Leonardo. Llegó a casa y encuentro a mi padre sentado mientras degusta una copa de vino, segundos después de entrar noto que Ricardo también lo hace. Alzó mi ceja, pues obviamente mi padre nos llamó a los dos. —¡Qué bien que llegaron los dos!, Ahora siéntense, necesito hablar con ustedes dos —dice mi padre, así que caminamos por inercia y nos sentamos justo en frente de él. —Ricardo, desde mañana quiero que seas la mano derecha de tu hermano, no quiero que la decisión que tomé hace unas horas, cree una brecha más grande entre ustedes —dice mi padre, mientras bebe de vaso con un líquido color ámbar. —¡Vaya!, Ahora me pides que sea la sombra de Leonardo, cuando tú y yo sabíamos que yo era quien debía tomar tu lugar, yo soy mayor, además conozco muy bien tus negocios, siempre he hecho lo

