Sentí arcadas al acercarme al asqueroso "obsequio" camine hasta mi escritorio donde se encontraba la pobre ratita muerta. La sangre seguía fresca, lo que me hizo dar un escalofrío al imaginarme que quién la allá traído seguía en la casa.
¿Que debía hacer? ¿Y si llamaba a la policía? Tendría que dar muchas explicaciones...¿y si llamaba a Cass? Podría terminar implicada y no era su asunto.
Termine armandome de valor y revise cada habitación y rincón de la casa. No había nadie, pero la puerta corrediza del patio estaba abierta. Así que por ahí había entrado el intruso. Cerré todas las ventanas y puertas con seguro.
Llamé a quién podía contarle sin problema...tres intentos y por fin contesto:
—¿¡TAMBIÉN TE DIERON ESE DESAGRADABLE Y ASQUEROSO OBSEQUIO!?—grita alterada Beck.—, ¡Te estaba lla
