Pablo Miró de nuevo el reloj y ya es hora para que mi niña llegue, está zozobra de saber si está bien, o no me carcome el alma, solo espero que ella logré contenerse, y todavía no actúe, aunque se la clase de mujer que es y sé que es una mujer demasiado sensata y sabe que le conviene. —¡Señor Pablo! —Me giró al escuchar a Lucas, el cual lo noto bastante preocupado. —Dime Lucas, adelante, sabes que puedes entrar sin pedir permiso. —Señor, necesito salir unas horas, en visita que la señorita Ana no está, creo que ella se demora con Leonardo —dice Lucas. —Está bien, ¿Y se puede saber vas a salir y a esta hora? —preguntó lleno de curiosidad. —Es personal señor, tan pronto vuelva le hago saber. —Le doy una palmada en el hombro a Lucas. Él es un muchacho bueno, de buenos sentimientos solo

