Después de esa conversación, el hombre rubio me dejo sola en la habitación, su ama de llaves regresó para terminar de ayudarme a comer y luego me dejó sola.
El resto de esa conversación no dijo mayor cosa, nada comentó sobre mi suerte, nada me dijo sobre la razón de mantenerme aquí. Lo único que sé es que los días que pasaron y terminaron el mes, no lo volví a ver. Su ama de llaves religiosamente fue a la habitación a llevarme las comidas y los medicamentos, incluso unas vitaminas para el embarazo. Poco a poco comencé a recuperarme y por orden de un doctor que ha ido tres veces a la casa a verme, comencé a caminar con unas muletas. Al principio lo hacia adentro de la habitación que tiene un buen espacio para hacer pequeñas caminatas, luego por sugerencia de Rose, el ama de llaves, acompa
