Celeste no pudo dormir bien durante todo el fin de semana. Cada noche, cuando Zeus se iba a dormir, ella permanecía despierta y pensaba en sus palabras. "Yo no tengo papi", resonaba en su mente. No pudo evitar sentirse mal por su hijo. Cuando era más joven, se prometió a sí misma que le daría a su futuro hijo una familia completa y toda la felicidad del mundo. Ella quiere darle lo que nunca tuvo: una familia feliz. Pero, esa fue una hazaña más difícil de lo que imaginaba. Con Zeus sin conocer a su padre, siempre habría un gran agujero en su corazón. Celeste también recordó el consejo de Daniela: que tal vez debería decirle la verdad a Zeth. Pero, de nuevo, era más fácil decirlo que hacerlo. —¿Celeste? —dijo Jane, sacándola de su trance. Rápidamente enderezó la espalda y miró atentame

