Es mejor marcharse

1059 Words
— Si te comparto toda la información, ¿estarías dispuesta a abandonar este continente y reubicarte en el país que he elegido? —me preguntó, acomodándose en una silla antigua con agujeros y un cojín cómodo, que utilizaba para fumar su tabaco en días estresantes. — Te lo prometo, solo deseo conocer la verdad para poder sanar en el futuro sin tener preguntas sobre lo que está sucediendo en este momento — respondí, señalándonos mientras tomaba asiento en el suelo con las piernas cruzadas y lo miraba a los ojos. — Bien — dijo, encendiendo un cigarro y colocándolo en sus labios, exhalando el aire hacia arriba con un largo y pausado suspiro. 》Sabes que tu hermana está en su último semestre y pronto ingresará a la universidad, lo cual es un logro que muchas no han alcanzado, al igual que tú - comentó, y sentí cómo mi corazón se apretaba, sintiéndome inferior en comparación con mi hermana. 》Un día, hace aproximadamente cinco meses, tuve la oportunidad de encontrarme con ella en la casa de tus padres. Durante nuestra conversación, le pregunté sobre sus estudios y me compartió su deseo de ingresar a la carrera de hotelería— A medida que hablaba, me sentía cada vez más incómoda; la mirada y el brillo en sus ojos lo confirmaban, así como la ligera sonrisa en sus labios al mencionar que había elegido esa carrera por él. Sin duda, parecían ser una pareja prometedora, un dúo imparable. Sin embargo, me cuestionaba sobre mi propia situación mientras él continuaba elogiando las impresionantes cualidades de mi hermana. Su enfoque y dedicación siempre habían sido aspectos que a él le habían atraído, ya que él mismo había sido así a su edad. Ahora, al entrar en sus treinta, se mostraba más consciente y maduro. —Después de horas de conversación entre ella y yo, reflexioné sobre mis acciones y me di cuenta de la compatibilidad que existía entre nosotros, algo que nunca había existido entre tú y yo. Me partió el alma verla llorar al confesarme cuánto me amaba y que aún lo hacía, a pesar de que yo ya estaba casado. ¿Sabes lo difícil que es escuchar a la persona que amas llorar? —Me preguntó, y sentí cómo mis ojos se llenaban de lágrimas, ya que yo también había llorado, pero a él no le había importado en absoluto. Simplemente me limité a asentir con la cabeza, mordiéndome los labios para no interrumpirlo. 》Fue en ese momento cuando me prometí corregir todos los errores que había cometido. No voy a mentirte, estos últimos cinco meses han sido los mejores de mi vida. Intercambiar algunas palabras con ella, poder ofrecerle cosas nuevas y verla usarlas es una experiencia que no sabría describir. Por eso, Nala, debo cumplir la promesa que le hice a Zola para poder estar con ella. Debes irte y no volver nunca para que podamos ser felices. Zola no será feliz sabiendo que aún estás aquí; recordará el dolor que le causé y siempre sufrirá. No puedo permitir que eso suceda. —Por eso agradezco a Dios que nunca hayas quedado embarazada, porque si ese hubiera sido el caso, ¿cómo podría haber corregido mis errores? ¿Entiendes ahora por qué rara vez te tocaba? No era por tu apariencia; tienes curvas muy seductoras y atributos físicos muy atractivos. Sin embargo, no podía estar plenamente contigo, porque siempre pensaba en tu hermana. Pero tú no eres ella, no se parecen, y no hay comparación posible— Dijo esto mordiendo sus labios, y no pude contener las lágrimas que fluyeron como torrentes. Mi garganta estaba apretada, y aunque deseaba gritar, mis llantos eran silenciosos, y aún más dolorosos que los anteriores. — Nola, al colocar su mano en mi hombro, me dijo: "Tienes que irte para evitar un sufrimiento mayor, pero antes, es necesario que firmes el acta de divorcio. Hazlo por mí, por el amor que aún sientes por ti mismo. Sé que todavía me amas, pero quien ama de verdad haría cualquier cosa por complacer a su pareja. Te daré unos minutos para que te calmes, ¿de acuerdo?—Con esas palabras, me dejó sola en el frío suelo, sumida en la soledad, llorando por tantas cosas y, a la vez, por nada. Me sentía destruida y desesperada. ¿Qué iba a ser de mí? No tenía a dónde ir; mis padres no me aceptarían de nuevo. La única opción que tenía era tomar ese boleto y marcharme, pero si lo hacía, no podría volver a ver a mis familiares. A pesar de que me habían dado la espalda, aún los amaba, y quizás algún día ellos también llegaran a extrañarme. Sin embargo, debía sacrificarme para que ellos fueran felices, ¿no? No había otra alternativa; esto era lo que me quedaba. Quizás Hakin tenía razón: podría rehacer mi vida sin que nadie conociera mi pasado, sin ser juzgada por no ser virgen. Tal vez este era mi destino y Dios me estaba brindando una segunda oportunidad para ser feliz, para ver el mundo desde una nueva perspectiva y comenzar de nuevo en una cultura diferente, rodeada de personas con mentalidades distintas. Con este pensamiento en mente, me levanté y comencé a hurgar en mis cosas, descubriendo una maleta completamente nueva. Podría decir que había sido comprada el mismo día para mí, ya que aún llevaba la etiqueta con el precio. Ante esto, no pude evitar llorar en silencio. El rumbo de mi vida ya había sido decidido por otros, y ni siquiera pude detenerlos, solo aceptarlo para mi propio bien, ¿verdad? Mis manos se movían lentamente sobre la ropa de Hakin, apreciándola una última vez, aquella que me había encargado lavar y planchar. Su olor estaba impregnado en ella, pero ese olor se perdería en el olvido una vez que me fuera. —No puedo creerlo— murmuré mientras descolgaba mi ropa. Este espacio ya no sería mío, sino de mi hermana; ella ocuparía mi lugar en esos cuatro muros que alguna vez habitara. No tuve ninguna duda, simplemente me limité a guardar mi ropa en esa maleta, mi cepillo de dientes y todo lo que necesitaría para mi estancia en aquel país. Quizás un poco más tarde, después de encontrar un trabajo, podría reemplazarlo todo y usar cosas nuevas y locales.
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