ROMANOV

ASTAROTH ROMANOV

Astaroth se sienta en su silla para ponerse a revisar los papeles que su secretaria deja todas las mañanas minutos antes de que el aparezca, revisa uno a uno, su eficiencia es tanta que puede simplemente escanear un documento y saber de qué se trata en segundos. Esta vez un folder rojo llama su atención más de lo usual, ya es ese momento en el año en que llega desde la Universidad de Zurich; y como cada año Romanov Development Company es una de las empresas que acepta a dos estudiantes de último año para hacer sus pasantías. Usualmente deja que Recursos Humanos se encargue, no obstante esta vez decide abrir el folder y darle una ojeada a los aspirantes a entrar por seis meses a trabajar en su empresa.

Con diligencia lee el perfil de cada uno de ellos, todos hablan de las maravillas que RDC es como impulsador tecnológico y su eterno deseo, y sueño de trabajar en una empresa tan grande, sin embargo, un solo perfil llama su atención más de lo usual.

“No me interesa trabajar en una empresa como Romanov Development Company, a mi punto de vista es una empresa sobrevalorada que explota a sus empleados a cambio de generar mayores ganancias alrededor de Europa; hay empresas más competentes en otros países que superan a RDC haciendo uso de recursos renovables; por ejemplo en los Países Bajos, la empresa Dunkworth se mantiene en primer lugar gracias al incremento del 10% en la economía, dicha empresa es grande pero administra pequeñas empresas. Como estudiante sobresaliente esperaría hacer mi pasantía en una empresa como esa.”

-¿Sobrevalorada? ¿Le ha llamado de esa forma a mi empresa? – Astaroth gruñe para sí mismo con la incredulidad plasmada en su inescrutable rostro.

No sabe cuántas veces lo lee, pero parece recitar más de tres veces el párrafo de la chica que le ha ofendido. Molesto toma el teléfono, al primer sonido su secretaria contesta:

-¡¿Si, señor Románov?! – su secretaria le pregunta con pasividad.

-Entra. – es lo único que dice para  después colgar.

A los pocos segundos escucha dos toques en la puerta, con un fuerte “adelante”, su secretaria entra con la cara descompuesta. Astaroth le ignora y dice;

-La pasantía de este año para la Universidad de Zúrich, será para esta esta persona y la quiero trabajando en este piso; preparen el contrato y envíenmelo directamente a mí. – su secretaria abrió los ojos sorprendida, era inusual el comportamiento de Astaroth Románov. Su jefe nunca parecía perder la compostura o tomar decisiones precipitadas.

-¿Realizara usted la entrevista? – pregunta, Astaroth responde con un corto “no”. – ¿En qué posición debería de dejar a la señorita…? -- la secretaria hace una pausa para leer el nombre de la persona que su jefe personalmente ha solicitado.

-Diamantis, su nombre es Eliette Diamantis. – Astaroth aclara con dureza.

¿Cómo podía una simple estudiante decir esas cosas de su empresa?

No olvidaría su nombre, no permitiría que alguien que solo está estudiando hable así de su empresa que está entre las mejores de toda Europa y número uno en Suiza.

Cada año habían cientos de personas esperando trabajar en una empresa tan grande como RDC, no ha habido nadie que se atreviera a decir cosas tan descaradas de su empresa y sobre todo tener el valor de enviárselo por escrito. Un golpe bastante fuerte a su orgullo, sin embargo le daría su merecido al hacerle ver a esa chica lo importante que es Romanov Development Company, le haría tragarse sus palabras. No obstante, hay algo que Astaroth tomo en cuenta, y es la mirada dulce casi perfecta de la señorita Diamantis, analizando la foto pudo ver lo fina de sus facciones, su mirada turquesa profunda y su tono de piel claro, por un segundo se preguntó si sería tan suave como lo parece. Agito la cabeza y negó. Pronto la conocería. Le haría pagar cada palabra y esa era una promesa que se hizo, por un momento le pareció infantil el tomarse tanto tiempo en algo tan pequeño pero su orgullo no le permitía ceder.

Eliette Diamantis iba a desear no haber dicho semejantes cosas acerca de su empresa, el ego del presidente Romanov no volverá a ser lastimado de esa forma y mucho menos por una mujer común. Eso es lo que Astaroth pensaba…