—Halsey, ¿Verdad o reto?—pregunta un animado Harry.
Ella se tuerce y lo piensa un poco, estamos todos sentados con las piernas cruzadas en un lado de la fogata. Haciendo un círculo, ya presente a Darry.
—Mm, creo que verdad.—decide finalmente, un brillo malicioso se asoma en los ojos de mi vecino espía.
—¿Es cierto que el verano pasado en el campamento, tuviste un trío?—inquiere, todos quedamos boquiabiertos.
Es decir, es una chica realmente hermosa, pero ¿Llegará a ese nivel de perversión? Sonrío con interés, para mi el sexo no es tabú, quizá tengo la mente muy abierta. Ella abre sus ojos de par en par y luego fulmina con la mirada a su hermano.
—Lo es, fue una experiencia...increíble—zanja y muerde su labio inferior. Quedamos como el meme del picachu, para luego reír amenamente.—, ¿Como era tú nombre?—Inquiere tratando de recordar el nombre de Darry.
—Darry.—afirma y ella asiente.
—Bien, Darry ¿verdad o reto?—alza su ceja mientras lo mira maliciosamente.
Él vacila un poco y nos mira a todos.
—Reto.—acepta finalmente, el mismo brillo malicioso del espía ahora resalta en las esmeraldas de Halsey.
—¿Ves esa chica de allá?—le pregunta señalando a una pelinegra de vestido amarillo. Todos giramos a verla, el mencionado asiente.—, Bien, te reto a que le toques una nalga.
Todos la miramos asombrados, Darr traga seco y la mira como cachorrito.
—¿En...serio?—vacila un poco y ella asiente satisfecha.
Él lo duda un poco pero se levanta decidido, camina hasta la chica y le pide un minuto. Darry es castaño claro, tiene una tez pálida, pero es muy lindo. Él le susurra algo en el oído y ella niega mirándolo mal, es entonces cuándo se gira para volver a su grupo y Darry aprovecha para cumplir el reto. La pelinegra reacciona dándose vuelta inmediatamente y abofetea al pobre castaño, este hace una mueca de dolor.
Este corre hasta llegar a su sitio, todos lo miramos con diversión y soltamos una carcajada. Halsey le extiende la mano para chocar los cinco. Y le susurra ''Valientes y decididos, como me gustan" Darry suelta un suspiro y se sonroja.
—Sam, ¿verdad o reto?—me sorprendo al escuchar mi nombre y miro a Darry, me mira con una ceja alzada.
—Verdad—digo sin pensarlo.
—¿Has hecho sexo oral alguna vez?—inquiere, mis ojos se abren como platos, todos me miran fijamente.
¡Dios que vergüenza! ¿Por qué de tantas preguntas, me hacen justo está?
Me aclaro la garganta—, Sí, una vez.
Todos me miran sorprendidos. Para luego reírse de manera baja. Entonces una idea macabra aparece en mi mente.
—Harvey, ¿verdad o reto?—inquiero.
—Reto, querida—acepta con diversión y contornea sus cejas de arriba a bajo.
Sonrió como el gato de alicia, mientras que la rubia me fulmina con la mirada. Ella me conoce y sabe muy bien lo que he planeado.
—Te reto a besarte con Becky—digo con suspicacia.
El abre un poco los ojos con fingida sorpresa. Y mira a la rubia con una sonrisa cómplice.
—¿Con ese pastelito? ¡Encantado!—dice mientras se levanta.
Se acerca hasta la rubia y coloca las manos en ambos lados de su cabeza. Presiona sus labios con los de ella, torpemente los entreabre y le sigue el ritmo.
Luego se separan, ella suelta un jadeo y todos reímos por lo bajo.
—Bien pastelito. ¿Verdad o reto?—le pregunta Harvey con una sonrisa de suficiencia.
—Ver-verdad—dice ella algo apenada. Y más roja que un tomate.
—¿Te gusto el beso?—pregunta pícaramente, todos sonríen con malicia.
La rubia se coloca más y más roja, como si eso fuese posible.
—S-sí, es decir...be-besas bien.—se excusa y ahogo una risa. Ella me fulmina con la mirada cuándo nadie se da cuenta.
Se aclara la garganta y suelta.—Harry, ¿verdad o reto?
Este la mira con curiosidad y luego sonríe como un gato.
—Reto.—le responde con interés.
Está vacila un poco y luego sonríe con suficiencia, se vengará estoy segura.
—Te reto a estrujarle los senos a Sam.—sonríe pícaramente y la miro mal.
—¿Hace calor aquí o son ideas mías?—pregunta Harvey y todos ríen, menos yo.
—Bueno, ¿Sam me dejas tocarte?—abro mis ojos con sorpresa, eso sonó bastante tentador...digo aterrador.
—Cumple tú reto.—le permito.
Él sonríe descaradamente y se acerca, se posiciona en frente de mi y con coloca sus manos sobre mis pechos, los aprieta dos veces.
Todos se mantienen viendo la escena con algo de maldad.
—Bien, me toca nuevamente. Hendry, ¿verdad o reto?
Se devuelve a su sitio y le pregunta al último hermano.
—Verdad.—contesta.
—¿Te has masturbado en nombre de alguna chica?—otra sonrisa ladina arrebata su boca.
El chico le sonríe con picardía. Un gesto que al parecer todos los Lighwood tienen.
—¡Venga, hombre! Todos lo han hecho alguna vez.—afirma indirectamente.
Todos reímos y entonces suena una canción bastante movida.
—¿Y si mejor vamos a bailar?—ánimo a todos.
Gustosos asienten y nos ponemos en marcha a la improvisada pista de baile. Hacemos un círculo y todos mueven su bote al ritmo de la canción, es entonces donde jalo del brazo a Hals y la invito a bailar en el centro. Nos contorneamos moviendo nuestras caderas y rosando nuestras manos con el cuerpo. Luego salimos del centro y seguimos moviéndonos al son de la música.
La canción termina y en seguida suena una lenta, de esas que bailan en pareja. Darry es arrastado a la pista por Halsey, la rubia fue empujada por Harvey, mientras a mi me invita Hendry. Le sonrió y en seguida noto que falta Harry, el cual solo se aleja. Entonces disfruto la canción mientras me meneo de un lado al otro.
—Eres divertida, amo ese aire de chica de ciudad.—divierte mi compañía.
—Ese es el halago más original, que he escuchado en mi vida—divierto, el ríe y me mira con curiosidad.
—¿Cómo es tú apellido?—pregunta de repente.
—Damlet.—le respondo, sus ojos se abren como platos y me quedo atónita. ¿Que, tan feo es?
Suelta mi cintura y toma a harvey del cuello, lo jala susurrandole algo y este también abre sus ojos como platos.
Toman a Hals, esta se queja y les da una mirada reprochadora, luego le susurran algo también y ella queda atónita, abre sus labios en forma de o. Se alejan un poco y luego los veo perderse en camino a la salida del bosque. ¿Ya se van? Si recién llegamos, es temprano y la fiesta esta buena.
La rubia y Darry se acercan a mí con cara de: ¿que esta pasando? Me encojo de hombros.
—¿Alguien me explica?—pregunto mirándolos con desdén.
—¡No tengo idea! Es decir, en un momento conversaba con Harv, luego llego este hermano mayor le susurro algo que no alcance a escuchar y se fueron.
—Igual paso con hals, la arrastraron y quede ahi parado como idiota.— repite darry confundido.
—No entiendo ni mierda—digo confusa.—, es decir, luego de decirle mi apellido reaccionó asi.
Nos miramos sin comprender, eso fue muy muy extraño.
Ignoramos lo sucedido y seguimos bailando, disfrutando la noche y bebiendo como locos.
Luego de pasar el rato, nos devolvemos, becky me pide posada y le digo que puede quedarse gustosa. Caminamos hasta la salida y no veo rastro de los hermanos Lighwood.
Subimos a mi coche y arranco en dirección a la casa de Darry, ofrecí llevarlo. Nos despedimos de él y sigo hasta la casa.
Al llegar aparco el coche y veo el de mamá en la cochera. Entramos y esta sentada en el sofá con una copa de vino y compañía.
Un señor un poco mayor que mi madre, esta sentado a su lado, conversan armoniosamente, es rubio de piel algo trigueña y ojos azules. Muy simpático y bien vestido.
—Buenas noches, hola ma—saludo apareciendo en el campo de visión de ellos.
—Hola, cariño. Y becky—saluda mi madre.—, Él es Jeremy, de quién te hablé.
Lo presenta y asiento.—Un gusto, mi nombre es Sam.
—Encantado de conocerte, tú madre solo habla maravillas de ti.—me sonríe.
Muy agradable a decir verdad, le devuelvo la sonrisa y estrecho su mano.
—Un gusto también, Becky. Mejor amiga de la rojita.—divierte ella y el le estrecha su mano.
—Bueno, hablamos mañana ma, te dejo. Que disfruten su noche. Estaremos en mi habitación. —aviso y me despido.
Subimos hasta mi habitación y nos cambiamos colocándonos la pijama. La de la rubia es un short y blusa de seda. La mía es un pantalón de algodón y un suéter. Con estampados de vaquita.
La rubia ríe al verme y yo la miro mal.
—¿Que?
—¿Es en serio, sam? ¿Vacas?—se burla.
—Es súper cómoda. —me defiendo y ella ríe más.
Me percato que ella miraba algo detrás de mí, es entonces cuando me giro y veo al espía en el balcón, fumando.
Le doy una mirada de sígueme. Y ella asiente. Salimos al balcón con la excusa de fumar también.
—Harry.—saludo.
El mueve su cabeza en forma de saludo y me da una media sonrisa.
—¿Pasó algo? Digo se fueron, así por así.—pregunta becky.
—Eh, no.—contradice el castaño.—, sólo debíamos volver ya.
Responde fríamente encogiéndose de hombros, asentimos. Saco un cigarrillo de mi cajetín y lo enciendo. Le ofrezco uno a la rubia y me dice que no fuma.
Una, dos, tres y cuatro caladas más tarde. Desaparece entrando a su habitación.
—Eso fue extraño, bueno muy extraño —se corrige.
Asiento y me concentró en un punto lejano. ¿Acaso mi apellido los espanto? Que yo sepa no es muy reconocido. Tampoco es algo sorprendente, es decir, mis abuelos paternos murieron hace tiempo. Solo son mi papá y mi tía Beth. Nada más. Tengo poca familia a decir verdad. Por el lado de mi mamá, también fue hija única. Por lo que no tengo tías o tíos. O primos o nada. Y mis abuelos murieron antes de yo nacer.
—¿Crees que haya sido por lo de mi apellido? Digo, al decírselo a Hendry inmediatamente huyeron.—digo pensativa.
—Nel, no creo.—responde dubitativa. —, No tiene lógica. Es sólo un apellido.
—Tienes razón, quizá solo fue casualidad.
Me limitó a responder, le doy la última calada a mi cigarrillo y volvemos dentro.
Nos acostamos una al lado de la otra en la gigante cama y caemos en los brazos de morfeo.
*****
Despierto sin encontrar a la rubia en mi habitación. Me entro a duchar y cepillar mis dientes. Me visto con alto cómodo, un overol short de jean y mis vans negras. Dejo mi cabello suelto.
Bajo a la cocina y encuentro a mi madre cocinando.
—Buenos días, Cass—digo saludandola.—, ¿Becky ya se fue?
—Buen día, cariño.—responde mientras le da vuelta a un hotcake. —, Sí, Nat la llamó y le dijo que irían a visitar a su abuela.
Asiento, sirvo los platos, cubiertos y vasos. Preparo café, mientras mi madre termina de asar los Hotcakes.
Los pone en la mesa, junto a miel, bananas picadas y fresas.
Nos sentamos juntas y comemos.
—¿Que tal Jeremy?—rompe el silencio.
—Agradable, me simpatizó. —le anunció.
—¡Que bueno! ¿Y la fiesta que tal?—inquiere nuevamente.
—Estuvo genial, conocí a chicos, chicas. Baile y bebí un poco.— contesto, para luego engullir un bocado.
—Eso es fantástico.—anuncia.—, ¿Algún chico que llamará tú atención?
—No, nada que ver—digo negando mientras bebo un sorbo de café. —, Ya sabes que me retire de eso.
Digo haciéndole recordar mi decisión de no más chicos por un buen y largo tiempo.
Ella entornó sus ojos—, Eso no puedes decidirlo tú, digo es cosa del destino.
—Sí se puede, recuerda que Freud tiene teorías en las que explica que el ser humano sufre por placer, pues bien puede controlar sus emociones.—digo citando a uno de mis psicoanalista favorito.
—¡Si, si! Como digas—divierte.—Hoy son el final de las inscripciones, debemos ir a finiquitar la tuya.
Asiento, terminamos de comer y vamos en marcha a la cochera. Decidimos ir en mi coche así que subimos y conduzco hasta el instituto.
Aparco en un lugar disponible y bajamos. El edificio es alto y bastante antiguo, tiene ese estilo europeo arquitectónico, parece una catedral. Muy interesante, a decir verdad.
Entramos por su enorme puerta y miro al rededor, dos gárgolas en forma de León hacen presencia a los lados de las escaleras. Llegamos a la oficina y mi mamá saluda al director. Hago lo mismo.
—Así que tú eres la pequeña, sam.—responde sonriente.—, un gusto que estudies aquí.
—Gracias, de igual manera.—digo cordialmente.
Me extiende unos cuántos papeles y firmo dos de ellos. Las otras dos hojas son mías, uno son los horarios, la otra un planilla para la clase extracurricular.
—Imagino que has de ser una artista como tú madre.—admite.
Asiento con timidez, no me creo una artista, no aún. No como mi madre.
—Entonces entraras a la clase de arte, claro. Como materia extracurricular —afirma.—, ¿cierto?
—Por supuesto—acepto terminando de llenar la planilla.
Se la entrego y el satisfecho la guarda. Me entrega la llave de mi casillero, con su clave y número. Guardo todo en el bolso que traje.
—Eso es todo, Bienvenida señorita Damlet.—me da su mano nuevamente.—, Bienvenida seas a BergenHigh.
—Muchas gracias, señor director—digo y despido.
Seguida de mi madre, camino por los pasillos. Es entonces donde ella se encuentra a una amiga suya, madre de algún estudiante quizá. Se ponen a conversar y entonces camino un poco conociendo la estancia que ahora es mi nuevo instituto. Veo un cartel que lleva el nombre de 'biblioteca" camino sin dudarlo.
Entro y veo pasillos enteros con estantes repletos de libros. Varias salas consecutivas una al lado de la otra y mesas de estudio. Arrastro mis dedos por el filo del estante y escucho unas voces lejanas. No presto atención hasta que escucho:
—Sí, ella a regresado al pueblo—afirman, con algo de angustia. —, Estamos en graves problemas...