Emma se sintió más nerviosa que nunca , pero hizo acopio de valor y respondió: — Necesito un analgésico, por eso vine a la habitación tuya Meredith, ¿podrías ayudarme?— respondió ella asomando su cabeza— no sabía que estabas con Benja. — ¡Bueno ya lo ves! ¡Estamos ocupados!— dijo Benjamin. Meredith puso una mano en el muslo de su hijo y respondió: — En el baño creo tener unos, ya los traigo. — Gracias, disculpen por interrumpir— dijo ella avergonzada. Benjamín la miró con desprecio y dijo: —¡Tu siempre tan inoportuna mujer inútil! ¡Deberías por lo menos darme un hijo! — No puedo embarazarme si duermes en otra habitación— se atrevió a refutar Emma. — ¡Ah vaya, está valiente hoy mi amada esposa y me ha contestado, necesitas una pasada de mano para aprendas a responder solo cuando s

