Capítulo 5. El exámen.

3595 Words
Me saluda con una sonrisa, esos ojos definitivamente me enamoran, me cautivan, pero no debo ilusionarme cuando ella ya me ha dicho que no tendríamos nada serio, de manera que bajo la mirada y espero a que ella llegue hasta donde estoy, la misma mesa de la cita anterior, pero ésta vez ella en vez de preguntarme qué deseo, o buscar algo para atenderme se sienta frente a mí en la mesa, me estudia con cuidado y afirma: -        ¡Hoy no hueles mal!, cuéntame que está pasando. Quiero entender si eso fue un halago o fue un insulto a la vez pasada, intento pensar que es algo positivo que se tome el tiempo de escucharme entonces le devuelvo la pregunta: -        ¿Por qué no me habías dicho que él es tu padre? -        No me habías preguntado. -        De acuerdo, ¿Sabías que vine el otro día en la tarde y no estabas? -        Si me dijo mi papá. -        Ah bien, ¿Qué te dijo? -        Que un flacucho desalineado había venido a la panadería preguntando por mí. Sus palabras salen con tono de ofuscación pero conserva la calma. -        Entiendo, ¿Qué le dijiste? -        Supuse que eras tú y le dije que eras un amigo. Debo reconocer que sabe jugar al papel de policía malo. -        ¿Entonces ya somos amigos? -        Humm, no lo sé – Se pone su mano derecha debajo de su barbilla mientras simula acariciar una barba que no existe, sube su cabeza ligeramente y me mira con los ojos entrecerrados, ahora comprendo que está jugando.- ¿Será que somos amigos? -        Bueno, me alegra saber que ya me consideras amigo, aunque…no quiero ser solo tu amigo. – Digo esto mientras bajo la voz sin querer- -        Ese hábito tuyo de decir cosas que no alcanzo a oír. Repite por favor lo último, ¿Aunque qué? -        Aunque casi no nos conocemos. -        Eso no dijiste, ¿De verdad quieres algo más conmigo cuando no has parado de mentirme desde el primer día que hablamos? Siento que se me sube el color al rostro, y sin embargo no le quiero dar la razón, hay ciertas mentiras que son necesarias en la vida, eso lo he aprendido de la forma más cruel. -        No te he mentido, es solo que a veces no se debe dar toda la información. -        Eso es otra mentira, a ver, te perdono lo del dinero que tenías para el café, ese día no me conocías y podía haber alguno que otro escuchando, eso lo entiendo, no soy tan intransigente tampoco, pero hoy ¿Por qué me mientes? -        Es que me da pena que sepas lo que siento -        Pena ¿Por qué?, ¿Piensas que no sé qué quieres conmigo? -        Si, sé que lo sabes y sé que sabes lo que no quieres conmigo, pero por lo mismo me arrepentí de lo que dije. -        ¿De qué te arrepientes, de decirme que te parezco bonita o de decirme que quieres algo más conmigo? Noto que ella si escuchó mis palabras, y me mintió también, entonces decido botarle la pelota a su cancha. -        Si, de eso último, porque sé que tú no quieres nada serio conmigo, ¿Pero ahora quien es la que miente? -        ¡Uy!, estás venenoso hoy, ¿Ya almorzaste? -        Si gracias, ¿Y tú? -        Yo si por supuesto, pero pareciera que comiste alacrán, porque por poco y me picas. Ja ja ja –Ya te pusiste rojo – Es cierto, le devolví un argumento sumamente agresivo, pero contrario a lo esperado, parece gustarle, y entonces continúa: -        No te preocupes niño, me agrada que no seas de los que se dejan. -        Gracias, creo y soy Daniel. -        Para mi eres niño, te voy a llamar así te guste o no. -        De acuerdo, entonces yo te llamaré ¡mamacita!. -        No te atrevas. -        ¿Por qué no? -        Pues es que…yo… ¡tengo novio!, y además no me puedes llamar así frente a mi papá. -        De acuerdo esa te la concedo, pero si me llamas niño, yo te puedo llamar como yo quiera. -        Vale no importa en realidad, como sea me queda más lindo el miooo. –Dice eso y luego pone los ojos en el medio y saca la lengua, luego se gira y mira a la ventana.- Sus gestos me dan risa y no puedo contenerla, entonces le digo: -        No pensé verte actuando como niña chiquita. -        ¿Te molesta? -        No, para nada, fue divertido. -        Ja ja, ríete si quieres, tu eres un niñito flacucho. Entonces se da cuenta que estamos discutiendo como niños chiquitos y no contiene la risa, se voltea de nuevo hacia mí y reinicia con su listado de preguntas -        Explícame bien lo del asadero. -        De acuerdo. Entonces comienzo por contarle la historia desde que salí del colegio, todos los seis años que tengo trabajando en cargos varios que nadie quiere hacer y que había buscado estabilizarme y por esa razón había aceptado el empleo en la bodega, pero que dado a la tiranía del administrador, decidí renunciar, que fue ahí cuando hablamos y que ahora estoy pendiente del examen que realizaré en el instituto al día siguiente, pero que mientras llegaba la fecha del examen y me daban el resultado iba a pasar más o menos un mes, y que aunque tenemos la pensión de mi madre, eso no da para vivir completamente, entonces volví a buscar los empleos que tenía antes y analizándolo bien, gano mejor que en la bodega y tengo más tiempo, así que espero poder sostener al menos uno o dos cuando entre a estudiar informática en el instituto. -        ¿Y si no pasas? -        Bueno, confío en pasar, pero en caso de que en verdad no pueda lograrlo, supongo que podré sostenerme con los mismos empleos y tendré que volver a intentarlo unos tres meses después. -        ¿Entonces estás decidido a estudiar? -        Si, por supuesto. -        Eso me gusta, un muchacho trabajador, berraco y echado pa’ lante. -        Si gracias. -        Bueno, cambiando de tema, ¿Vienes listo? -        ¿Para qué? -        ¿Cómo que para qué?, ya te lo dije, vamos a tener sexo y luego no quiero verte más. -        Sabes que también te deseo pero… -        Quieres algo serio, si ya sé, pero entiende que yo ¡No! Hace bastante énfasis en su no, y siento que algo me aplasta el pecho, quiero pensar que no lo hace por mala, sino que solo quiere probar sin compromisos. -        Respeto que tengas novio. -        ¡Ay yaaaa! – Grita y golpea la mesa con ambas palmas de las manos, lo que hace que me sobresalte – ¿Eres un bebé o qué? -        No te entiendo, y por favor no me grites -        ¿Es que no entiendes? No tengo novio, te dije eso para que no me molestes con estas cosas tan tontas, entiéndelo, no creo en el amor, sólo una vez creí y me dejaron tirada, embarazada y con el corazón roto. No vuelvo a caer, ¿Me entiendes?, Así que o tenemos sexo o no tenemos nada. Sus palabras están cargadas además de las emociones evidentes de ira y desesperación, de un dolor bien profundo, y no quiere volver a confiar o creer en el amor; entonces la dejo que se calme, ella está dando vueltas por el pasillo entre las mesas y el mostrador, se come las uñas con ansiedad y en ese momento veo al señor Tapias cruzar rápido la avenida desde la tienda de la esquina hacia la panadería, le alcanzo a avisar a Mariana quien al percatarse de ser observada me dice: -        Ya tienes mi número, llamame cuando quieras algo de verdad, o no me llames ni me busques más. Entonces me levanta de la mesa y abriendo la puerta con una sonrisa me da un beso en la mejilla y dice en un tono bastante alto para que la escuche su padre: -        Adiós Daniel, me encantó saludarte, nos vemos después, ya tengo que irmeee, Entonces ella hace que va a cerrar la puerta y mueve la boca sin emitir ningún sonido y dice con un gesto de desesperación abriendo bastante los ojos, “YA VETE”. Llevo más de dos metros caminando desde la puerta de la panadería en dirección a mi casa cuando escucho que el señor Tapias le pregunta a su hija: -        ¿Estás bien hija?, te escuché gritar.. -        Sí, sí papá… Las palabras se pierden cuando cierran la puerta, entonces comprendo que no tengo nada más que hacer ahí, y sigo mi camino a la casa, son casi las seis cuando llego a la casa y mi mamá me mira con una sonrisa de oreja a oreja: -        Hola mijito, ¿Cómo le fue con la señorita Mariana? -        Bien mamá, es solo que ella no quiere nada serio conmigo, y yo sí quiero algo más con ella. -        Mijo, ya le dije que no se ilusione ahí, ella ya ha sido muy clara con sumercé, así que lo mejor será que no la siga buscando. -        Ya es tarde mamá, ya me ilusioné. -        ¡Ay mijo! El resto de la noche la pasamos en silencio, cenamos y poco antes de irnos a dormir mi mamá me dice: -        Daniel mijo, me olvidaba decirle que mientras usted fue a donde la señorita Mariana, doña Flor me dijo que encontró un buen lugar y a buen precio. -        Que buena noticia mamá, me alegro mucho por usted. -        Por los dos mijito, o mejor las dos familias, porque doña Flor también va a comer de ahí. -        Pues mamá dele con toda. Entonces nos acostamos a dormir y me quedo pensando en lo que me espera al día siguiente. A las cinco de la mañana me levanto, voy a prender la luz, pero no hay y estoy seguro de haber pagado el servicio de luz a tiempo, entonces comprendo que hoy me ha tocado con agua fría, así que me meto a la ducha y después de sentir el bloque de hielo caer sobre mi cabeza y mi cuerpo, me demoro lo justo para quedar bien aseado, pero no demasiado para no congelarme, luego me visto y salgo a la estación del bus me subo rápido y el bus no va ni lleno ni vacío, es evidente que la mayoría de los pasajeros son jóvenes, supongo que son estudiantes, me toca mantenerme de pie los primeros veinte minutos, luego de la tercera parada, el bus se vacía a la mitad y me ubico en uno de los asientos de las puertas de adelante, luego me quedo viendo por la ventana hasta que escucho que se sube alguien a cantar a cambio de unas monedas, los cantantes parecen tener entonación y cantan la canción “piel canela” en la versión de Andrés Cepeda, lo que me hace pensar en Mariana y me lleno de un sentimiento de desazón extraño, ya que es evidente que ella quiere algo conmigo, pero no es lo mismo que quiero, quisiera preguntarle a algún amigo que hacer, aunque es evidente que la mayoría me insultaría por no tener los pantalones para ir detrás de una mujer como Mariana, ya que lo que ella quiere es lo que la mayoría de los hombres quisieran, pero, yo soy diferente…además, que tengo pánico de quedar mal, ya que no tengo experiencia y ella por el contrario parece saber mucho más. Me bajo en la estación correcta y camino la media cuadra que me separa de la entrada del instituto técnico, luego le comento al portero que voy al examen para informática, mira su reloj y sin decir una palabra me deja entrar, luego me señala que me forme en la fila del medio, entonces miro mi reloj y veo que he llegado con media hora de antelación, aun así ya hay varias personas formadas en la misma fila que yo y muchas más en otras filas. Espero varios minutos, y faltando cinco minutos se acerca una persona a cada una de las seis filas, nos piden que los sigamos y nos conducen a un salón, al llegar nos sentamos según el orden que el señor que nos formó nos va indicando, luego pide silencio y nos da el discurso de bienvenida, indica además que en ese salón estamos los de las carreras que tienen que ver con ciencia aplicada de manera que el examen es similar, pero que cada uno tiene una sección especializada según la carrera que vamos a elegir, entonces toma su lista y de la mesa que sería la del profesor saca una carpeta grande con muchos exámenes y va repartiendo según el nombre de cada uno que pregunta cuando se acerca a cada pupitre, nos pide mantener los exámenes boca abajo y luego nos da un lápiz, borrador y tajalápiz a cada uno, entonces a una señal de él, comenzamos el examen. La primera parte es un poco lenta, ya que hay que realizar una lectura y luego las siguientes diez preguntas dependen de lo que se entienda, la siguiente parte tiene que ver con otras generalidades de física, matemática y biología, finalmente la sección especial es un conjunto de tres hojas con solo diez preguntas que nos cuestiona sobre lo que haríamos en diferentes situaciones empresariales y donde describamos el paso a paso de la posible solución, me parece algo extraño que esa sea la sección para la carrera de informática así que levanto mi mano para que el instructor me pueda responder, luego de mostrarle mi prueba y que él la revise solo sonríe y me confirma: -        Si, está perfecto, esta es la prueba especial para informática. Me señala además el borde de la página donde aparece la nota que indica que es la lista de preguntas para la carrera a la que aspiro. Responder la prueba me lleva toda la mañana, luego con un poco de mareo, dolor de cabeza y mucha hambre, entrego mi prueba al instructor y salgo del salón, bajo las escaleras que subimos al ingresar y salgo a la calle, quiero irme de inmediato a la casa, pero tengo tanto dolor de cabeza que busco un lugar donde pueda comer algo, logro ubicar una cafetería del otro lado de la caracas, compro un pastel de pollo y una gaseosa, me resulta mucho más costoso de lo que esperaba, pero me cae como una bendición, luego me devuelvo a la estación de bus y me devuelvo a mi casa en un bus prácticamente vacío. Al llegar al barrio tengo unas ganas tremendas de ver a Mariana, así que me acerco a la panadería y cafetería y cuando paso por la ventana me doy cuenta que no está ella, sino solo el señor Tapias, decido fingir que no me doy cuenta por donde estoy pasando pero puedo sentir su mirada acusadora mientras atravieso la fila de ventanas del negocio, al llegar a la casa mi madre no se encuentra, entonces aprovecho para descansar ya que el único trabajo que tengo los lunes es en el restaurante y la hora de trabajo acabó cuando llegué a la estación cerca del barrio, me acuesto en mi cama pensando y decido llamar a Miguel, pero no me responde, supongo que debe estar ocupado con su trabajo; él a diferencia mía si pudo asistir a la universidad y aunque se tomó un tiempo antes de empezar, su familia podía costearla sin inconvenientes, hemos sido amigos desde la primaria, pero nos distanciamos un poco cuando él comenzó con Esmeralda, nunca pude entenderlos como pareja, Miguel era más como yo, más callado e introvertido, ella por su parte era un poco más de estar liderando causas perdidas, como sea eran como agua y aceite y sin embargo cuando comenzaron ellos, empezamos a separarnos con Miguel, luego nos hemos encontrado si, en muy raras ocasiones en el barrio, y apenas hace poco volvimos a hablar como cuando estábamos en el colegio. Me quedo dormido sin querer, al despertarme veo mi reloj y son más de las siete de la noche, un olor a aceite caliente me llama desde la cocina, me dirijo hacia allá y veo que mi mamá está pendiente de la estufa, me ve aparecer en la sala y después de saludarme me sirve un plato de arepas de maíz con una taza de chocolate, hablamos un buen rato y nos contamos nuestras cosas, evito contarle cualquier cosa sobre Mariana, pero entonces mi mamá lo nota y me pregunta por ella, solo le respondo que todo está bien, pero mi mamá me conoce, solo me mira fijamente, pero no dice nada, terminamos nuestra cena y nos vamos a dormir. Los días siguientes se pasaron en la rutina entre ir a los diferentes empleos y sobrevivir un poco, mi madre comenzó una venta improvisada de arepas, empanadas, deditos de queso y jugos naturales en un pedacito de local de una miscelánea, al parecer no le cobran el arriendo los primeros seis meses, pero después la tarifa que le van a cobrar es un millón de pesos mensual, así que tanto mi mamá como doña Flor le están metiendo el hombro y parecen arrancar con el pie derecho, ya que en un solo día les han comprado todos los productos que llevan pre-hechos y la señora Flor ha conseguido una estufita a gas con una olla para hacer las funciones de la freidora. Las ganancias por su parte se empiezan a ver y a mí me alegra ver a mi madre más tranquila haciendo algo que le gusta y no encerrada encartonada entre la silla y la mesa de nuestra vivienda buscando un empleo que nunca más va a llegar. Por mi parte decido llamar a Mariana y cuando contesta le digo solamente: -        Estoy listo. Ella se queda un momento escuchando, luego toma aire y me contesta: -        ¿En dónde nos vemos? *********************** La cito en el centro comercial el lunes siguiente en la tarde, ya que es mi día más libre, ella acepta y cuando nos encontramos ella usa una camiseta blanca de tiras, un saco rosado bastante afelpado, un jean azul y una pinza con una mariposa sobre el cabello, sus labios rojos me sonríen y me preguntan: -        ¿Nos vamos ya? -        No, aún no, quiero primero ver una película, sentirme un poco más conectado contigo. -        Eso no es lo que acordamos. –Dice esto con una mirada de enojo- -        Lo sé, pero tampoco es una mala idea, o dime, ¿Qué más vas a hacer ahora? Prometo que haremos lo que me dijiste. -        Bueno espero cumplas tu palabra, y no creas que siempre tengo el tiempo libre, yo si tengo una vida Niño. -        Te creo mamacita, por lo pronto vamos. La agarro de la cintura y puedo ver que su rostro comienza a tener un color rosa intenso, confío en que es efecto del reflejo del saco, aun así luego le agarro la mano y la llevo por entre una tienda de ropa y otros artículos para hombre y mujer, llegamos al segundo piso de la tienda y salimos por el otro costado, ya dentro del centro comercial, ella parece sentirse cómoda con que la tenga de la mano, pero a la vez pareciera que quiere retirarla, siento el sudor en mis manos, y me pregunto si ella está nerviosa también, entonces la suelto y la abrazo justo cuando llegamos al cine y le señalo las películas que hay, entonces ella elige una película de terror, y después de confirmar que es la que ella quiere compramos los tickets de entrada y esperamos en la entrada a que sea la hora para ingresar, charlamos un rato de los últimos días y al final ella me pide una gaseosa para entrar al cine, acepto y compró dos, no quiere comer nada, luego entramos y subimos hasta nuestra fila, nos sentamos y queda espacio vacío al lado de ella, me hago a su izquierda y de nuevo a mi izquierda hay un espacio vacío. A la mitad de la película ella levanta el brazo de la silla que nos separa, pone su mano en mi pierna y comienza a subir lentamente la mano, eso me pone más nervioso de lo que ya me tiene la película, entonces me agarra la mano, y la pone en su pierna, se apoya en la división de las sillas, me agarra la cara con la otra mano, y me da un beso en la boca que me hace sentir cosquillas por todo el cuerpo, entonces me dice: -        Te juzgué mal, ya veo cual era tu plan. Entonces me acaricia el pecho, y va bajando su mano hasta llegar a mi pantalón, lo desabrocha, me tiene excitado, mete su mano en mis calzoncillos, saca mi pene y lo pone en su boca, su humedad y tibieza me entorpecen, luego empiezo a dejarme llevar hasta que olvido que estoy en el cine y con un gemido que se me escapa justo a mitad de una escena muy fuerte llego sin poderme contener, nadie se da cuenta, ya que mi gemido quedó amortiguado con el grito de miedo de los demás asistentes al cine; la veo levantarse lentamente, limpiar con uno de sus dedos su boca y sonríe y me dice: -        Esto es solo el comienzo, y veo que te gustó.
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