Víctor se recompuso rápidamente, recuperando la dureza habitual en sus facciones. Miró a Jan con una frialdad que helaba los huesos, y su voz brotó como un látigo cortante. El aire se tensó entre los tres, y Vivian pudo sentir como si un hilo invisible conectara a los hombres, cargado de una historia no contada. Víctor recuperó su compostura habitual en un instante y se volvió hacia ella con una sonrisa tranquila que no llegaba a sus ojos. —Por supuesto que conozco a Jan, es un viejo conocido… del mundo de los negocios. ¿Qué te trae por aquí? —su tono era casual, pero había algo astuto en él, algo que decía que estaba jugando una partida de ajedrez de la que los demás ni siquiera veían el tablero. Jan asintió con una especie de deferencia forzada y luego fijó su mirada en Vivian. Habí

