— Maldita sea, no sabes hacer nada bien. Pásamelo, ¡ugh, maldita sea! — me gritó, quitándome de mala gana el jarrón que tenía en la mano y limpiándolo cuidadosamente. Así había estado desde que el día amaneció, lanzando quejas por toda la casa y, a los dos segundos, con una sonrisa en el rostro. Alegre por la noticia que había recibido la noche anterior, pero estresada y más controladora que nunca con la limpieza del hogar.
— He estado pidiéndote toda la mañana que realices las tareas con mayor eficacia, pero no quiero que me hagas ruido. Deseo que muestres más modales; aunque haya gente en la casa, tu presencia no debe ser notoria. ¿Sabes a lo que me refiero? — dijo mientras me devolvía nuevamente el jarrón y colocaba sus manos sobre sus caderas en un gesto autoritario.
— ¿Vendrá algún familiar suyo, señora Ángela? — pregunté intencionalmente, sin mirarla a los ojos, curiosa por lo que ella tenía que decir, pero consciente de que había escuchado su conversación la noche anterior. Hubo un momento de silencio; quizás no quería decírmelo, pero luego optó por sentarse y desahogarse conmigo, lo cual fue muy extraño, ya que puedo afirmar que durante todo el tiempo que viví en aquella casa, ella nunca había adoptado una actitud amistosa hacia mí.
— Bueno — suspiró mientras cruzaba sus piernas y humedecía sus labios — Te contaré esto solo para que comprendas mis razones y realices las cosas correctamente. No es necesario, pero también necesito desahogarme con alguien. Además, he notado tu cambio; estás más aplicada, ya no replicas a mis órdenes y eso me agrada, has aprendido la lección. Eso sí, mientras yo hablo, tú seguirás limpiando — dijo señalándome, y yo solo asentí con la cabeza.
—Resulta que la esposa del dueño del terreno contiguo ha fallecido. No me alegra por ello, no, que Dios me perdone si estoy mintiendo. Nunca me alegraría del sufrimiento ajeno o de la muerte de un ser querido — dijo, llevándose las manos al pecho, y no pude evitar pensar que era una mentirosa, pues sabía a la perfección que eso no era cierto.
》Te menciono esto porque esa mujer era mala, una desgraciada, racista, maleducada y nos tenía un profundo odio. No soportaba ver a mi hijo; cada vez que veía a Roger cerca de su hija, lo maldecía, lo menospreciaba y lo trataba como si fuera un perro, un don nadie, un huérfano. ¿Puedes creer eso?
— Oh, vaya, ¿de verdad? — dije simplemente para seguirme la corriente, pues la forma en que describía a aquella mujer era como si se estuviera describiendo a sí misma, ya que Ángela había hecho eso y más conmigo. Sin embargo, no podía decirle nada; solo debía actuar de manera comprensiva ante ella.
— Sí, como lo oyes, esa mujer era arrogante simplemente porque tenía un poco más de dinero. Te aseguro que eso realmente no me molestaba, ya que tengo mis ahorros, que son considerables. La diferencia es que no los exhibo. Pero ese no es el tema, no podía soportar que estuviera cerca de su marido. Sin embargo, quiero aclarar que Jarsha y yo solo somos muy buenos amigos. Ella simplemente estaba muy celosa, como si tuviera la intención de quitarle a su esposo. Por el amor de Dios, mi marido fue mil veces más atractivo que él. A pesar de eso, ella nunca lo dejaba acercarse a nosotras y siempre discutía por eso.
— Era envidia, eso es seguro— dije tratando de alargar la conversación, ya que estaba limpiando y al menos ella no me corregía cada instante por cualquier cosa.
— Obviamente, era así. Una mujer como yo, de cierta presencia, te diré, esa mujer ni siquiera me llegaba a la altura del tobillo. Pero volvamos al tema principal, ella ya no está en este mundo para molestarnos o para menospreciar a mi hijo, porque Jarsha quiere a Roger como si fuera su propio hijo, y Saachi siempre ha estado locamente enamorada de él. Desafortunadamente, por culpa de esa desafortunada, nunca pudieron expresar su amor como debían. Ella hizo todo lo posible para irse a la India y llevarse a la pobre Saachi, alegando sus estudios, cuando sabía perfectamente que lo hacía para impedir que se vieran. — Hizo una pausa, mirándome atentamente, tal vez para evaluar mi reacción ante su amor, pero yo no sentía nada y eso no me afectaba.
》No quiero que se sienta mal por esto, sabe, soy consciente de que aún siente cierto afecto por mi hijo, pero cuanto más rápido acepte que no pueden estar juntos, mejor será para ustedes.
— Oh, no, no, no se preocupe por mí— dije tratando de minimizar la importancia de sus palabras, sin revelar mis verdaderos sentimientos hacia su hijo. Cuanto menos supieran sobre lo que sentía, mejor.
— Sé por qué te lo digo, porque van a venir y me imagino que Saachi pasará la mayor parte del día aquí con nosotros. Sé que verlos juntos te hará daño y que sentirá celos. Por eso se lo menciono, para pedirte que olvidys cualquier sentimiento que puedas tener por mi hijo. Por todo esto, he estado tan estresada hoy, deseando que te concentres únicamente en tus deberes.
》Entiendo que puedas pensar que a veces lo hago por molestarte, pero lo hago por tu propio bien, para que aprendas y te vuelvas un poco más educada. Eso es lo que deseo para ti durante estos días que actúes presente y ausente a la vez. Incluso cuando estás limpiando, es preferible que tu presencia no se haga notar en la casa y, sobre todo, que no nos interrumpas. Porque si lo haces, estaré muy molesta y la próxima vez no retendré a Roger y lo dejaré que te dé la lección que mereces, ¿entiendes?
Ella aún estaba allí, exigente, dejando entrever su malicia y el propósito de su buena actitud hacia mí al sentarse a dialogar. No era solo por amistad, actuaba así para amenazarme y hacerme entender lo que podría sucederme si no me comportaba como ella deseaba.