Osiel y Otto ingresaron a la mansión, y luego de preguntarle a una de las empleadas donde estaba su hermano, fueron a su encuentro al despacho, donde encontraron a Edur sonriendo a la nada, pero no fue necesario preguntarle a que se debía aquello, ya que podían oler a Alana en el aire, ella había estado allí.
— ¿Algo interesante para contar? — consulto Otto y Edur solo sonrió aún más, sintiéndose extrañamente conectado una vez más a sus hermanos, como si no llevaran años distanciados.
— Alana, Alana vino a hablar conmigo. — dijo casi maravillado, y Osiel cada vez estaba más seguro que Edur le había hecho algo muy grave a su luna para ponerse de esa manera solo porque ella lo buscara.
— Edur, ¿Qué fue lo que le hiciste a Alana? — pregunto con tranquilidad, pero seriedad, tratando de dejar en claro que no habría reclamos, pero cuando vio que Edur endureció su quijada, supo que debía ser más claro. — No te vamos a juzgar Edur, todos nos equivocamos con ella, todos la lastimamos y solo si somos francos entre nosotros, podremos ganarnos su amor, ya se lo dije a Otto y ahora te lo digo a ti, Alana fue más humana que lobo, durante todo este tiempo, y esta más que claro que ella se siente más cómoda con los humanos que con nosotros, a tal punto que desea regresar a la universidad…
— Eso está bien, nuestra Luna es feliz estudiando, solo debemos ir con ella un par de años hasta que acabe y …
— Edur, nada garantiza que Alana quiera regresar a la manada luego de eso, aun no la hemos marcado y a este paso dudo que nos lo permita, es más, estoy seguro de que, si ella descubre que puede seguir viviendo sin ser marcada, lo tomara, y todo se complicara hermano, porque yo no pienso pasar mi vida conformándome solo con verla cada día o tenerla cerca mío, yo… — sus hermanos lo veían con atención y Osiel comprendió que si queria la sinceridad de ellos, primero debía dar la suya. — Quiero cachorros. — confeso causando el asombro de Edur y Otto, pues de los tres, Osiel era el que menos paciencia demostraba con los niños, aun estando en la manada o en el mundo humano, Osiel los esquivaba como si fuesen criaturas tenebrosas salidas de las peores pesadillas.
— ¿Qué tú qué? — dijo con asombro Otto tratando de tragarse la sonrisa que se posó en sus labios.
— Ríete si quieres pero… yo, al igual que Alana, hace mucho que estoy en el mundo humano, y a diferencia de ustedes no me he mantenido puro para mi compañera, por lo que me acostumbre a tener una hembra en mi cama cada vez que me daba la gana, pero con el tiempo eso no fue suficiente, se siente vacío, aburrido, creí que solo era mi necesidad por mi luna, pero ahora que sé que es Alana… necesito un cachorro, quiero ver como el vientre de nuestra compañera crece, el milagro de formar vida, desde que la olí como mi compañera, solo puedo pensar en un bebé, en como seria, ¿pelirrojo como ella? O ¿quizás tendría el cabello n***o como nosotros?, o sus ojos, ¿tendrá pecas como su madre o…?
— Por la diosa, estás loco. — dijo de pronto Edur riendo con la fantasía de Osiel. — Ella ni siquiera nos tolera y tú ya la imaginas preñada. — se estaba quejando, pero, aun así, Osiel veía en los ojos de Edur el anhelo, pudiese ser que tratara de negarlo, pero Osiel sabía que ya había metido su deseo en el corazón de sus hermanos, ¿iba por buen camino?, no lo sabía, pero al menos era honesto.
— Sí, Edur tiene razón, estás loco Osiel, pero no equivocado, Alana se siente demasiado bien en el mundo humano y eso es un problema, pero es nuestro problema, debemos reparar lo que hicimos, tratarla como se merece, que ella comprenda que mejor que aquí, no estará en ningún lado.
— ¿Y cómo es que haremos eso? — pregunto exasperado Edur.
— Fácil, necesitamos hablar sobre Alana y que fue lo que le hicimos a ella, para ver cómo remediarlo. — Otto asintió a las palabras de Osiel, su rostro serio y Edur vio a ambos, rindiéndose en un suspiro, también asintió.
Los tres Alphas tomaron asiento en los sofás de la oficina que aún era de su padre, pero que pronto compartirían, en cuanto asumieran como reyes, cuando marcaran a su compañera.
— Creo que lo justo es que comience yo. — dijo Osiel, haciendo notar esa fibra que siempre cargo, esa pequeña diferencia de minutos al nacer, que lo marcaba como el mayor de los tres Alphas. — Yo... yo la ignoré cuando más me necesitaba, se suponía que estaría a mi cargo, no por algo en especial, solo era el hecho de que yo estaba en la ciudad, a solo minutos de la universidad de Alana, y sin embargo… No le di la ayuda que necesitaba para estudiar, para subsistir fuera de la manada, le negué mi apoyo cuando más lo necesitaba, pero no solo fue eso, también la dejé sola, sin recursos, sin nada. — en algun momento del relato, Osiel dejo de ver a sus hermanos, para ver la nada misma, y en ella el rostro confuso de Alana cuando la dejo fuera de la universidad, solo con la maleta y los pocos libros que cargaba, sin un centavo. — Me asegure de que le quedara en claro que no contara conmigo para nada, queria que supiera que no debía llamarme… Algo en Alana me hacía alejarme… — reconoció con asombro, al comprender esa absurda repulsión que se obligaba a sentir cada vez que la tenía cerca, tanto así que evitaba verla. — Era la tentación. — reconoció con las mejillas rojas, Osiel, el CEO más exitoso del país se sonrojaba por reconocer aquello y le parecía ridículo. — Siempre la sentí demasiado atractiva, y eso me molestaba. Me molestaba porque era una cachorra, y yo no sabía cómo manejar mis sentimientos hacia ella, entonces evitaba así sea verla y odiaba tener que topármela a cada momento, odiaba sentir deseo por ella. — la mente de Osiel era un caos, la verdad que él mismo se había negado a ver, ahora se presentaba frente a ellos tan fácil de comprender, si el cambio de Alana hubiera sido cuando debía, todo hubiese sido diferente.
— Yo... yo sospechaba que las sirvientas de la mansión le negaban la comida a Alana. — dijo Otto al comprender que su hermano no continuaría hablando. — Pero no sabía que era tan extremo, por eso no hice nada, aun viendo que cada vez estaba más delgada… — Edur y Osiel lo miraron, esperando a que continuara. — Siempre sentí molestia al ver a Alana. — reconoció el que fue segundo al nacer. — Su rostro se me hacía demasiado tierno, había algo en ella que me molestaba, aunque no sabía qué, y ahora creo que es porque sabía que era mi compañera, y eso me molestaba. Me molestaba que se mostrara tan sumisa, tan débil. — Osiel y Edur lo miraron con sorpresa.
— ¿Sumisa? — repitió con sorpresa Osiel. — Alana no es sumisa, Otto, ella es fuerte, es valiente. — claro que lo era, si ese no fuese el caso, Alana habría corrido a los brazos de sus Alphas apenas y los olfateo, sin importar nada, pero se debía tener una gran fuerza de voluntad para rechazarlos aun sin decirlo, que es lo que hacía Alana.
—Lo sé. — aseguró Otto. — Ahora lo sé, y me arrepiento de no haber visto eso en ella antes, aunque la verdad es que solo era yo. — la revelación llego a Otto aun sin quererlo. — Y es que yo estaba empecinado en ser el próximo rey Alpha, siempre procure hacer todo perfecto y lo mejor para la manada, y si Alana era mi luna… la veía defectuosa, cuando en verdad solo debía de cuidarla, ahora lo comprendo, es por eso por lo que no puedo ser rey, es por eso por lo que ese puesto solo puede ser de los tres, al igual que Alana, porque somos defectuosos, al menos por separados. — sí, Otto lo había comprendido, la pregunta era si Alana lo comprendería.
— Nunca molesté a Alana, nunca la traté mal. — dijo Edur en lo que parecía un susurro, pero aun así era audible. — Simplemente la ignoraba, porque me sentía como si ella me estuviera seduciendo, aunque en el fondo sabía que no era así, ahora comprendo que era la atracción de compañeros, la atracción que sentimos hacia nuestra pareja predestinada, pero la verdad es que mi alejamiento de ella era porque la veía demasiado perfecta. Demasiado... todo lo que yo quería en una compañera y el temor a que ella no lo fuera me sobrepasaba, además de que los meses pasaban y ella simplemente no se transformaba entonces la duda comenzó a socavar, ¿y si nunca lo hacía? ¿y si nunca podria saber si era o no mi compañera? Entonces cuando nuestros padres me ofrecieron liderar redomón no lo dude y fui a luchar por ser el líder, y lo conseguí, sin embargo, la conversación que había escuchado de los sirvientes durante el día invadía mi cabeza, mientras bebía y consumía la droga que le vendemos a los humanos.
— ¿Qué decían los sirvientes? — indago curioso Otto, ¿Cuántas cosas se la habían escapado? Al parecer muchas.
— Ellos decían que Alana esperaba a lobos en el establo, que ella follaba con ellos a cambio de dinero. — el gruñido que salió de los labios de Otto y Osiel dejaba en claro su enojo, aun así, Edur continuo. — Esa misma molestia sentí, pero multiplicada, de pronto imágenes de Alana siendo tomada por otros lobos llego a mí, y no lo pude soportar, la idea de que quizás ella si me queria seducir embriago mi mente y cuando menos lo pensé estaba en el establo… y ella también. — el recuerdo de Alana acusando a las empleadas de hacerla dormir en los establos, cuando los reyes no estaban, reboto por sus mentes y el estómago de Otto y Osiel se retorció, imaginándose lo que pudo suceder, aun así, aguardaron. — Yo… creí que ella en verdad estaba esperando a algun lobo. — una lagrima cayó por el rostro de Edur. — Y me salí de control, tome a nuestra luna en contra de su voluntad, y sé que ella no me lo perdonara nunca, porque yo no me lo perdono.
Los tres Alphas, se quedaron en silencio por un momento, reflexionando sobre sus acciones pasadas, tratando de buscar una solución, satisfactorias para todos, pero en especial para Alana.
— Ella no nos ha rechazado a pesar de todo el daño que le hicimos. — dijo Otto esperanzado y Osiel asintió con la cabeza mientras sonreía.
— Alana me beso. — recordó con esperanza.
— Nuestra Luna me pidió acompañarme a una reunión de redomón. — informo feliz Edur.
— Eso quiere decir que aún tienen una oportunidad con Alana. — la voz de su madre los hizo ponerse de pie, la luna Lina no se veía feliz y claro que no lo estaba, había escuchado todo. — Aunque no la merezcan. — eran palabras duras, si se tenían en cuenta que era su madre quien las decía.
— Lo sabemos madre, pero lo solucionaremos. — afirmo Osiel y Lina asintió.
— En ese caso, les recuerdo que Alana no tiene casi ropa, ni calzado, sin contar de que tal parece que todos los empleados de esta mansión fueron abusivos con su compañera y sigo sin escuchar ningún grito de piedad.
Si, Lina podía ser buena, su lado lobuno se lo ordenaba, se debía a la manada, pero ella era en parte bruja y si había algo en lo que se destacaba esta r**a, era en lo vengativos que podían llegar a ser, y con agrado, vio como sus hijos, por primera vez en años, planificaban algo juntos, y eso era como enamorar a su luna.