|| Capítulo [02]: Traición... ||

2728 Words
Cleo no estaba para nada preparada para entrar en el apartamento, el taxi la había dejado allí hace unos siete minutos en los cuales ella no entraba al edificio. Solo se encontraba allí parada mirando la entrada, estaba cansada de todo y lo que más quería era solo acostarse en su cama para prepararse a ir a su otro trabajo. El viento frío de Noruega hizo que su piel tuviera escalofríos, la ropa la cual portaba no la estaba ayudando, en ese momento agradeció el hecho de no estar con una falda de oficina, hace mucho tiempo atrás que Lucas también se lo había prohibido haciendo que usará ropa holgada o que cubriera su cuerpo, Cleo no pudo evitar recordar cuando antes le gustaba usar ropa que mostraba su piel, extrañaba muchas cosas que antes no hacía por su pareja. Sus mejillas y sus labios delgados estaban teñidas de un leve rosa por la consecuencia de estar en la fría madrugada. Aunque no se sintiera preparada para entrar a su apartamento, debía de hacerlo si o si, Cleo entro al edificio con pasos lentos, sus tacones resonaban en el pasillo y se detuvieron cuando entro al ascensor marcando su piso correspondiente. Cuando llegó a su piso lo primero que hizo fue mirar la puerta desgastada y sin color de su apartamento, odiaba ese color verde. En el momento en que saco las llaves la puerta fue abierta dejando ver a Lucas sin camisa y con una bermuda un poco desgastada, en su rostro se podía apreciar la molestia y los celos. — ¿Qué acaso no querías entrar al apartamento o que? Te vi cuando te bajaste del taxi y te quedaste parada en la entrada del edificio. — Sus palabras solo hacían que Cloe se sintiera culpable y que se sintiera cansada, lo único que estaba en su mente eran las mismas palabras que siempre le decía a su pareja para dejar de pelear. — Perdón… Tenía que dejar listo unos trabajos para mañana y por eso me quedé en el trabajo, pero estaba tan cansada que me quedé dormida. — Lucas en ningún momento se había movido de su lugar para dejar pasar a Cleo y está lo había notado, pero este no escuchaba las cosas que le decía su novia, estaba enfurecido por lo que había pasado. — Claro, como te llame recordaste que tienes una pareja y un lugar en donde vivir, ¿No es así, Cleo?… — La mujer pálida que estaba al frente de él no podía creer las cosas que le estaba diciendo Lucas. — ¡De verdad que no puedo creer que hayas estado en tu trabajo a esta hora y con un compañero! — Cleo no quería seguir discutiendo, quería solo olvidar las cosas y descansar. — Lucas, perdón… Estaba trabajando y no era un compañero, era el guardia de seguridad que me dijo que ya me tenía que ir. — Ella intentó apartar a su pareja de la entrada, pero este no se movió. — Déjame entrar. — Le pide y este suelta un suspiro lleno de cansancio. — ¿¡De verdad crees que te voy a permitir entrar!?… — Cleo en ese momento lo que menos quería era que los vecinos se levantarán molestos por los gritos que estaba haciendo Lucas a esa hora, la vergüenza se apoderaba de ella. — ¿¡Después de lo que hiciste!?… ¡Tú no me amas! — Nuevamente la actuación de Lucas se hacía presente, Cleo sentía que no podía aguantar más. — Lucas, por favor… — Este únicamente soltó un bufido para luego cerrarle la puerta en el rostro a Cleo, de sus labios rosados soltó un suspiro tembloroso listo para soltar las lágrimas que estaba reteniendo, una de las puertas de sus vecinos se abrió. La mujer de cabello rizado no se tenía que voltear para saber quien era la persona que la estaba viendo. — ¿Otra vez, Cleo?… ¿Qué te había dicho la última vez? — La mujer de pálida piel voltea para mirar a su vecina de avanzada edad. — Perdón, señora Johnson… No volverá a pasar. — Una de las razones por la cual también se quería ir del lugar era que sus vecinos no eran tan buenos con ella, le incomodaba las miradas que le lanzaban. Su vecina no le dice nada, pero cierra con fuerza su puerta haciendo que Cleo soltará un suspiro de lo rendida que estaba por todo lo que estaba pasando. Saco nuevamente sus llaves metiéndola en la cerradura, por suerte Lucas no le había cerrado por completo la cerradura así que entró a su apartamento encontrando a su pareja acostada en su cama arropado con todas las sábanas. (…) 5:20 AM La ruidosa alarma del teléfono de Cleo sonó en todo el apartamento haciendo que está soltara un leve gruñido, aún sentía su cuerpo pesado y sentía frío porque Lucas anoche no le había cedido ninguna sábana, tampoco le había hablado haciendo que se sintiera mucho más culpable que antes. Lucas hacia el silencio de culpa, haciendo que Cleo tuviera ansiedad y se preguntará a cada rato como podía disculparse o que errores había cometido. Ella nunca había podido hacer eso a lo largo de su relación, siempre le hablaba de como se sentía o de lo que quería a futuro para ambos. Pero lo único que hacía él era hablarle de cosas inmaduras en dónde Cleo tenía que fingir que le interesaba lo que le decía y que lo apoyaba en todo. Cuando ella se levantó para quitar la alarma de su despertador noto que su cama estaba vacía, solo ella se encontraba allí durmiendo. Frunce su ceño y mira hacia todo el pequeño apartamento notando que nadie estaba allí, y tampoco estaba en el baño. Este último lugar lo supo porque noto que la luz estaba apagada y que no había ruido alguno, al menos agradecía por dentro que no tenía que prepararle desayuno a su pareja ante de irse. Cleo se levantó para comenzar a prepararse para aquella mañana en la que se sentía un tanto miserable, comenzó a quitarse su ropa para luego colocarla en una cesta dónde lo tendría que lavar en su único día libre que era domingo. Al terminar de ducharse comenzó alistarse con nuevamente un pantalón de oficina n***o, una camisa de vestir con botones blanca y una gabardina del mismo color del pantalón, nunca le habían gustado los sacos. Comenzó a colocarse uno de sus tacones, pero le faltaba uno. Frunció su ceño al notar que no lo encontraba en el closet y lo que menos quería era buscarlo debajo de la cama, soltó un suspiro al agacharse y encontrarlo, cuando lo saco de allí noto una caja de zapatos que estaba casi en el medio de la cama, tenía que tomar un palo un poco más largo para jalarlo hacia ella. ¿Debía o no debía?… Se mordió ligeramente su labio rosa, y busco algo para jalar aquella caja de zapatos. En realidad no esperaba encontrar nada allí, pero tampoco le gustaba el hecho de que todo estuviera desordenado y sucio. Al jalar la caja de zapatos sintió que estaba ligeramente pesada, pero no le tomo importancia porque sabía que podía encontrar basura dentro o algunas pertenencias de Lucas. Cuando la tuvo en sus manos estaba a nada de abrirla, de todo lo que podía estar adentro no se podía esperar a que fueran cosas suyas. — ¿Qué crees que haces? — La voz molesta de su pareja hizo que volteara justo a dónde se encontraba parada, este había llegado en el mejor de los momentos. En sus manos estaba una lata de café junto con unas galletas, Cleo frunce el ceño al notar que las únicas palabras que le había dedicado en toda la noche habían sido esas. — Encontré esto debajo de la cama, lo iba a tirar a la basura. — Lucas se había parado temprano para hacer las “paces” con su novia, claro que por dentro estaba más que molesto y quería nuevamente hacer lo mismo que hace un par de años atrás. Su pareja tenía el cabello castaño, pero con mechones rojizos en las puntas por su mal aplicación de tinte, él llegaba a pensar que su cabello un “tanto” desordenado le quedaba bien, pero a los ojos de Cleo le parecía horrible. Por los lados de su cabeza estaba rapado teniendo solo un degradado de la mitad del cabello hasta llegar tenerlo largo, ese corte tan desagradable se lo había hecho solo porque Lucas había visto una serie de la época de los 20 y él creyó que se vería bien en él. La pareja de Cleo dejo lo que estaba en sus manos en una mesita pequeña para luego caminar muy rápido a quitarle la caja de zapato a su novia, está lo mira confundida para luego levantarse y colocarse sus tacones. — Lo siento, lo vi allí abajo y pensé que la habías dejado allí tirada… — Ajá… — Es lo único que sale de la boca de Lucas, el ahora estaba dispuesto a tirar el contenido por el mismo. Pero en el momento en que se dio la vuelta chocó con la mesa que antes había colocado el café, dos cosas pasaron allí. La primera era que el café se había derramado en el suelo, lo segundo era que el contenido de la caja también estaba expandido por todo el lugar porque Lucas se había dado un fuerte golpe en su muslo. De la boca del hombre salían quejidos los cuales se podían escuchar en todo el lugar, Cleo se acerca hacia el suelo comenzando tomar los papeles regados, pero al tener uno en su mano noto que este tenía su nombre. “Para: Cleo Lombardi. De: Agencia de supermercado Josse.” Entre más cartas agarraba más leía que le habían pedido asistencia en muchas empresas las cuales pagaba bien, su rostro era de sorpresa, traición y decepción. Sintió como de sus manos las cartas eran tomadas con fuerza por parte de Lucas, este la miraba con temor. Cleo ya no lo podía soportar, necesitaba sacar toda la rabia que tenía acumulada, ya no le importaba llegar tarde a su trabajo ahora lo que más le importaba era enfrentar a Lucas de una vez por todas. — ¿¡Cómo te atreves a ocultar todo esto de mí, Lucas!? ¡Eran cosas privadas para ti, idiota! ¡Con esas ofertas de trabajo podía estar viendo en un lugar mejor que este basurero de mierda! — Cleo no lo aguanta y le soltó una gran cachetada en su rostro, esto hizo que nuevamente este soltará un quejido y soltará las cartas que le había quitado su novia, su rostro estaba volteado y su mejilla estaba roja por el golpe. — ¡Te he perdonado muchas cosas durante estos años! ¿¡Pero que hagas esto!? ¡¿En serio!? ¡Debes de estar demente si crees que voy a perdonar! — ¿¡Me echas la culpa todo a mí!? ¡Tú también tienes la culpa de llegar tarde y no revisar tu maldito correo! ¡Yo solo te estaba protegiendo de esas ofertar de trabajo, mereces más que eso! ¡Yo te he estado cuidado durante estos años, te he mantenido, y te he amado! ¿¡Es así como me pagas!? ¿¡Sacándome todo a la cara!? ¡Tú eres quien debería de disculparse conmigo y estar agradecida de lo que hago por ti, maldita, malagradecida! — De la boca de Lucas nada más salían puras idioteces en las cuales se intentaba excusar que lo llegarán a perdonar, pero Cleo estaba enojada con su novio por haberle ocultado todo esto. — Lárgate… — El de cabello teñido la mira sorprendida sintiendo un leve miedo pensando que toda su actuación había terminado y que ya no podía manipular a su novia. — No te quiero ver… — Lucas solo hace una mueca de disgusto y sale del pequeño apartamento cerrando la puerta principal con tanta fuerza que hizo retumbar las paredes. Cleo ya no podía estar más tiempo levantada, sentía que se iba a caer en cualquier momento porque se encontraba mal. Ella le había perdonado muchas cosas a su novio, pero que este la engañara de esta forma sabiendo que los dos necesitaban conseguir un buen trabajo para seguir adelante, era imperdonable. Las lágrimas comenzaron a caer con lentitud por sus ojos, estás eran del primer aviso de que se tenía que desalojar y allí comenzó con las que de verdad tenían un verdadero significado. Traición… Decepción… Engaño… Rabia… Tristeza… E impotencia… Seis sentimientos los cuales caminaban en una fila por todo su cuerpo haciéndola sentir miserable y sin ganas de hacer nada, se sentó al borde de la cama colocándose en posición fetal. Cleo no quería saber nada del mundo en ese momento, sintió el impulso de soltar sollozos audibles porque quería soltar algo más que lágrimas. (…) Sus ojos rojos se notaban a la distancia, su rostro al ser tan pálido también tenía leves marcas rojas por haber estado llorando todo el día. No pudo ir a su primer trabajo porque cada vez que dejaba de llorar nuevamente las ganas de llorar llegaban hacia ella, lamentablemente a causa de eso su jefe le pidió que no fuera más al trabajo porque ya estaba despedida. Cleo lo entendía, tenía que llevar unos documentos finales y no pudo hacerlo, en su rostro se encontraban unos lentes de sol para que nadie notará había estado llorando, cada veinte segundos de sus labios soltaba un suspiro intentando relajarse para no pensar en nada que la pudiera romper más. Claro que en el tiempo en que ella estaba en su apartamento sufriendo sola leyó la mitad de las cartas bajo su nombre (todas tenían su nombre), algunas habían sido de años atrás, otras de algunos pocos meses atrás… Y la única reciente era de hace dos meses, su desilusión cayó cuando noto que ninguna más había insistido en volver a mandar una carta y ella tampoco sería capaz de mandar una carta pidiendo disculpas por no responder, era estúpido. El autobús se detuvo en una pequeña empresa, está bajo para entrar en el edificio de su trabajo siendo saluda por los guardias. Cuando llegó a su piso algunas de sus compañeros la saludaron y otros la miraban sorprendidos por lo temprano que había llegado, cuando Cleo se sentó en su asiento prendió su computadora para comenzar a trabajar. — ¡Cleo Lombardi! — Su nombre había sonado en toda la oficina haciendo que está volteara aún teniendo sus lentes de sol oscuro, miraba a su jefe, el cual estaba reposado en el marco de la puerta de su despacho. — A mi oficina, por favor. — Ella asiente y no puede evitar sentir un peso en sus hombros, su mente no puede evitar pensar en lo peor. Sería despedida ahora también de esté trabajo, mientras ella se levantaba no podía evitar culpar al Karma sobre todo lo que le estaba pasando. Sus pasos eran lentos, sin querer seguir caminando sabiendo su final. También se preguntaba cuál había sido el mal que había cometido durante estos años para que el Karma fuera así con ella, incluso llegó a creer en su vida pasada en ella había cometido el peor de los actos. — (Si… Eso debe de ser… Hice algo malo en mi vida pasada.) — Pensaba la pobre mujer entrando al despacho y cerraba la puerta detrás de ella, para mirar a su jefe, quien estaba sentado en la silla de su escritorio. — ¿Si, señor?… — El hombre al frente de ella suelta un suspiro para luego al subir su mirada verla con los lentes de sol hizo fruncir su ceño, nunca la había visto de esa manera. ― ¿Qué te paso, Cloe? ¿Por qué tienes lentes de sol?… — El cuerpo de ella se tensó sin saber que decirle, tampoco se lo quería quitar porque vería que estaba llorando. — Quiero que te quites esos lentes ahora, Cleo… — La mujer trago saliva al escuchar la petición de su jefe y como este se levantaba quedando a dos metros frente a ella. — Cloe… — Vuelve a llamarla.
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