Capitulo 3

1548 Words
Christian Miro el reloj. Jameson y Tristan han llegado y están abajo con Christopher. En cuanto termine estos informes, nos iremos. Dirigir la sucursal londinense de Miles Media, una de las principales empresas de comunicación del mundo, tiene sus inconvenientes. Seré el jefe, pero eso conlleva una responsabilidad que nunca cesa. Mi hermano Jameson es el director general de la sucursal de Estados Unidos y yo superviso las sucursales del Reino Unido y Alemania. Dirigimos juntos la sucursal de Francia. Es un puesto muy estresante, pero que disfruto enormemente. Ha pasado mucho tiempo. ¿Qué están haciendo? Hago clic en las cámaras de seguridad para ver si están cerca. En la pantalla del ordenador aparece un mosaico de imágenes. Tras un rápido vistazo, veo que están en el segundo piso. Estoy a punto de cerrar la aplicación cuando veo una luz intermitente en la esquina inferior izquierda, que llama mi atención. ¿Qué es? Hago clic en el cuadro para ampliarlo y verlo más de cerca. Es una mujer con coletas y un vestido deportivo de licra rojo chillón. Es ajustado y de una sola pieza. La falda es corta y acampanada. Extraño. La mujer está de espaldas a la cámara, junto a una fotocopiadora. Miro la pantalla e intento averiguar de dónde procede la imagen. Parece una... sala de fotocopias. No consigo situarla. ¿Es una limpiadora o algo así? No, una limpiadora no usaría la fotocopiadora. Estoy confundido. Enciendo el sonido de la cámara y escucho música. Un hombre habla. -Buenas noches. Estás escuchando Disco con Dave. La radio está encendida. -Tengo todo calentado, pequeños meneos. Prepárense para bailar algunas de las mejores canciones de todos los tiempos", continúa. Suena una canción. Es pegadiza y familiar, pero no recuerdo el título. La mujer del vestidito de lycra mueve el culo al ritmo de la canción: dos tiempos a un lado, dos tiempos al otro. Mmm, interesante. Me apoyo en la mesa y me acaricio la sien con el dedo índice mientras la veo moverse al son de "Ring My Bell". "Puedes tocar mi campana... Bell... Bell. Toca mi campana". Baila mientras hace fotocopias. Sonrío con satisfacción y me fijo en sus piernas kilométricas. Son musculosas y bien formadas. Su cintura es estrecha y sus caderas se muestran mientras se balancea de un lado a otro. Mmm... Me paso el dedo por los labios mientras me inclino hacia atrás, totalmente embobado por ese culo rojo y caliente. "Puedes tocar mi timbre... Bell... Bell. Toca mi timbre". Me lo paso en grande viéndola contonearse al ritmo de la música. Ella baila como si nadie estuviera mirando. Pero yo la estoy mirando y es un muy.... Se le cae un papel y se agacha para recogerlo sin doblar las piernas, lo que me permite ver su culito vestido con pantalones rojos en todo su esplendor. Me empalmo y alzo las cejas sorprendido. Me inclino hacia delante. Es oficial: ha despertado mi interés. "Puedes tocar mi timbre... Bell... Bell. Tocar mi timbre". Me excita ver cómo mueve las caderas. La sangre bombea en mis oídos. Verla bailar y contonearse me hace exitarme... Es tan jodidamente caliente. La tengo como un mástil. Inhalo bruscamente. No recuerdo la última vez que una mujer me puso cachondo sólo con mirarla. Deja caer otra hoja de papel y se agacha, contoneándose. De nuevo, disfruto de una vista espectacular de sus piernas y su culo redondo y contorneado. Respiro bruscamente cuando se levanta e imagino cómo sería hundirse en ella. Vuelvo a colocar mi paquete. Exquisito. Se vuelve hacia la cámara y, por primera vez, veo su cara. Me alejo bruscamente del ordenador. ¡Mierda! Es Megan... -¿Estás ahí? pregunta Tristán desde detrás de mí. Cierro al instante la aplicación y, muy alterado, revuelvo los papeles de mi escritorio. -Espérame en el vestíbulo -digo tartamudeando-. Tengo que hacer algo. -Bien, pero no tardes, ¿eh? -dice Jameson. Les oigo entrar en el ascensor y me quedo mirando la pantalla del ordenador con incredulidad. No. No puede ser. Megan no es atractiva y nunca lo ha sido. Me habría dado cuenta. Mi entrepierna palpita y reclama mi atención. Miro culpablemente a la puerta para asegurarme de que mis hermanos ya se han ido. Un pequeño vistazo no me matará. Lo más probable es que ni siquiera haya sido ella. Abro la aplicación y la veo contonearse al ritmo de la música con su vestidito rojo. "Puedes tocar mi timbre... Bell... Bell. Toca mi timbre. Es ella. Ahora está mirando a la cámara. Sigo mirando la curva de su cuello, la forma en que rebotan sus tetas y se marca su cintura. Cómo se mueve su cola de caballo mientras baila. Me imagino rodeando su coleta con mi mano mientras la guío para que me chupe exquisitamente. Se me pone dura y me estremezco mientras sacudo la cabeza con asco. Joder... Necesito echar un polvo. Recojo mis cosas a toda prisa; cuanto antes me aleje del ordenador, mejor. Lo apago y, tras una última mirada a mi despacho, me dirijo al ascensor, lo llamo con vehemencia y exhalo con fuerza. Estoy desconcertado: no es habitual que una mujer despierte en mí una reacción física. Últimamente el tema de la atracción se ha convertido en un problema: ninguna chica me atrae, por muy guapa que sea, y no tengo ni idea de por qué. Incluso he salido con algunas de las mujeres más bellas y despampanantes del planeta y aun así, nada. No he encontrado lo que busco. Tal vez mis hermanos tienen razón y mis expectativas son demasiado altas y poco realistas. Pero conseguir una erección de una empleada que detesto... ¡Mierda! Salgo enfadado del ascensor y me dirijo al vestíbulo. Jameson, Tristan y Christopher están fuera, esperándome. Jay y Christopher están mirando algo en el móvil de Jameson mientras charlan, ajenos al mundo. -¿Nos vamos o qué? -pregunto, impaciente. Tristán me mira y dice: -¡Vamos! Te estábamos esperando. Pongo los ojos en blanco mientras me despeino. -¿Quieres una copa? -De acuerdo -murmura Jay-. Doblamos la esquina y, por el camino, Tristán saca su móvil del bolsillo. Entrecierra los ojos mientras lee el nombre en la pantalla. -¿Quién es? -pregunto. -Malcolm, mi vecino. -Contesta la llamada y dice: -Hola, Malcolm. Lo escucha mientras caminamos. Luego me mira con los ojos entrecerrados y sacude ligeramente la cabeza. -¿Qué pasa? -Articulo sólo con los labios. -Harrison -me contesta con la misma moneda. Me río en voz baja. Su hijo mediano le lleva por el camino de la amargura. Es un auténtico rebelde... -Bien, gracias por hacérmelo saber, Malcolm. Ahora déjamelo a mí. - Escucha en silencio. No, te agradecería que no llamaras a Claire; está demasiado ocupada con las niñas -dice-. Y gracias de nuevo. -Cuelga y al instante llama a alguien. Me voy a divertir mucho sacando a ese chico -murmura en voz baja. Sonrío mientras caminamos y le oigo hablar por teléfono. -Harrison -ruge-, ¿te importaría explicarme por qué me ha llamado Malcolm para decirme que ibas a toda velocidad por nuestra calle esta mañana temprano? Ha dicho que ibas con exceso de velocidad. Su hijo dice algo. -Escúchame -dice-. Hablamos de esto la semana pasada. Vas demasiado rápido para acabar de sacarte el carné, y no te lo voy a permitir. -Escucha a Harrison de nuevo. No me vengas con esas tonterías. ¿Por qué se lo iba a inventar? -Pone los ojos en blanco, molesto. Malcolm no quiere meterte en problemas. No, te lo advertí. Castigado durante un mes sin coche. Escucha a Harrison con una mirada sombría. Me río entre dientes. Me doy la vuelta y veo que Jay y Christopher se han quedado atrás y siguen mirando sus móviles. -¿Qué están haciendo? -pregunto enfadado. -Buscando algo -responde Chris y señala a Tristán y dice-: ¡A nadie! -¿Qué te parece? -Suspiro. Jameson sonríe y dice: -¿Qué ha hecho Harry esta vez? -Salir corriendo con el coche. -Ya le estás dando las llaves a tu madre, jovencito, o me subo al primer avión de vuelta a casa -refunfuña Tristán. ¿Me he explicado bien? Vuelve a escuchar a su hijo. -Tal vez te sorprenda lo que voy a decirte, Harrison, pero no eres invencible -insiste-. Podrías provocar un accidente o, Dios no lo quiera, matarte, y no lo eres. Así que ya le estás dando las llaves a su madre. -Madre, qué exageración -dice Jameson, poniendo los ojos en blanco. Me río. Ver a Tristán lidiar con adolescentes revoltosos es probablemente mi nuevo pasatiempo favorito. Tristán cuelga y, hecho un basilisco, se mete el móvil en el bolsillo. -¡La madre que lo parió! Cada vez que me voy de viaje se mete en líos -dice . Entramos en un bar y nos sentamos al fondo. Una camarera se acerca a nosotros y nos pregunta: -¿Qué van a tomar? -Tomaré un whisky Etiqueta Azul -responde Tristán demasiado rápido-. Que sea doble. -Tomaré una cerveza -digo con una sonrisa. Nadie pone de los nervios a Tristán como Harry. -Yo también -responde Christopher. -Que sean tres -añade Jameson. Christopher se ríe al ver algo en el móvil de Jameson y me lo entrega.
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