Evan Tomé mi teléfono para ver los mensajes sin leer de Jay. Ahora mismo no quería mirarlos. Necesitaba un poco de tiempo para mí. Mis hermanos y yo bajamos lentamente las escaleras desde el desván de la casa de la piscina. Vi a mi papá parado adentro, junto a la puerta. —Buenos días, chicos. ¿Cómo están las cabezas hoy? —preguntó. —Siento como si un camión me hubiera pasado por encima de la cabeza —se quejó Austin. —Necesito una aspirina —murmuró Adam. —Igual —asentí. —Bueno, ustedes le dieron duro a la botella anoche —soltó una carcajada. —Solo en nuestra casa eso tiene sentido —murmuró Austin. —Así que, su mamá piensa que ustedes estaban haciendo algo de unión fraternal con una acampada. Eso fue lo que le dije —comentó mi papá con una sonrisa. —Gracias, papá —agradeció Austin.

