RAQUEL
*** ***
Justo hoy, he tenido un día terrible. Primero, mi mejor amigo me deja para estar con la odiosa de Marlene, luego, al llegar a casa mi madre me dice que si no me caso este año, me dejara sin herencia. Me enoje y salí a caminar para distraerme, pero tan mala es mi suerte que cuando venia caminando una señora que estaba limpiando los cristales de una tienda, me rocía por accidente una cubeta de agua fría.
Y como si no pudiera ser peor, estoy en este odioso parque sentada frente a una iglesia, o mejor dicho, frente a una boda ¡Una boda!. ¿Cómo es posible que dos personas estén teniendo el día más feliz de su vida, mientras yo estoy teniendo el día más miserable.
Pero esto no se va a quedar así, ni loca voy a dejar que se casen sin ningún inconveniente. Sobre mi c*****r, si yo tengo un día horrible, ellos también.
Tome mi bolso, y con mi aspecto de demacrada me dirijo hacia la entrada de la iglesia. Entro segura, con la frente en alto.
—Si alguien se opone a esta boda, que hable ahora o que calle para siempre.
Las palabras del padre resonaron en toda la iglesia mientras todos guardaban silencio.
—¡YO ME OPONGO!— grité tan fuerte que todos voltearon a verme, incluyendo a los novios.
—¿Quién eres?— pregunto la novia confusa y disgustada.
Su expresión fue tan graciosa que voy a jugar un poco más antes de pedir disculpas y retirarme para nunca más ser vista por estos dos.
— ¿Cómo te puedes casar con esta mujer mientras me tienes a mi?¿De verdad me vas a dejar así como si nada?— La mejor actuación de mi vida, jamás en toda mi existencia me había sentido tan orgullosa de tan maravillosa actuación.
Todos se quedaron atónitos. ¡Fantástico! Ahora me disculpare y...
—¡No puedo creerlo!¿De verdad viniste por mi?
Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de aquel hombre. Dejó a su novia atrás y se dirigió hacia mi. Tomo mis manos y me miro con ternura.
Muy bien, ahora la atónita soy yo, ¿Qué demonios dijo? Ni siquiera lo conozco.
—¿Pero qué?— no termine de hablar cuando el volvió a interrumpirme.
—No tienes idea de lo mucho que esperaba que llegaras, temía que no vendrías, pero ahora lo se. ¡Tu me amas tanto como yo a ti!
Muy bien, ahora creo que me han robado el Oscar.
—Oye, que estas dicien...
De nuevo me interrumpió, maldita sea, ¡déjame hablar!
El salón comenzó a ponerse ruidoso, la novia con la expresión más enojada que podría haber puesto se dirigió hacia nosotros.
El hombre, me sujeto más fuerte y tiro de mi mano para salir de la iglesia.
—Oye, ¿esta loco?— intente soltarme, pero me estaba agarrando tan fuerte que no podía.
Llegamos a la entrada y solo volteó atrás para darme una sonrisa y mirada de diversión.
—¡Lo lamento Diana! Pero la amo a ella y no a ti. TERMINEMOS. No me vuelvas a buscar.
Me quede tan sorprendida por lo que estaba presenciando que no reaccione. De repente sentí como algo golpeo mi espalda de manera abrupta. Voltee y era un tacón ¡Un tacón!
—¡¡NICOLAS!! ¡Ni creas que te vas a salir con la tuya!
La novia gritó y el hombre salió corriendo, llevándome con él. Carajo, me dolió el taconazo.
Corrimos hasta una limosina estaciona justo afuera de la iglesia.
—Cesar, llévame a casa— indicó el hombre al chofer.
—Por supuesto joven amo.
¿Joven qué?
Cada vez estaba más confundida ¿Qué demonios esta pasando?
Dentro del auto, el hombre empezó a reírse descontroladamente.
Me enoje y lo tome del cuello de la camisa—¿Acaso eres imbécil? ¿Qué fue eso, maldito lunático?
—¿Lunático?— su carcajada no paraba, casi parecía que lloraría de la risa.
—Para de una vez, ¿Qué hiciste?
—¡Ja, ja! Perdona, es que fue tan divertido— su mano se dirigió a su ojo, casi para limpiar una lagrima.
No me cabe duda alguna, este tipo es un lunático ¿Cómo se le ocurre hacer semejante escandalo en una boda?
—Paren el auto, me voy de aquí. —Estaba por abrir la puerta, pero me tomo del brazo y me giro hacia él.
—No puedes— dijo firme.
—¿Qué?
— No puedes irte, ya te involucraste no hay vuelta atrás. — Lo dijo con una seriedad que de verdad creí que me había involucrado en algo que no debí.
—¿A que te refieres?— respondí enojada y soltando su mano de mi brazo.
Enseguida saco su celular y me mostro la portada de un video. Titulado: "Escandalo en la boda del heredero Williams" ¿Pero que esta pasando? ¿Cómo es posible que en menos de una hora ya tenga un reportaje?, y lo peor de todo, ¡¡las miles de vistas que tiene!!
—¿Quién eres?— pregunté con miedo a escuchar la respuesta.
—¿Qué? ¿Acaso en serio no lo sabes?
—No, no tengo ni la más mínima idea de quien eres.
—No bromees, ya me hiciste reír suficiente.
Mi cara de "se le safo un tornillo" me delato y puso una cara de sorpresa.
—Espera, ¡¿En serio no sabes quien soy?!
Se volvió a reír sin parar hasta que tomo un respiro para contenerse, hasta el chofer soltó una pequeña carcajada.
Estos tipos me agradan cada vez menos.
—Bien, en ese caso, es un placer conocerte. Soy Nicolas William, el único e invaluable heredero de las corporaciones Williams. —Me extendió la mano y me miro con una cálida sonrisa en el rostro.
—¿Quien?— me puse a analizar, Nicolas William... Nicolas... Nicolas... ¡Nicolas! —¿ERES EL ENGREIDO DE NICOLAS?
Nicolas Williams, lo había olvidado por que ya han pasado tres años desde la ultima vez que ese nombre me atormento. Maldición, ¿En donde me he venido a meter?