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1167 Words
NORT CARRINGTON... Salgo de la empresa con sentimientos encontrados, me siento muy contenta con mi nuevo empleo, tengo un puesto en que podré hacer lo que me gusta, tengo una linda oficina con una magnífica vista, pero me siento mal porque mi hermano quiere que le robe a la empresa según él para recuperar lo que nos pertenece. Camino hacia mi auto rumbo a mi apartamento, mi hermano decido comprar dos apartamentos uno para cada uno. Él también consiguió empleo en una multinacional muy importante, le dieron un puesto muy importante. Me siento muy mal, usada y una perversa mujer, pero debo hacer lo que sea por nuestra familia y Daniel es la única familia que tengo. Cuando llego a mi apartamento me cambio el traje por un conjunto deportivo y camino descalza por mi apartamento, entonces unos impresionantes ojos azules aparecen en mi mente. Los hermanos Ross parecen dioses en la tierra. Parecen gemelos, cabello castaño, ojos grises azulados con miradas intensas, los rasgos en sus rostros parecen haber sido esculpidos por el mejor de los artistas. Eirin es bellísima, verla en revistas es una cosa, pero verla de frente es otra, parece un Ángel y aunque en cierto modo tiene ese título con Victoria Secret, es una mujer bellísima. Matías es el hombre más impresionante que alguna vez haya visto, su mirada es profunda e hipnótica, su imponente presencia, su porte elegante lo hacen un hombre que difícilmente puedes dejar de observar. El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos, lo tomo rápidamente al darme cuenta de que se trata de mi hermano. -              Hola Dan - saludo cuando contesto -              ¿Lograste entrar? - pregunta sin saludarme lo que hace que moleste un poco -              Si, mañana comenzó a trabajar - respondo sentándome en una de las sillas del comedor mientras abro mi computador. -              ¿Conociste a Matías Ross? -              Si, él y su hermana me entrevistaron - respondo entrando a mi correo -              Nort, no olvides por qué estás allí - me dice molesto - tienes que sacar la mayor cantidad de dinero que puedas, nos pertenece y es nuestro deber tomarlos. -              Daniel no me siento bien haciendo esto - digo triste porque mi propio hermano quiere convertirme en una delincuente. -              Hoy abrí la cuenta en las Bahamas a la que transferidas el dinero - vuelve a decir ignorando lo que acabo de decirle. -              Tomara tiempo - respondo triste de que él no se dé cuenta del riesgo tan grande de que estoy corriendo. -              No tardes demasiado - responde él para luego colgar haciendo que rompa en llanto. Paso el día tratando de distraerme de lo que está pasando, pienso en la forma de darle el dinero a mi hermano sin tener que robar la empresa porque eso es lo que haré, robar, aunque mi hermano diga que solo tomaremos lo que nos pertenece. La mañana siguiente luego de correr por una hora vuelvo al apartamento a prepararme para mi primer día en la empresa de los Ross. Decido vestirme con un traje blanco de falda y chaqueta, blusa sin escote negra y tacones igual, me dejo el cabello suelto, me maquilló sutil y cuando estoy lista salgo hacia la empresa. Mientras conduzco pienso en lo diferente que es nueva York de donde vivía, allí todo era calma y silencio, el aire olía a uvas, pero aquí todo el mundo tiene prisa, el aire tiene un extraño olor, el ambiente es muy ruidoso, pero aun así me parece una magnífica ciudad. Al llegar a la empresa pasó por recursos humanos ya que allí me espera quien creo que es Antoni mi asistente que me llevara a mi oficina. -              Buenos días señorita Carrington - me saluda amablemente - mi nombre es Antoni -              Nort - respondo estrechando su mano. -              Señorita Carrington la llevaré a su oficina, en una hora tendrá una reunión para presentarle a todos los miembros del departamento - dice mientras caminamos hacia el ascensor. Al llegar a la planta del departamento contable caminamos hasta mi oficina la cual ya tiene mi placa a un lado de la puerta. Al entrar quedó impresionada, la ciudad me da la bienvenida grandes ventanales me dejan ver gran parte de la ciudad y central park, observo la oficina, paredes blancas, muebles blancos con detalles de color amarillo y gris, un enorme escritorio de vidrio y metal junto a una silla blanca moderna, sobre la mesa hay una iMac y una Macbook air. - si algo no le gusta podemos cambiarlo. -              No, todo está perfecto para mí gusto - respondo caminando hasta escritorio y me siento en la hermosa silla. Acaricio el escritorio y sonrió. -              Señorita - vuelve a decir extendiéndome un sobre - aquí están sus credenciales, también las tarjetas que le da la empresa, una en la que depositará su salario y la otra es la que le otorga la empresa para su uso personal. - me explica mientras abro el sobre revisándolo todo. -              Gracias - digo dejando el sobre en el escritorio. Antoni me explica absolutamente todo lo que debo saber sobre mi trabajo, lo escucho atentamente mientras asiento con la cabeza entendiendo perfectamente de lo que habla. Una hora después entramos en la sala de juntas donde me esperan quince personas a la cabeza Matías, su belleza me deja sin aliento momentáneamente, pero me responde respirando para calmarme. Durante la reunión cada uno de los miembros ejecutivos del departamento se presentan y sus áreas designadas, durante toda la reunión trato de ignorar la intensa mirada de Matías sobre mí. Respiro profundamente tratando de calmarme. Cuando la reunión acaba los ejecutivos salen y cuando estoy por hacerlo Matías se interpone en mi camino. -              Esperen fuera - dice él mirándome a los ojos, nuestros asistentes salen dejándonos solos. - ¿cómo te está yendo? - pregunta cada vez más cerca de mí. -              Todos han sido muy amables conmigo y mi oficina es perfecta - respondo con voz firme escondiendo lo nerviosismo. -              ¿Quieres cenar conmigo esta noche? - pregunta y su aroma me atrapa, trago saliva. -              No creo que sea conveniente - respondo apartándome un paso de él. - usted es mi jefe y yo acabo de entrar a trabajar. -              Puedo despedirte hoy y mañana recontratarte - responde en tono juguetón, pero me mantengo firme. -              La respuesta es no, Señor Ross - respondo firme para luego pasar por su lado fuera de la sala dejándolo perplejo con mi respuesta. Cuando salgo camino directo a mi oficina con Antoni siguiéndome los pasos. Al entrar le pido unos minutos para calmarme y pensar en qué esto lo hago por mi hermano. -              No me puede gustar - pienso suspirando por qué es lo que está pasando. El resto del día me enfoco de lleno en el trabajo y ponerme al tanto de todo lo que pasa, trato de borrar de mi mente los hermosos e hipnóticos ojos de Matías Ross.    
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