Pre Historia en Estudio

1677 Words
KENIA, ÁFRICA, ALGUNA VEZ EN EL TIEMPO PASADO En plena selva caucásica, los arboles inmensos, flora y fauna desconocida, para hoy en día y para la otras realidades, la realidad paralela y la realidad virtual. Un monstruo clava sus garras y tremendos colmillos cónicos en la corteza de un árbol gigante, húmedo, en cuyas ramas más altas, otro animal intenta trepar lo más alto posible, para salvarse de esa bestia, que inicia su ascenso. La presa sigue desesperada, sus pelos le llegan a la espalda, sus brazos también son fuertes, y tiene uñas que intenta clavar en las partes más blandas de la corteza, y pisa los gajos que se doblan pero no quiebran, consigue así, subir, mientras el pesado monstruo de cola larga, terrible bocaza con la que se ayuda, y las uñas que parecen pequeñas dagas, sigue, aferrándose para no caer, o resbalarse, en la mojada piel superior, del árbol. Es un cocodrilo de cuatro metros y medio de largo, avanza y avanza, y un individuo, ascendiente humano, le huye, avanzan ambos, se acorta el espacio entre cada uno, el hombre ha llegado a unas ramas gruesas y se aferra a otra rama a su altura y camina equilibrándose, casi colgado, avanza un metro, ya llega el cocodrilo próximo a él. Es un Kinyang, verde, joven y está con hambre. El individuo humano, alcanza las partes más delgadas de la rama, que se dobla y promete dejarlo resbalar, y él tiene que mantenerse como puede, aferrado a la rama de arriba. El cocodrilo, se aferra a la palca de la que sale la rama que sostiene al sapiens, y apretado al tronco para no caer, abre la boca y sus dientes se disponen a quebrarla y cierra de un impacto brutal, agarrando el tronco de la rama y le da un mordisco haciendo saltar al humano que ha tenido que prenderse de la rama de arriba pues en la que pisaba, ya está en la boca de la fiera africana, y dándose cuenta del salto de su presa, la azota y la rama cae, entonces se ha prendido con más fuerza, sube un metro y repite la mordida impactante, y quiebra la rama, por lo que el humano se viene abajo, y cae en la boca de la hembra que lo esperaba con su trompa abierta al máximo, y allí, es quebrado, reventado y engullido por la fiera que se lo acaba de tragar regando la sangre a borbotones, mientras el cocodrilo macho, ha girado y prendido del árbol, se deja resbalar y viene a tierra, llega al suelo y salta encima de lo que queda del humano y traga y mordisquea fieramente. Más allá, entre la arboleda densa, otras figuras humanas corren desesperadas, varias hembras y sus crías aferrados a sus espaldas, varios machos jóvenes, se abren paso entre la tribu, aterrorizados para escapar, por la enmarañada, de palos, troncos de siglos, casi petrificados, hojarasca y hojas y ramas verdísimas, enormes, que han completado su evolución, bejucos y lianas de toda laya, espinas y en fin, todo lo que podemos imaginarnos en términos de un naturaleza selvática de miles y cientos de miles de años, quizá algunos millones… la tribu, en silencio total, intenta mantenerse unida, y azotan al caer y se pierden entre la maleza, y los que siguen ahora han encontrado algunos árboles más fáciles de subir, pero por supuesto, más débiles a la ferocidad de los monstruos, como aquella pareja, que se viene encima, adelantándose a la manada, completamente deseosa de comer, que llega hasta sus presas y abren sus bocas y mandíbulas hasta lo más que pueden y agarran de piernas y pies, de brazos y cabeza, de muslos y troncos, a los sapiens, y los engullen desesperadamente, casi una treintena de ancestrales humanos, van cayendo en la voracidad de los cocodrilos de la especie Kinyang. — Sí, es una manada de Kinyang. – Asegura, un científico, alejando táctilmente en el aire, la pantalla inmensa como una pared flotante, de ellos hasta hacerla desaparecer —ahora estamos en el futuro actual — concluye. — Santo cielo… — expresar una mujer de uniforme, eran terribles, por Dios, que no hayan nunca más. — No se preocupe, nunca más habrán, nosotros no podríamos fabricarlos ni siquiera clonando las células madres de las especies más parecidas de la actualidad. —En qué año estaríamos, ahora, allí, en ese tiempo que vemos en pantalla… — Hay que analizar, estimamos viendo un rescate audiovisual, lógicamente, muy fuerte, que posiblemente ni las productoras más modernas de cine, podrían representarlo como hemos alcanzado con la súper consecución de estos mecanismos que ha producido nuestro amigo Arlon D., haciendo una inmersión perfecta en el pasado, al punto de llegar, a una realidad paralela. —Apaguen el equipamiento por favor – dice uno de los presentes. Cabalmente viene el señor Arlon D., no podemos revisar nuevamente hasta que se ordene por el concilio. — Está bien… fue impactante, estoy conmovida, estoy…miren ustedes hasta el momentos mis pelos como están. —Silencio… El director está con el señor Arlon ya en la sala… — Buenos días. – Dice Arlon D. — Buenos días, señoras y señores – dice el Director, aquí está el señor Arlon D. que trabajara con ustedes para analizar el esquema de inmersión a… — Por favor, está muy difícil entrar en ese tiempo, es terrible, no hay momentos de sosiego en esa selva. Con esas fieras que son cientos, en cada manada. — Sí… — Expresa el director. —Eran muchas, más que lo que hay e ganado vacuno en el planeta hoy en día. Es muy, muy terrible… pero hay ciertos lados del territorio, muy aptos para la vida de la especie sapiens y los caucásicos, y en esos espacios de tiempo, puede entrar la comitiva de explorers. Que dice usted estimado Arlon D. — Bien, digo, que no conviene, por ahora, por lo menos. Pero, podemos aproximarnos un buen tanto de millones de años, para llegar próximo a la humanidad tal como la conocemos ahora. — Qué bien, qué bien – dice el director. — Pero lamentablemente, son apenas dos o tres pares de docenas de esas fieras de la especie, que llegaron casi puras a ese tiempo. — ¿Tan pocos? No daría para estudiar mucho a esos antepasados… ¿de qué tiempo estamos hablando, señor Arlon? – interroga el director. — En plena Edad Media…mejor dicho, casi cerca al Renacimiento… — Qué belleza. Eso es muy próximo… — ¿Qué año aproximadamente? — 1359. — Uy, pero eso es ayer – Ríe complacida la joven y guapa mujer que hay allí. — Disculpe, ¿cómo debo llamarla? – dice el director, mientras Arlon, recién pone la vista en la científica más joven. — Carolina Böger, soy española-suiza, disculpen la intromisión. Soy en realidad, recién formada en esta profesión de VI o Video Intro inmersión. Fui enviada por… — No se moleste, tenemos sus datos ya. — Gracias. — Bien decía yo, que, en ese año de 1357, cabalmente, se registra en unos documentos medievales, la existencia de algunos individuos muy aparentados con la especie Kinyang. — ¿Y seguramente, el área de vida de esas bestias, era en plena Kenia, el lugar de la supuesta aparición de la especie? – interroga un joven científico, entre las siete personas que hay en la sala de Ciencia Ficción Operativa. — No, nada aproximado, por esos siglos muy contemporáneos para la especie, todos los cocodrilos del planeta, son los más próximos parientes de los actuales. — Entonces… ¿quiere decir que esas raras parejas, estaban en otros continentes más alejados o perdidos del planeta? — Nada de eso, en la misma Europa. — Por Santa María madre de Dios… — dice la joven española o mejor dicho suiza. — ¿Qué parte de Europa, en qué país, habrían selvas así por el siglo XIV (Catorce), para que hayan sobrevivido, siendo una especie tan frágil, para el modus vivendi animal de los últimos siglos después de la desaparición de los dinosaurios? — No te olvides que nuestros cocodrilos son saurios. — Sí claro, pero ellos… — Por favor, dejen acabar lo que les estaba enseñando, o mejor haciendo conocer. — Disculpe señor Arlon… — Bien…no hay selvas ni qué nada… esas parejas no vivían en lagos ni montes húmedos, ni de Suiza ni de Alemania ni de Rusia. — ¿Entonces, dónde? usted nos tiene intrigados, cada vez más. — Habitaban, en unos pantanos… — Ah solamente podía ser, pantanos… — Pero sucede, que no eran pantanos extraviados del continente europeo… — ¿Entonces? — Eran unos pantanos y ciénagas, efectivamente… pero… voy a encender, las imágenes – dice Arlon y enciende y aparece en la inmensa pantalla aérea… un fondo n***o y luego un amanecer y la imagen del sol naciente, se eleva y luego se aproxima a una paisaje rojizo, y allí abajo, se ven las aguas vibrantes de una laguna y unas ciénagas que se alejan hasta una pradera y la cámara les sigue, y se aproxima cada vez más hasta unas malezas altas…y ahí de pronto, las bocas de unas terribles fieras se abren y azotan el agua muy próxima al Drone que toma las imágenes que estamos viendo… son unos cocodrilos enormes que azotan la colas y luego, las hunden, mientras sus mandíbulas se golpean a sí mismas, desparramando agua por doquier, y cuando cae, aparece al fondo, una sombra, y los animales se sumergen y nadan casi a flor de agua, hacia esas siluetas, que la luz comienza a aclarar, hasta que va iluminando completamente y las siluetas se van perfilando independientemente, y la cámara va elevando y entonces, el sol ilumina quedamente y en ascenso, los bordes y detalles de la silueta completa de un… enorme y magnifico… castillo de la edad media. — Por Dios, no puedo creer lo que ven mis ojos. Dice Carolina… — Sí señores, es un castillo de la edad media, y las ciénagas por supuesto, su entorno de protección— concluye Arlon D.
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