Yo me entiendo con ella

1090 Words
Tres días han pasado desde que le ordené a Amanda buscar a la chica que se ha colado en mis sueños y mis pensamientos todos estos días. Tuve que viajar, y aquí me encuentro en otro país sintiendo la incomodidad del deseo de encontrarla. Hasta ahora Amanda no ha logrado ubicar nada de ella. Es lógico que sea así, sin un nombre, un apellido es difícil ubicar a una persona en un país tan grande. «Cuidado sino fue una ilusión, un espejismo» Me digo en la mente mientras voy de regreso al hotel a buscar mi maleta. Ansioso como me encuentro decidí dejar en manos de mi asistente el resto de la negociación de un contrato, ya está avanzado solo falta la firma de los acuerdos y listo. No es necesario que yo esté aquí para eso. Meticuloso como soy siempre he cuidado este tipo de negociaciones hasta el final, pero ahora me veo en la desesperación de querer encontrar algo de lo que no estoy seguro. El deseo me lleva mal, le necesidad de encontrarla no me permite concentrarme como quisiera. —¿Está seguro de dejar esto en mis manos señor? —Me pregunta Israel, mi asistente, un joven de veinticinco años que desde hace dos años viene trabajando a mi lado. —Sí, tengo algo pendiente —Afirmo—. Debo regresar de inmediato. —Está bien, señor, lo mantendré informado —Responde el chico. Así salí en seguida para el aeropuerto, el vuelo me tomó tres horas durante las cuales pensé en la mejor forma de encontrarla. Definitivamente tendría que hacerlo personalmente. En seguida se vino a mi mente la organizadora de eventos, si la chica estaba detrás de la barra preparando tragos la primera vez que la vi es poque ella la contrató y por esa razón ha d tener su nombre y dirección. Katiuska es amiga de mi madre, y por ese simple hecho no se negará a darme lo que más necesito. Llegué cuando eran las siete de la noche, y como había dejado mi automóvil aparcado en el estacionamiento, se me facilitó el traslado, y al salir de allí recordé el edificio donde la dejé. Manejé hasta allí y confiado de obtener toda la información que necesito y más que eso, poder verla, toco el timbre de la ventanilla de la recepción. —Buenas noches, señor —Saludo con educación a un señor de edad. —Buenas noches, señor —Me responde este—. ¿Viene a ver a algún propietario? —Sí, pero no recuerdo su nombre —Le miento—. Solo estoy seguro de que es una chica de baja estatura, piel blanca, cabello n***o largo y abundante. —¿Cómo baja de estatura? —Me inquiere el hombre sin entenderme. —Es una chica de talla baja. De esas personas que son adultas, pero son pequeños —Le explico. —Ya, pero busca en el lugar equivocado, señor —Me responde el señor—. Aquí no vive nadie con esa descripción. —¿Está seguro? —Le pregunto confundido—. Recuerdo que el sábado que pasado dejé a una chica aquí en esta entrada, me dijo vivir aquí. De hecho, vi cuando saludo al guardia de seguridad que había esa noche. —No sé de que me habla, pero si le puedo asegurar que ningún propietario, ni sus hijos tienen esa característica física, señor —Afirma el hombre defendiendo su posición. «Condenada chica, me engañó» Expreso en mi mente. —Gracias, feliz noche —Le digo y me devuelvo a mi automóvil. Esto me dio más impulso para hacer lo que venia pensando en el avión, miro la hora en el tablero del auto y decido mejor llamar a mi madre para que me dé el número de Katiuska. Llegué a mi casa y solté la maleta, me serví un trago de whisky y tomé mi móvil. —Buenas noches madre, ¿Cómo has estado? —La saludo mientras permanezco sentado en mi sillón favorito en el salón. —Denzel, buenas noches, mi amor, estoy bien ¿Y tú? —Pregunta con su acostumbrado cariño. —Bien, acabo de llegar de viaje —Hago una pausa—, madre necesito el número de Katiuska, la organizadora de festejos. —Vas a realizar alguna celebración, si gustas yo me puedo encargar de eso —Se ofrece mi madre. —Aun no me decido, solo analizo opciones, madre —Le digo una pequeña mentirilla—. Si me decido te aviso. —Está bien, debo buscarlo y te lo envío —Asegura la señora. Después de ello, me fui a dar una ducha y al salir, tal como me lo prometió, encontré un mensaje de mi madre en mi teléfono con todos los números de Katiuska. —Buenas noches —Saludo a Katiuska una vez que escucho contesta mi llamada. —Buenas noches, ¿Con quién tengo el gusto de hablar? —Pregunta la chica al otro lado de la línea. —Con Denzel Pritzker —Me presento. —¿Eres el hermano de Dimitris? —me pregunta la mujer al otro lado de la línea. —Sí, necesito me ayudes con una información que necesito con urgencia —le digo en voz pausada—. De ser necesario te pagaré por ello. —Hm, supongo que ha de ser alguien muy importante —Asume la mujer al escuchar que este le ofreció dinero. —Sí, si lo es —Admite. —¿Puedo saber de quien se trata? Dame su nombre para ver si la puedo ubicar. —Claro que puedes, solo que no sé su nombre ni dónde ubicarla —Acepta en voz alta—. Es una chica que trabajó el día del festejo de Dimitris en la barra de bebidas. —Allí solo estuvieron tres chicas, Anne, Suly e Iara, pero esta última se fue temprano —Le contesta la mujer en tranquilidad. —Iara es la chica de baja estatura? 1le pregunta él. —En efecto, ella fue la que abandonó la fiesta de manera inesperada, luego supe que se enfermó —Le informa la chica—. Sí te hizo algo solo dime y yo lo resolveré con ella. —No, lo que voy a resolver con ella no requiere de intermediarios, te pido por favor si tienes sus datos completos, incluyendo su dirección y numero de contacto serás bien recompensada —Le digo en tranquilidad al haber dado con lo que estoy buscando—. Yo me entiendo con ella.
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