y al abrirla, había una memoria USB negra. Al tomarla, sentí una chispa entre mis dedos, lo cual comprendí de inmediato. Sonreí por lo ingeniosa que era esta chica. — Código V, no esperaba menos de ti. Suspira de una manera exagerada. — Solo revisa atentamente toda la información. Al terminar de hablar, empezó a caminar a dirección al inmenso bosque, el cual para ella transmitía paz. Sabía que le gustaba caminar de noche y recorrerlo todo. Era extraña, pero eso no la hacía menos, al contrario, era alguien importante entre nosotros. Al entrar por completo, el sonido de la puerta principal cerrarse de golpe inundo el lugar, provocando un gran eco. Comienzo a trotar a la sala principal, donde sabía que se encontrarían mis padres, pero los gritos que empezaban a darse a notar hicieron que mis pasos instintivamente disminuyeran su velocidad, el pensar de lo que estarían discutiendo erizo mis bellos. Aun así, no pare de caminar, sin embargo, me detuve en el momento en que estaba a unos pasos de salir del pasillo para entrar en el área en donde se encontraban. Mi mente no prestaba por completa atención en lo que se decían, sentía algo que…era extraño… ¿Miedo? Quería dar un paso más, pero no lo hice. Me di media vuelta y huía del lugar, en donde parecía que en cualquier momento seria destruido. Sentada debajo de un gran árbol de pino, en medio de la oscuridad, me hacía sentir patética. No era costumbre mía salir corriendo de los problemas, aunque no era mío exactamente. A pesar de eso, no dejaba de sentirme de esa manera. Las extrañas sensación que presencié en aquel momento, era algo que le daba muchas vueltas, pocas veces en mi vida sentía algo tan grande como el temor. Y la preocupación que tenía, no me ayudaba en nada. Cansada de seguir igual, me levanto sacudiendo la tierra que se me había pegado al cuerpo y en el momento en que mi vista presta atención a los árboles que me rodeaban, empecé a sentirme intranquila, sentía que alguien estaba oculto en la oscuridad mirando mis movimientos. Pero eso no era lo alarmante, más bien era el hecho de que no pudiera haber descubierto un intruso. Daba vueltas en el mismo sitio mientras examinaba, pero no encontraba algo sospechoso, por lo que empecé a caminar en dirección de mi casa, pensando que a lo mejor estaba equivocada. Lo bueno era que no me encontraba lejos y podía llegar en cuestión de minutos. Cuando percibo pasos detrás de mí, todo mi cuerpo se congelo en ese instante y una corriente de electricidad daba vueltas en mi corazón, sentía los latidos ir a una gran velocidad. Existen miles de forma de detectar enemigos, aunque estén a una larga distancia, pero desde que localice que alguien estaba cerca, sabía que no era alguien a quien temer, sin embargo, su corazón no me transmitía nada, pero la corriente que recorría mi cuerpo entero sabía que solo una persona lograba ese efecto. Lentamente giro sobre mis pies y al contemplar a quien tenía a solo unos metros de mí, mi garganta se secó, mis manos comenzaban a temblar y aquellos ojos rojos, atravesaban cada espacio de mi ser. Por un momento creía que era alguien más, por un pequeño instante, pensé que podría ser él. No sentía miedo, aunque mi cuerpo demostraba lo contrario. La inestabilidad que por segundos aquella extraña persona había causado, logre conseguir controlarlo. Y al verlo parado, sin manifestar nada, me daba mala espina. — Por lo que veo, no me reconoces… Supongo que debe ser normal. Me miraba de pies a cabeza inspeccionándome y dio solo un paso hacia mí. — ¿De que estas hablando? — Interrogue cautelosa. — Si te conociera, créeme que te recordaría. Una risa fuerte y gruesa salió de entre sus labios, su vista estaba posada ahora en el frío suelo y su cabello largo le cubría todas sus expresiones, aun así, no dejaba de estar atenta, en caso de que el quisiera pasarse de listo. — Pequeña, has crecido demasiado… Realmente tienes la misma belleza que tu madre, son tan parecidas, pero a la vez no lo son. — Lo que salía de su boca, me confundía, no sabía que era lo que me quería dar a entender. Aunque para él parecía que me contaba un chiste. — Por lo que veo los sueños no han sido suficiente… Estoy fallando en mi deber, aun una parte de ti lucha. — Ya te dije que no te conozco y no deberías estar aquí. Sonidos raros empezó hacer con su boca, y sus dedos extraños movimientos, aquello no parecía nada normal. Rápidamente mando un aviso telepáticamente, sabía que podría yo sola contra él, aun así, es mejor tomar precauciones. Alzo su rostro con su mirada seria, para después dedicarme una sonrisa bastante falsa. — No te preocupes, aun no es el momento. — ¿A qué momento te refieres? — Pregunto con curiosidad. Se dio la media vuelta, y empezó a caminar. Estaba decidida a seguirlo sin embargo se paró en seco. — A tu destino. Aquellas palabras las había lanzado con veneno y odio. Y aunque no comprendía a lo que se refería con “mi destino”, algo me decía que no faltaba mucho para descubrir su significado. Y cuando quise ir detrás de él, este ya se había esfumado. Entraba a la casa y esta se encontraba en penumbras, aunque eso no era un impedimento para que siguiera con mi camino hacia mi habitación. Mi vista se acostumbraba a las distintas situaciones, ya sea en el lugar más oscuro del mundo o el más iluminado, siempre llegaba al punto clave para ver con claridad. Cuando estaba a punto de subir las escaleras, la voz de mi madre llamándome me detuvo en seco. — ¡¿Dónde demonios estabas?! ¡Sabes lo angustiada que estaba al no encontrarte en ningún lado de esta estúpida casa! Al observarla detalladamente, sus ojos estaban hinchados, sus hermosas pupilas se encontraban enrojecidas y con cansancio. Obviamente ella no sabía que me daba cuenta de su situación, pero, aun así, sin pensarlo, la abrace. Y al hacerlo, ella tardó en reaccionar, al parecer no comprendía lo que estaba haciendo. De todas formas, ella no tardo en corresponderme. Pequeños sollozos silenciosos salían de su alma, eso me dolía, porque podía sentirlo, los ahogaba solo por estar presente. Pero sabía que ella lo superaría. En el proceso de mi crecimiento, admiraba su fortaleza, día a día me demostraba lo que era ser una mujer valiente con carácter, sin dejarse manipular por ninguna persona, a pesar de sus extraños gustos. La persona que me toco como madre, es alguien a quien admirar.
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