¿Quién es él/ella?

1433 Words
Sin podérmelo explicar, me siento con una sensación de frustración agobiante, la terquedad de esta chica me sobrepasa, me siento incómodo, sin saber qué hacer. Voy por la avenida principal, manejo sin rumbo fijo. —No puede ser que después de tanto tiempo, por primera vez, me guste realmente una chica, y está, así sin más, me rechace —Digo en voz alta quejándome de mi suerte al tiempo que le doy un golpe con la palma de la mano en el centro del volante. Miro alrededor mientras pienso hacía dónde ir. Regresar al club no es opción para mí. apenas había llegado y ya me quería ir. De hecho, no pensé durar tanto tiempo metido allí, de no haber sido porque me entretuve al ver a la chica, hace horas hubiera abandonado la celebración. Por Dimitris quise hacer el intento de soportar su forma ruidosa de divertirse. Yo soy más conservador, diferente, prefiero una cena familiar, algo más intimo y sin tanto ruido. «Sin embargo, parece que tu nueva pequeña y gran amiga, como Dimitris, no tiene problema con el ruido, se desenvuelve bien en esos lugares; más bien trabaja para fomentar esa actitud ruidosa», Me dice el subconsciente. Me paso la mano derecha por el rostro y en seguida llegó a mis fosas nasales un aroma particular, un aroma que nunca antes había percibido, no entre las mujeres con las que he estado. En seguida recordé a… Mi mente quedó en blanco, frené de golpe al darme cuenta que nunca le pregunté su nombre. Me dejé llevar por la fuerte atracción que sentí por ella, tanto que nunca pasó por mi mente preguntarle cómo se llamaba. —Con lo obstinada que es, admito que de seguro no me lo hubiera dado —Se dice en voz alta. Giro en una calle para irme a mi casa, ya lo decidí nada haré a esta hora en la calle. Había planificado no dormir con la chica, pero si pasar un rato hablando con ella. Por lo mal que estaba, aunque ambos quisiéramos no podría estar con ella. Ni modo, no es la primera ni la última mujer que me gusta y dejo ir, ya mañana ni la recordaré. —Fue un beso, no es para tanto, ya en un rato, mañana al despertar ni la recordaré. Minutos después legué a mi casa y apagué mi teléfono, no quiero escuchar los reclamos de mi madre y Dimitris por haber abandonado la fiesta. Me costó mucho conciliar el sueño, pues mi mente no hacía sino recrear el rostro de la chica, sin contar con su cuerpo, que constantemente recordé como si lo tuviera al frente. Pensando en el deseo tremendo que la pequeña mujer me despertó, me dormí preguntandome —¿Quien en es ella? ¿Cuál es su nombre? Mientras tanto, en el lugar donde permanezco esperando a Zanny, siento las inclemencias del frío azotar mi cuerpo cubierto apena con un jean, una blusa y mis zapatos deportivos, olvidé llevar un abrigo, tampoco era que lo fuera a necesitar de haber permanecido trabajando, nunca imaginé que por lo intenso del dolor terminaría abandonado el club y aquí estoy sufriendo mi mala decisión. —¿Puedo saber que locura es esa de salir sin avisarme? —Me grita Zanny desde adentro de su auto cuando estaciona al frente de donde estoy. —Ven, ayúdame —Le grito ignorando su interrogante. Tal como se lo pedí, bajó de su auto, abrió la puerta del copiloto y luego caminó hacia mí, me ayudó a ponerme de pie y a paso lento llegué hasta quedar cuidadosamente sentada en el asiento del copiloto. —Ahora cuéntame ¿Cómo saliste del club si estas tan grave? Te llevaré a mi casa porque debo volver al club —me anuncia. —Imaginé que eso me dirías, no tengo problema con eso, gracias —Le digo buscando evadir la explicación sobre el desconocido. —Iara no me des vueltas que no soy una niña, dime ¿Cómo llegaste hasta aquí?, estás peor que cuando llegamos —Me dice con voz de preocupación. —Como si ya no lo supiera —Me quejo. —Deja el drama en segundo plano y dime —Me exige Zanny en tono de voz firme. —Un desconocido que estaba en la celebración me ofreció traerme —Le digo finalmente y esto hizo que frenara de golpe. —¿Qué? ¿Me vas a decir que tu Iara Lauder, la correctísima Iara, se montó en el auto de un desconocido, de uno de esos riquillos que tanto criticas? —Me pregunta mirándome sorprendida. —Sí —Asiento en forma verbal y con un movimiento de cabeza. —Cuéntame ¿Quién es ese? ¿Lo conozco? —Me inquiere con curiosidad. —En realidad no sabría decirte quién es, es la primera vez que lo veo. Nunca antes ha estado en los eventos los que hemos ido —Le explico. —Pero si puedes describirlo físicamente ¿Verdad? —Me pregunta Zanny. Al escuchar esta interrogante de Zanny, rápidamente me fue una hora atrás, recordando el ramillete de besos y caricias que este hombre me dio. El color de sus ojos, lo firme de su cuerpo aprisionando el mío, y sin hablar de su potente virilidad que pese a no haberla visto, al tacto supuse cuanta grandeza guarda en sus pantalones. Suspiré. —Ajá —Me sorprende Zanny sacándome de mis pensamientos—, te sonrojaste. Ahora tengo más curiosidad. Descríbemelo en seguida. —Bueno, lo poco que recuerdo es que es un hombre alto, muuuy alto, por lo menos para mí, ojos grises, cejas pobladas encontradas, de piel blanca, cabello n***o, es algo formal, o eso aparenta hasta que habla —Le digo y me paso una mano por la pierna derecha al sentir un corrientazo de dolor. —¿Qué te dijo para darte mala impresión? —Me pregunta Zanny con interés de conocer todos los detalles. —La cuestión no es qué me dijo, sino que no dijo, amiga —Respondo y Zanny impaciente hizo seña para que continuara—. El hecho es que desde el primer momento me besó… —Espérate, espérate, esto se pone interesante —Me interrumpe Zanny—. Yo tengo que saber quién es ese valiente. —No hagas gracias porque no la hay, el hombre es un arrogante, llegó a insinuar que desde ya somos pareja, ¿vas a creer tu eso? Quiso llevarme a su casa, solo que me negué, que se yo si es un loco violador —Me quejo, pero la expresión el rostro de Zanny era más de diversión que preocupación por mi situación al lado de ese desconocido. —Arrogante y todo, a ti te gustó ese hombre amiga —Asienta—. Te gusta —Asegura—, mira tus ojos, estás agotada por tanto dolor, pero noto que ni eso logró opacar su efecto sobre ti. Voy a averiguar quién es ese hacedor de milagros. —Las chicas, Anne y Suly, lo vieron, ellas presenciaron cuando él me besó en la barra —Le advierto—. Ojo no me interesa como hombre, pero siempre es bueno conocer la identidad de las personas, y más si son atrevidas, uno no sabe si es un depredador. —Ay, ya, Iara, deja los inventos, si fuera un violador o depredador no te hubiese traído hasta aquí, con lo pequeña que eres fácil te lleva a cualquier sitio después que te tenga montada en su auto, y por lo que veo él no te obligó —Aduce Zanny. —No, no me obligó, tienes razón, pero es un abusivo, es ese tipo de hombres imponentes, arrogantes, seguro es del mismo carácter de Dimitris —Acuso. —Ya lo averiguaré, por ahora vamos para que subas, te des una ducha y descanses, mi mamá te dará uno de sus analgésicos y mañana estarás como nueva. En compañía y apoyo de Zanny subí hasta su departamento, allí antes de devolverse al club me ayudó a tomar una ducha y solo cuando estuve en cama, le avispo a su madre de mi presencia. La señora Aitza se dedicó por espacio de una hora a prepárame un té y darme algo para el dolor y para que pueda dormir. La familia de Zanny, más que nadie, sabe lo dura que ha sido la vida de mis hermanos y la mía. Acostada en la cama de Zanny, ya reposada y sintiendo el efecto del medicamento en mi cerebro, casi dormida me pregunté : —¿Quién será ese desconocido?
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