Jay Dios mío, las cosas estaban sucediendo rápidamente entre Evan y yo. Después de ver lo bien dotado que estaba Evan, podía que necesitar cambiarle el apodo de “florecita” a “semental”. —Mmm, creo que deberíamos ir a abrazarnos desnudos en mi habitación, florecita —le dije. —Tú y los apodos —Evan se rió. —Oye, estaba pensando en mejorar tu apodo, pero ahora tal vez no —fingí hacer un puchero. —¿En qué estabas pensando? —preguntó Evan. —Eso, querido, tendrás que averiguarlo —lo provoqué. Me levanté del sofá y lo tomé de la mano para que se pusiera de pie y me siguiera. Fuimos a mi habitación, y le agarré la cara para darle un beso de nuevo. Evan sujetó la mía y me besó de vuelta con igual pasión. —¡Wow, podría besarte todo el día! —jadeé al tomar aire. —Yo también —respondió Evan

