Jamie —Vale, ¿cómo haces esto? ¿Simplemente te subes a la cinta de correr o algo? —le pregunté a Kevin cuando llegamos a su gimnasio. —Ah, no, cuando estoy enfadado, voy al saco de boxeo pesado —respondió Kevin. —Vale, muéstrame —le pedí. —¿Estás segura de que quieres hacer esto? No es agradable —preguntó, mirándome con seriedad. —¿Crees que solo me gustan las cosas bonitas? —crucé los brazos frente a mí. —No, eso no es lo que quiero decir. Sabes qué, vamos, ya verás —contestó Kevin, encogiéndose de hombros. Se dirigió hacia la parte trasera del gimnasio, donde colgaba el saco de boxeo. Se acercó a una unidad de pared y agarró guantes y un casco. —Te lo advertí —dijo mientras se ponía el casco y se ajustaba los guantes. Luego comenzó a hacer unos saltitos antes de ponerse en posici

