Jay
—¿Quién te aguó el desayuno? —me preguntó Mitzi desde la puerta de mi habitación.
Todavía estaba en la cama, no tenía ganas de levantarme hoy.
—Nadie, simplemente no me siento muy Jay hoy —le dije.
—Jay, cariño, todos tenemos debilidades, Dios sabe que la mía es el cheesecake. Si pones un cheesecake frente a mí y me dices que no puedo comerlo, ¡Santo cielo, te mataría por un bocado! Siempre tendré mi cheesecake.
—Lastimé a Evan, pero no fue mi intención —expresé.
—¡Hombre, me estás deprimiendo! ¿No te llamó antes de irse a Disneylandia? —preguntó Mitzi.
—Sí, pero nunca me perdonó. —Suspiré.
—Levanta ese trasero de la cama, ¡vamos a ver Mama Mia! —me dijo Mitzi.
—¿Por qué Mama Mia? —pregunté.
—Es Abba, ¡nadie puede estar molesto con la música de Abba! Si eso no es suficiente,
