Capítulo 4. Matthew Reymond II

1206 Words
El arco con globo era sencillamente hermoso, así como el hombre que estaba debajo de él. Mis padres en cuanto lo vieron estuvieron tan conmovidos como yo, rápidamente fui reemplazada por ellos, Karev ni siquiera sabía a cuál darle su atención, me acerqué hacia la entrada de la casa para llevar a dentro la pañalera y otras bolsas que teníamos de regalos, las empleadas fueron muy gentiles en ayudarme a llevar todo a su lugar. Camine hacia la sala viendo al resto de personas esperándome, no esperaba una fiesta de recibimiento sin duda terminaría molida. Mi tío y prima me dieron un cálido abrazo. —Felicitaciones querida— me expreso Jeanne— no fui a verte, porque me necesitaban en la empresa— la entendía y agradecía que hiciera tiempo para dedicarlo a la compañía Wilson ahora que era independiente. —Gracias— le susurre de vuelta. Mi tío espero su turno para hablar conmigo. —Odio los hospitales querida— su boca se volvió una mueca mientras me explicaba —¿Y dónde están mis sobrinos? — incline mi cabeza para que siguiera el camino a la puerta. No mediaron más palabras conmigo antes de irse prácticamente corriendo. Rei entre dientes y alguien tomo mi codo atrayendo mi atención, se trataba de Matthew Reymond II, eso puso una sonrisa en mi boca, no podía creer que Andrew hubiera invitado a su némesis a la reunión de llegada de nuestros bebes. El me estrecho en sus brazos por un largo tiempo, el olor de su colonia era embriagante tan diferente al antiséptico olor del hospital. —Gracias por venir— le comenté agradecida. —No podrías perdérmelo por nada del mundo— me soltó para verme mejor y me sentía algo apenada, estaba usando una sudadera gris con una camiseta para sentirme más cómoda — te ves hermosa— estaba segura que él tenía alguna clase de problema visual para decirme aquello, pero no se lo diría. —Si, claro— contesté tratando de caminar con lentitud hacia el resto de las personas presentes, el extendió su brazo para apoyarme, lo cual agradecí internamente — me sorprende verte aquí con lo ocupado que estas, te lo agradezco. Su perfil pareció ensombrecerse un poco. —Casi no lo logro, estaba al teléfono con Jeanne cuando…el señor Karev la invito— era muy gracioso como no era capaz de decir su nombre, ambos hombres se comportaban como niños peleando por un objeto brillante — en vista de que mi invitación nunca llego, acudí a él para conocer el motivo y…— se giró para verme y pude ver que sus ojos brillaban malévolamente— tomé mis medidas para conseguir una invitación. Traducción logro chantear a Andrew de alguna forma para obligarlo a entregarme una invitación. —No necesitas una invitación— dije acariciando su brazo — siempre serás bienvenido en esta casa, además te debemos mucho por estar a mi lado durante el parto. Sus mejillas adquirieron un color rojo intenso. —Cualquiera lo hubiera hecho. —Puede ser, puede que no, pero lo importa es que fuiste tu quien estuvo para mi— no quería darle la idea equivocada sobre un romance que nunca tendría lugar, pero debía reconocer que era un hombre importante en mi vida. El medio un empujoncito. —No digas cosas así…o terminare perdidamente enamorado de ti— mis mejillas se pusieron rojas casi de inmediato, ¿Qué estaba diciéndome? La voz de alguien que conocía muy bien, sonó detrás de nosotros. —¿De qué están hablando? — se trataba de Andrew, me giré para verlo sobre mi hombro, traía a nuestra hija en sus brazos, me sentí cautivada de inmediato. —Matthew me ayudaba a caminar y charlábamos sobre el día que rompí fuente— solté lentamente al hombre en cuestión, pude percibir algo de su decepción, ambos nos giramos y en cuanto estuve en el rango de mi visión de mi pequeña esta estiro los brazos en mi dirección, era tan pequeña, pero tan inteligente. Amaba eso de ella, aunque había descubierto otros pequeños secretos de ella, como que era muy cosquillosa en la planta de sus pies y le costaba bastante quedarse dormida, era como si no tuviera suficiente del mundo, por otra parte, mi campeón era diferente, él ponía demasiada atención a detalle pequeños, como botones o telas, no parecía interesarse en las personas a su alrededor y tenía un sueño rápido, caí como una piedra cuando tomaba su biberón. Aunque quería amantarlos no me fue posible, no era una mujer de esa clase, tenía que darles biberón de fórmula para alimentarlos, eso fue duro de asimilar al comienzo, pero los doctores me convencieron que era completamente normal, muchas madres tenían ese problema y era perfectamente común, no tenía que sentirme mal por eso, pero una parte de mi se sentía incompleta. En cuanto la tuve entre mis brazos, me regalo una gran sonrisa. Era una princesita adorable, usualmente ella estaba atenta a todos a su alrededor, pero se refugiaba en mi cuerpo, conocía el ritmo de mi corazón y mi presencia le era reconfortante, pero pareció quedar hechizada en cuanto sus ojos se posaron en el hombre a mi lado. Matthew pareció muy sorprendido del pequeño bultico en mis brazos. Mi niña lo miraba como si fueran un hermoso objeto brillante, incluso estiro sus manitas en su dirección atrapando uno de sus deditos, levante mis ojos para ver a Andrew quien parecía estar a punto de estallar de la ira, nuestra hija ni siquiera le daba esa clase de tratamiento a él. Rápidamente me la quito de mis brazos. —Ah no, ella es mía— exclamo llevándose a nuestra hija lejos de nuestra vista — tu no cariño, es un hombre malo, parece agradable pero no lo es, es malo y te llevara lejos de tus padres— se fue susurrándole como si ella entendiera algo de lo que él decía. Me gire para ver a Matthew quien parecía tan divertido con la escena como yo. —Lo lamento, es un poco territorial. El extendió su mano para tomar la mía y besar mis nudillos. —Tengo lo más importante justo ahora delante de mis ojos— me ruborice de nuevo por sus halagos, era agradable sentirse deseaba luego de salir de un largo embarazo y un parto — pero debo decirte que le heredaste tu belleza a tu hija, estoy deseoso de conocer a tu bebe, me dijeron que fueron mellizos. Un carraspeo detrás de nosotros me hizo girarnos. Se trataban de mis padres quienes tenían a mi chico, mi padre tenía sus ojos pequeños y nos miraba con bastante interés, como si tratara de leer entre líneas nuestro comportamiento, mi madre fue más abierta, se apresuró a saludar a Matthew en cuanto este le dio un par de halagos, mi madre quedo cautivada por él, mi progenitor borro cualquier sonrisa de su rostro, preocupado. —Ten— me paso a mi hijo para tomar la mano de mi madre y alejarla del encantador hombre de negocios delante de ella. No entendía porque todos los hombres tenían una fijación con él, pero el hombrecito en mis brazos estaba demasiado cómodo como para importarle tales conflictos.
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