El sabor de tu corazón

28.

La semana transcurrió rápidamente para Daniel pues tuvo que esperar cinco días para presentar su colección.

Se encontraba nervioso y ni Blake ni Derek podían calmarlo.

—Si no dejas de dar vueltas... Te amarraré a una silla y te amordazare para que no grites y te calmes de una buena vez —gritó desesperado y logrando que Daniel se pusiera aún más nervioso.

Las ansias aumentaban y como último recurso optó por llamar a su novio.

*—Hola, Dan —la voz de su novio lo reconfortaba demasiado.

— ¿Qué tal bomboncito?

— ¿Qué sucede Daniel? —preguntó su novio a través de la línea telefónica.

—Es que...Me siento nervioso —confesó.

—Escúchame, eres un gran diseñador, y estoy seguro que les encantará, no te agobies y si ellos no son capaces de apreciar tu trabajo yo sí y si te sientes mejor puedo ir a patearles el trasero — demandó con voz fuerte lo que ocasionó la risa del mayor.

—Gracias mi amor, no sabes lo calmado que me siento al escucharte y más cuando me halagas— respondió y la línea quedó en silencio.

— ¿Te sonrojaste?

—N...No p-por supuesto que no.

—No me mientas, yo sé que sí.

—Está bien sí, pero no puedes verme.

—Sí, es cierto.

—No te agobies, sal a ese desfile y róbate el show.

—Gracias, te a...

—Te quiero mucho —lo interrumpió el menor.*

Terminó la llamada y se dispuso a reunir el valor suficiente para no sentirse intimidado, por Dios, él era Daniel  Sanders y no se avergonzaba de nada.

— ¿Listo?

—Claro que sí.

“Presentado su más reciente colección de primavera, con diseños innovadores y frescos, marcando un estilo único. Dándonos a conocer "spring free" con ustedes la colección de Daniel Sanders”

Modelos tanto masculinos como femeninos con figuras esculturales desfilaban a través de la pasarela luciendo conjuntos exquisitos y magnánimos dignos de revista.

Daniel sonreía satisfecho con el trabajo que había logrado y observar las reacciones de las personas que ahí se encontraban, las palabras de Ben le dio aliento para salir y darse cuenta que en verdad iba a ser una noche exitosa.

Respiró profundo y subió al escenario, una sonrisa enorme nació de sus labios deslumbrando a cada persona presente en ese evento, tomó el micrófono.

—Buenas noches París, quiero agradecerles por sus aplausos, aprovecharé este momento para dedicarle unas palabras a mis amigos Blake y Derek, sin ellos esta colección no se hubiera hecho posible, a mis padres y todos aquellos que me han apoyado y creído en mí.

Todos los ahí presentes aplaudieron ante tan emotivas palabras antes pronunciadas por el asiático de piel canela.

Tuvo que tomarse fotos y dar algunas pequeñas entrevistas, fue agotador pero al mismo tiempo gratificante, junto a sus amigos se dirigieron al hotel en el que se estaban hospedando, soltó un largo suspiro al entrar a su habitación.

— ¡Hey Daniel!, ¿no vas a celebrar? —preguntó Derek agitando una botella de Champán, parecía orgulloso de su amigo y a Daniel le pareció un lindo gesto el querer festejar ese logró tan grande.

Sin embargo negó con la cabeza.

—No, mañana debo viajar más temprano para ver a Benjamin, así que pretendo dormir lo suficiente —respondió hablando sinceramente.

— ¡Quién te viera! Has cambiado tus hábitos por un chiquillo de apenas dieciocho años —soltó su amigo con burla.

Daniel hizo una mueca de desagrado, Ben no era un chiquillo, se atrevería a decir que era más maduro que cualquier persona de su edad.

—Si, como digas, que descansen- no espero respuesta y se internó en la espaciosa habitación, cayó rendido a la amplia cama, recordó esos pozos azules que expresaban muchas cosas, esa piel y esos labios, deseaba regresar cuanto antes, deseaba con tanto ahínco verlo y el tiempo se volvía una molestia.

¿Desde cuándo Ben lo traía cacheteando las banquetas?

¿Desde cuándo se había vuelto tan dependiente de él?

Un misterio que nunca resolvería pero le emocionaba la idea de vivir juntos a él durante el resto de su vida.

Se levantó de nuevo con el fin de bañarse y cambiarse la ropa, luego de haberlo hecho levantó las mantas y se acurrucó abrazando a una almohada.

Pronto el mundo de los sueños le envió escenas de su novio en diferentes situaciones.

Algunas muy vergonzosas y es que Daniel últimamente desarrollaba sueños muy subidos de tono referentes a su hermoso ángel, le inquietaba pensar que hasta en sueños fuera el protagonista de los mismos.

Pero con esos sueños logró dormirse.

*****

Se subió al primer vuelo con destino a Nueva York, sus dos amigos llegarían después ya que deseaban pasear un poco por la ciudad.

Al estar en el avión pensó en proponerle un viaje y esperaba que él aceptara.

Durmió la mayoría del viaje y para cuando despertó estaba a punto de aterrizar.

Bajó y tomó sus maletas, quería llegar al departamento para esperar a su bomboncito, sabía que posiblemente estaría trabajando.

Entró y un muy cariñoso Boris lo recibió con maullidos alegres, se sentó en su sillón y acarició al pequeño felino, después de un rato un mensaje entró a su móvil y procedió a abrirlo.

Lo que vio...

¡No podía ser...!

¿Cómo?

Lágrimas inundaron sus ojos y corrieron libres por sus mejillas.

El delineador y la sombra de ojos se corrieron por la inundación de agua salada que procedía de sus ojos gatunos.

Su Ben...él...esa foto mostraba a su novio, a su novio con una mujer  ¡Besándose! Ese suéter era inconfundible. 

¿Cómo era posible que lo hubiera traicionado de esa manera?

Sentía su corazón doler, había esperado eso de cualquier personas menos de su novio.

Lloró dolorosamente sacando en esas lágrimas toda la amargura y desprecio.

Paso así un largo rato, pero se detuvo y fue al baño a limpiarse, cogió una mochila y abriendo su armario procedió a meter todas y cada una de las pertenencias de Ben en ella.

Escuchó como la puerta de su departamento fue abierta, junto con la mochila salió a la sala y lo vio...La ira lo inundó y no pudo evitar darle una sonora cachetada que dejó la mejilla del menor demasiado roja y no porque se hubiera sonrojado.

El rostro de Ben era de confusión, dolor y asombro.

—Vete de mi casa ahora...