Ella

1023 Words
—¡Han llegado, han llegado! — exclamó Angela desde la puerta de entrada, llena de entusiasmo y saltando ante la llegada de los Kumar. Mientras tanto, yo me encontraba en la cocina, terminando de preparar varios platos que la señora Angela me había pedido que hiciera. Sin embargo, dado que la cocina estaba abierta, podía observar claramente lo que sucedía en la sala y cerca de la puerta de entrada, incluso a distancia. —Oh, ¡cómo has crecido! Te has vuelto tan hermosa y femenina. Mira qué largos tienes el cabello y ¡ese maquillaje! Dios mío, no sabes cuánto te he extrañado, mi pequeña Saachi. También quiero expresarte mis condolencias por tu madre, Aadhila, una mujer fuerte y luchadora, como ninguna otra— La escuché pronunciar estas palabras, y de reojo vi que le ofrecía un abrazo reconfortante, lo que me llevó a poner los ojos en blanco ante la hipocresía de sus palabras. Sentía una creciente curiosidad por la apariencia de la nueva inquilina, ya que desde mi posición no podía observarla tan claramente como hubiera querido. Quería entender cómo debía ser la futura esposa de Roger para ser tan bien aceptada por Angela. Sin embargo, sabía que debía mantenerme en mi lugar, no moverme ni llamar la atención, a menos que Angela me lo pidiera, para evitar cualquier problema con ella al final del día. —Gracias, madre Angela, usted es tan halagadora, y sabe que puede pedirme que la maquille cuando lo desee.» Se escuchó un suspiro exagerado, seguido del sonido de un sollozo. «Estoy tan feliz de estar aquí, me recuerda tantos recuerdos de mi infancia, especialmente los buenos momentos que pasé con mi madre, así como la hermosa amistad que ustedes dos compartían. — No llores, querida, no arruines tu belleza ni tu maquillaje. Lo importante es que Aadhila se encuentra en un lugar mejor, y la mejor manera de recordarla es a través de los buenos recuerdos. Tu madre detestaría verte llorar; sabes cuánto te amaba, y verte así solo le causa dolor, dondequiera que ella esté en este momento. — Lo sé, lo siento, aún estoy muy sensible por su fallecimiento. — No te disculpes; aunque haya pasado un mes, es un periodo muy reciente y es completamente comprensible. Solo deseo verte feliz, y estoy seguro de que tu madre también lo desearía. - Ya basta de lágrimas — se escuchó la voz de un hombre, y me imaginé que era su padre, por la confianza y autoridad con que pronunció esas palabras. — Miren a mi querida Ángela, realmente no has envejecido en absoluto. Los años han pasado sin dejarte ni un rasguño. Te ves mucho más saludable, con un poco más de peso, y puedo afirmar que estás muy bien cuidada — continuó diciendo. — Ay, Jarsha, tú y tus habladurías, sabes que eso no es cierto; observa todas las canas que me han salido y tú diciendo que no he envejecido. Bah, no hables mentiras. Además, sabes que siempre estoy al día con mis tres comidas; sabes cuánto amo cocinar y cuidar mi alimentación - no pude evitar sentirme ofendida ante su comentario, ya que sin duda el hecho de que ella estuviera bien alimentada se debía a mí, a mí, que me dedico a cocinar tres veces al día, mientras que ella solo se sienta a mirarme y a analizar hasta el más mínimo movimiento que realizo. 》Bien que tú no te quedes atrás, te encuentras en excelente estado; observa la prominente figura que exhibes. Las risas y carcajadas llenaron momentáneamente el ambiente, mientras yo permanecía en silencio, esforzándome por no hacer el más mínimo ruido en la cocina para pasar desapercibida ante todos. Me encontraba únicamente escuchando y evaluando en mi mente la falsedad de las palabras de Ángela. —¿Dónde está Roger? —preguntó finalmente Saachi, y escuché sus pasos acercándose cada vez más hacia donde yo me hallaba, quizás en busca de Roger o movida por la curiosidad de verme de espaldas, sin haberme presentado adecuadamente. —Oh, querida, Roger está atendiendo algunos pedidos, pero llegará en unos momentos; no tardará más de veinte minutos. Está ansioso por verte, casi no se concentra en su trabajo, ha estado preguntando por ti y a qué hora vendrías. ¿Puedes creerlo? —se oyeron los pasos apresurados de Ángela acercándose, para luego detenerse de repente. —Ah, sí, yo también estoy muy emocionada por verlo y hablar con él. Ha pasado tanto tiempo desde que escuché su voz; tras mi partida, perdí todo contacto con él y ahora estoy tan nerviosa por verlo que ni siquiera puedo recordarlo con claridad. Seguro ha cambiado bastante. —Lo sé, él también siente lo mismo por ti y me comentó que te traería un obsequio de su trabajo. ¿Puedes creerlo? Ese Roger está realmente entusiasmado contigo, y mi niño Roger ha cambiado; está irreconocible, más grande, musculoso y cada día más apuesto —la escuché decir mientras sus pasos se alejaban de la cocina y su conversación se tornaba ambigua. No pude evitar suspirar de alivio al darme cuenta de que Ángela había desviado su atención de mi dirección. No sé por qué me sentía aliviada por ello; quizás para evitar la mirada de desdén de Ángela hacia mí, o tal vez por el temor de tener a esa joven frente a mí y finalmente ver el rostro de la futura esposa de Roger. No eran celos lo que experimentaba, no, tenía muy claro que no sentía nada por él, pero había una inseguridad en mí que antes no existía. Inseguridad respecto a lo que había llegado a ser y a cómo me había transformado en un año y ocho meses. Mi cuerpo no era el mismo; la belleza de mi rostro se había desvanecido por completo y la sonrisa que solía adornar mi cara no había vuelto a aparecer desde hacía mucho tiempo. Sin duda, eso era lo que sentía en ese momento: el deseo de no verla y observar su belleza resplandecer, mientras la mía había sido borrada sin compasión, dejando solo cenizas en su lugar.
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