El beso se intensificó un poco más, llegando a Ithiel a tomarme en brazos y llevarme hacia alguna de las habitaciones que estaban en esa planta. Su desesperación me demostró que tanto como yo, él también lo había estado queriendo desde hace un tiempo. En la habitación, me dejó con los pies sobre el piso y se encargó de ponerle pestillo a la puerta para evitar que nos interrumpieran. La sonrisa que tenía delataba que estaba disfrutando todo esto e Ithiel lo sabía y también estaba segura de que él lo disfrutaba como yo, pues sus besos me lo dejaban muy claro, estaban cargados de un deseo exasperante y muy, pero muy etéreo.
—¿Quieres que te folle?— yo asentí mirándolo su mirada me estaba desnudando completa. —Te follaré tan duro que no sentirás tus piernas mañana.
Sus labios me besaron una
