Keira Adam, Lizzy y yo llegamos a la entrada de coches de la casa de Laura, donde se celebraba hoy mi baby shower. Adam había estado actuando un poco extraño desde que Laura lo llamó esa mañana. —Déjame llevar a Liz adentro primero. Luego puedo volver y ayudarte —dijo Adam. —Adam, puedo caminar tres metros, no es gran cosa —le dije. Adam sonrió y dijo: —Me preocupo, ok, mi hijo te está fastidiando. Me acaricié la barriga y dije: —Sí, lo está. De tal palo, tal astilla. Sé que estás preocupado por mí. En serio, está bien. Saca a Lizzy y entraremos todos juntos. Luego me sentaré tan pronto como estemos dentro, ok —le dije, dándole un beso en los labios. —Ok, déjame llamar a mamá para que tenga una silla lista —me dijo, levantando el teléfono hacia su oído. Puse los ojos en blanco. Am

