Las primeras dos semanas la custodiaban día y noche más de cuatro personas por turno. Ella no se mostraba intimidada, esos sujetos eran unos idiotas que gozaban de tener un mínimo poder con un sujeto que había firmado su declaración de muerte. Es verdad que a veces le causaba pánico las ideas que tenían para hacer con ella, pero los tipejos se mantenían relativamente tranquilos. Ya a la tercera semana Carlton parecía alterado, estaba claro que Didier lo estaba presionando desde Francia y aparentemente le frustraba todas sus ventas y cargamentos. Era una batalla donde dos hombres, con demasiado poder, se estaban enfrentando, dejando cientos de daños en el camino. Si bien Carlton tenía como ventaja el que el rubio no supiera dónde se ocultaba, Didier le estaba pegando duro en sus finanzas, y

