Mírame una vez más

Hay niveles

Aunque hubiera deseado disfrutar de la soledad en la cocina, la realidad fue diferente; la presencia de Saachi me resultaba, en cierto modo, incómoda. A pesar de que Angela le había solicitado que me dejara concentrar en mis tareas, Saachi logró obtener su permiso para permanecer a mi lado bajo el pretexto de conocerme mejor.

En lo más profundo de mi ser, me reprochaba por sentirme molesta, ya que esta incomodidad provenía del hecho de que ella acaparaba toda la atención que yo nunca había recibido. Desde su llegada, todos la rodeaban con el cuidado que se le brinda a la rosa más preciosa del jardín, a la porcelana más delicada y a la prenda más costosa del mundo.

Sentía celos y era lo suficientemente consciente para admitirlo, lo que me generaba un malestar adicional, pues Saachi no me había hecho nada. Se había comportado de manera cordial y había hablado muy bien de mí ante Angela. Ella solo deseaba una amiga, mientras que yo, debido a mis propias heridas, me mantenía a distancia, como en ese instante en que picaba los vegetales y su voz resonaba en la cocina, mientras yo permanecía en silencio.

—Sabes, mataría a cualquiera por las habilidades culinarias que posees. Cuando llegué esta mañana y probé el desayuno que preparaste, permíteme decirte que estaba tan delicioso que pagaría lo que fuera por disfrutar de ese tipo de desayuno todos los días por el resto de mi vida. Era tan exquisito que te envidio por saber hacer tantas cosas. Por ejemplo, te levantas temprano, limpias esta casa, preparas el desayuno, cocinas y atiendes la granja con igual destreza. ¿Dónde aprendiste a hacer tantas cosas a tan corta edad? Me imagino que Angela debe estar pagándote una suma considerable, ¿cierto?

—Mmm… uju -me limité a responder con cero intención de entrar en detalles de mi vida, aunque esto era más por el miedo de decir algo incorrecto y que fuese a llegar a los oídos de Ángela y luego saliera afectada por decir cosas que no me competían.

— Bueno, a diferencia de ti, yo nunca he cocinado un solo huevo en mi vida. Mi madre siempre contrató a personas para que se encargaran de todas las tareas del hogar: que plancharan mi ropa, que limpiaran mi habitación, que me peinaran. Ahora, que ella ya no está conmigo, he perdido todo —dijo, mientras contenía el llanto y recordaba a su madre.

No sabía lo que me sucedía; no podía sentir nada. Al verla llorar a mi lado, era como si mi corazón se hubiera endurecido tanto que los sentimientos de los demás me resultaban indiferentes.

— ¿Por qué lloras, Saachi? ¿Te ha hecho algo esta vil mujer? ¿Te ha herido? Dímelo, y la castigaré— La voz airada de Ángela me tomó por sorpresa; temblé de miedo al escucharla acusarme de algo que no había dicho ni hecho. ¿Por qué siempre intentaba culparme por los problemas de los demás? ¿Por qué debía ser tratada de una manera tan vil y desagradable, cuando lo único que hacía era aliviar su carga y asumir sus responsabilidades?

— No, no, mami Ángela, ella no me ha hecho nada. Solo recordé a mi madre y no pude evitar llorar por eso.

— Bueno —dijo, titubeante y mirándome con enojo— vamos a la galería y sentémonos allí; déjala cocinar sola.

— Pero yo quiero aprender a cocinar, por eso estoy aquí observándola, aunque me gustaría ayudar —dijo tímidamente, mirándome con súplica— Mami Ángela, sabes que debo aprender a cocinar, ya que cuando me case con Roger, seré yo quien prepare sus alimentos. Por favor, déjame aprender.

Mis manos cesaron su movimiento al escuchar la palabra "casamiento". Era consciente de que esos eran realmente los planes de ellos, pero no imaginaba que una joven tan amable deseara casarse con Roger. Quizás, si le advertía sobre la naturaleza despreciable de Roger, ella no incurriría en tal locura.

—Por supuesto, Saachi, puedo enseñarte; no hay inconveniente, señora Angela —respondí rápidamente, con la intención de acercarme a ella y ganar su amistad. Tal vez, en el futuro, al haber cultivado su confianza, podría advertirle sobre la verdadera naturaleza de Roger y Angela.

—Por favor, mami Angela.

—Bueno, puedo enseñarte a cocinar si así lo deseas. Soy tu nuera y es mi deber, como tu segunda madre, ahora que tu madre no se encuentra aquí.

Observé cómo la expresión de Saachi se tornó decepcionada al escuchar esas palabras. Pude percibir que ella realmente deseaba estar a mi lado y aprender de mí, no de Angela. Sin embargo, más allá de eso, comprendía que Angela se había ofrecido para evitar que quedáramos solas, temerosa de que pudiera abrirle los ojos a la joven.

—¿Por qué no se quedan ambas conmigo y enseñamos juntas? No tengo inconveniente en ser parte de su aprendizaje.

— Puedo hacerlo, no veo la necesidad de que estemos las dos en la cocina cuando no has terminado tus tareas. Si no me equivoco, aún quedan cultivos por atender y, si mi vista no me engaña, veo muchas hojas en el suelo. Afuera, se ve desastroso; no estás haciendo bien tu trabajo y ahora que Saachi está aquí, quieres perder tiempo.

》Te ruego que vayas a ocuparte de tus otras tareas, yo me encargaré de este desorden que dejaste en la cocina. Ni siquiera sé por dónde empezar, mira todo esto, Saachi. ¿Cómo crees que puedes aprender algo de ella si no sabe hacer las cosas de manera organizada? Aunque terminaste tu carrera en administración el mes pasado, sigues siendo una intelectual frente a ella. No menosprecies tus capacidades a tal nivel; ella ni siquiera ha terminado la escuela, sus habilidades no son las mismas. Estás destinada a grandes cosas y has estudiado en las mejores instituciones, has estudiado en India, ¿sabes lo que eso significa? Mi nuera habla el idioma de la India, dice con alegría y picardía.

— Bueno, sí, mami Angela.

La expresión de Saachi era a la vez incómoda y avergonzada. No pude evitar sentir compasión al verla bajar la cabeza y aceptar las palabras de Angela, únicamente por respeto y por el cariño que le debe. Mientras tanto, no podía hacer otra cosa que darme la vuelta y salir de ese lugar, sintiéndome mal por mí misma, ya que realmente deseaba ir a la escuela y convertirme en alguien. Escuchar a Angela decir todo esto había afectado mi estado de ánimo a un nivel completamente diferente.