Laura
—¿Laura, puedes oírme? —escuché que una voz me decía.
Lentamente, la luz comenzó a filtrarse mientras empezaba a abrir los ojos. Todo me parecía borroso, casi como si estuviera en algún tipo de burbuja.
—Ahí estás, bienvenida de nuevo —me habló la voz.
Podía escuchar sonidos de pitidos. ¿Dónde estoy? Recuerdo haber hablado con Austin… Oh, bien, ¿dónde está Austin?
—Cálmate, está bien. Estás en el hospital —me informó la voz.
—¿Hospital? —chillé. Mi garganta estaba tan seca.
—Sí, tuviste un ataque al corazón mientras conducías. Acabas de tener una operación —me explicó.
—¿Mi hijo? —susurré.
—Él está bien, no te preocupes —me tranquilizó.
Empecé a quedarme dormida de nuevo. La oscuridad volvía a apoderarse de mí.
—Necesitará rehabilitación cardíaca y algunos cambios en su es
