—Tú luces muy bien, gracias por el cortejo.—le sonrío amablemente. -—Gracias, ¿nos vamos?-—sonríe nuevamente, ya basta de sonreir castaño. ¿No ves que me tientas? -—Claro, te sigo.-—contesto. Su auto esta parqueado enfrente de mi pórtico, es un camaro del 76. Un clásico, pero se le ve reforzado y con una pinta asombrosa. Abre la puerta del copiloto y le agradezco su acción. -—Quién diría que eres todo un caballero.-—ironizo al el subirse también.—-, ¡Ah y que te gusten los clásicos! Rayos chico, ¿que esta mal contigo?-—bromeo. El rie a carcajada limpia, me da una mirada cargada de emociones que no logro descifrar. -—Muchas cosas están mal conmigo, ¿sabes?-—responde en el mismo tono que use antes, sólo que siento que él lo dice en serio. Conduce mientras hacemos bromas o hablamos de