Primeros pasos

690 Words
Las historias de familias siempre son complejas, por el grado de intimidad que se debe exponer para satisfacer el hambre de información de quien desee conocerla; por consiguiente, seré lo más explícito posible en mi relato, para estar ala altura de sus devoradoras expectativas. Vengo de una familia tradicional de provincia, en una tierra hermosa, fría, productiva y que muy pronto dejaré atrás, para ir en busca de mi propio camino. Soy el 8vo de ocho hijos, donde somos 4 hermanos y 4 hermanas, hijos de padre agricultor y madre maestra de primaria; vivimos en una bonita casa en el centro del pueblo, a sólo una calle del colegio de varones y del colegio de señoritas, ambos dirigidos por las hermanas dominicas y con muchos años de tradición en la zona. Todos en mi casa trabajamos y estudiamos; los más pequeños estamos aún en la primaria, y las hermanas mayores ya son egresadas de la escuela formadora de normalistas y de secretariado comercial. Mis padres tienen un pequeño negocio familiar donde se sacrifican reses, corderos, cerdos y aves de corral, y es el lugar de trabajo de los tres hermanos más pequeños que somos Juan, Pedro y Pablo. Yo soy Samuel, pero me dicen Sam y por ser el más pequeño, soy quien tiene que hacer los trabajos de la última línea de producción, que consiste en lavar los menudos de los animales que se benefician en nuestro pequeño matadero. Antes las cosas no eran tan estrictas, en cuanto a normas sanitarias y era muy fácil tener un matadero en el patio trasero de tu casa; sin embargo, en el pueblo éramos el único matadero y contábamos con excelentes referencias en cuanto a limpieza, organización, certificado de cría de ganadería y éramos los mejores proveedores de carnes en la región. Todos comandados por mi diligente padre y muy estricta madre. Cada día era una nueva aventura y no podíamos decir que nos aburríamos por la rutina. Esas palabras no existían en aquella época, donde todo era asombroso para nosotros. Debíamos cumplir con nuestros deberes como cristianos principalmente, así que desde muy de mañana, donde el cielo estaba muy oscuro todavía, nos levantábamos a darle gracias a Dios por un nuevo amanecer y por tener todas las bendiciones del Padre Creador,  como familia y a nivel personal. Luego a cumplir con nuestro deber con la familia, que era cumplir con las diferentes faenas que planificara mi padre y después si cumplir con nuestros deberes ciudadanos que eran ir al colegio, luego de acicalarnos, pues la presencia personal siempre ha sido un hábito que se toma muy en serio en mi hogar. Y al llegar del colegio, debíamos cumplir con tareas domésticas, hacer nuestras labores escolares y finalmente irnos a los diferentes comercios a distribuir el producto que se procesaba en nuestra factoría familiar, que iban desde cortes de carne de primera y segunda, asaduras y cueros. Estos últimos eran llevados a las curterías, quienes luego entregaban a las talabarterías para fabricar zapatos, correas, sillas de montar, entre otros. Los domingos eran los días de Dios, por lo que muy temprano nos levantábamos para arreglarnos e ir muy elegantes a la iglesia. Apenas desayunábamos un tamalito con una tacita de chocolate y una hogaza de pan fresco, para estar ligeros en la Santa Eucaristía, donde mis hermanos Pedro y Pablo eran mis compañeros monaguillos y siempre asistíamos al anciano sacerdote en cada celebración. Como era de imaginarse, todos e mi casa manejábamos dinero desde muy jóvenes y los hermanos mayores ya eran socios de nuestra empresa familiar, por lo que recibían aparte de  sus sueldos, una parte de las ganancias, de acuerdo al porcentaje de acciones en la misma. Mi padre, a pesar de ser analfabeto y haber sido desde pequeño obrero y jornalero, tenía mucha inventiva y una capacidad innata para los negocios; por otra parte, mi madre, quien recibió formación como normalista, siempre había sido maestra de primaria en el colegio de señoritas. Ellos supieron unir sus talentos y sus valores familiares para formar un hogar digno de respeto y admiración, por la capacidad de trabajo y compromiso de todos.    
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